miércoles, 31 de octubre de 2012

EL PP DE CÁRTAMA HACE AGUAS


REMITIDO

            Más que popular podría decirse, a tenor  de lo que se oye por las calles,  impopular porque, no nos engañemos, un partido político es al pueblo lo que sea y proyecte su cabeza de lista, su mandamás, en este caso “mamandasa”, Leonor García Juli, quien en Cártama, políticamente está más ajada  que el sombrero de fieltro de un manijero  de siega en el mes de agosto.

            La verdad es que repasando objetivamente  sus luces para la gestión pública,  desde  que abandonó los pleitos para dedicarse a la política lugareña, sus actuaciones no han podido ser  más onerosas para los intereses del lugar.

            Salvo el Certamen Internacional de Rapsodas, José González Marín, que por cierto no fue idea suya, nada grato de ella queda  al recuerdo; ni del tripartito  con el que cogobernó,no  elegidos por el pueblo sino colados de rondón al mandoneo (dios, íbamos a decir mangoneo) por la puerta falsa de una moción de censura; si algo queda en la memoria de  su  mandamaduría (es el palabro adecuado), se trata de  cosas  deplorables que no  son de este momento rememorar ; tiempo habrá porque, el entredicho, tiene tela que cortar.

            Con lo que antecede  no intentamos, Dios nos libre de ello, dar coba a ningún otro partido integrante de la Corporación Municipal (no es nuestro estilo), ni mucho menos insinuar, sino todo lo contrario, que el PP de Cártama  no cuente con personas cualificadas para asumir responsabilidades de gobierno, y  que por tanto puedan sustituir con ventaja sideral a la señora Leo; conste esto.  Pero es que, doña Leo a la hora de quitarse de  su vera  a quien pueda hacerle sombra, se pinta sola en sepia. Está visto y comprobado; ¡ya ven que sí!.

jueves, 25 de octubre de 2012

HISTORIA DE CÁRTAMA (2)


                              
                          MANUEL RODRIGUEZ BERLANGA

                    SU RELACIÓN CON CÁRTAMA (A)


            Tanto desde Málaga, antes, como desde  su retiro en Alhaurín el Grande, después, Manuel Rodríguez Berlanga solía desplazarse a Cártama, cuyo municipio literalmente pateó  prospectando sus escondidos tesoros arqueológicos  --especialmente moros y romanos (erróneamente mantuvo que Cártama no tenía significación prehistórica)--y,  a él, debemos  algunos hallazgos muy importantes y sugerentes para el conocimiento de nuestra historia,  de cuya existencia, dejó constancia  en celebrados  y definitivos escritos  como, “Estudios Romanos”, publicados primero en el Diario catalán “La Razón” en 1.861, y editado después en la  Imprenta Manuel Galiano de Madrid.


            De especial interés  era el plano y estudio sobre el mosaico que acababa de encontrar en Cártama  el Coronel Luján, con la representación de los “Trabajos de Hércules” que fueron llevados a la finca Loring de Málaga, del que Berlanga (beneficiando así a  Cártama y su enjundia histórica  fuera de España) envió  planos  a  sus colegas de Berlín, los que, para sus artículos, (Artichitá.V. Monumenti  romani in An dalusía”) recogió  Emil Hübner  (1), los cuales aparecieron  en el “Bulletino dell´ Instituto di Corrispondenza  Archeológica per  l´anno” 1.861 pgnas. 169-171, y  “Musaico di Cártama” en “Annali dell´Instituto di Correspondenza Archeológica XXXIV”, 1.862, pagnas 288-290, para cuyas interpretaciones mitológicas ofreció Berlanga muy rigurosas aportaciones. Y, además de los antes indicados, el trabajo se completa con un erudito recorrido por los autores que hablaron de las antigüedades de Cártama y con la transcripción de una serie de inscripciones inéditas, cuales son las que aporto en mi libro “Cártama histórica El Juglar y la Virgen Peregrina”,   referida  a la más que probable --para mi certeza intelectual y moral total, y  más, con las últimas referencias obtenidas-- vinculación por nacencia en Cártama de Claudia Prócula, esposa de Pilatos, que sin duda conoció a Jesús --probablemente en casa del Centurión de Cafarnaún   malagueño (como ella), éste turdetano enrolado en las huestes romanas, como otros riberos, según Alfonso Canales en la Revista Jábega--, a la Virgen María, de  cuyo Hijo, ella  fue la única abogado que tuvo ante su propio esposo, Pilatos: “No hagas daño a ese Justo que esta noche he sufrido en sueños por El” (San Mateos, 19, cito de memoria).
            Por cierto, y dicho de paso, mi antes citado libro “...El Juglar y la Virgen Peregrina, ha merecido de críticos de literatura ser considerado como el mejor en su temática, publicado en Andalucía de cinco años a esta parte “imprescindible para quienes quieran conocer con objetividad y rigor la historia de Cártama desde la prehistoria a nuestros días y su intrahistoria, orlado con la más preciosa cantiga mariana no fabulada, sino de carne y hueso de la historia de España, con el hecho  insólito de que a través de su peregrinar por  las ciudades y pueblos de todas las repúblicas de  América del Sur y del Centro, éstas se hermanaron con Cártama, donándole a La Virgen cartameña sus enseñas nacionales para que ornaran los muros de su templo en señal de devoción y fraternidad con España...”

             Ante ello, y en vista de la crisis  que nos atenaza, el autor, servidor de ustedes, adecua su precio al mero  costo, mas gastos de envío, para pedidos directos a mi correo electrónico ¿en librerías se carga, lógicamente,  el gasto comercial, fbaqueroluque@hotmail.com”, y dirección postal, Francisco Baquero Luque, calle González Marin, 61,1, 1º , 29570, CARTAMA ¿Málaga?

            En la próxima entrega volveremos de lleno a la relación de Rodríguez Berlanga con Cártama, con especial significación de los baños agarenos y romanos de Almotaje  descubiertos por él, y posterior fielato de la seda, así como consideraciones históricas del Peñoncillo y  las hazas de su entorno, Rincón con su puerto fluvial, Balbuena, Carrión, etc.


HISTORIA DE CÁRTAMA


                 CÁRTAMA Y RODRIGUEZ BERLANGA

                                                    EL PERSONAJE

           Antes de entrar a definir lo que en su amplia labor investigadora dejó concretado sobre los vestigios arqueológicos que en sus varias visitas a Cártama descubrió en ésta, procede que dediquemos al  insigne científico, al menos una  sucinta  semblanza. Fue un gran amigo de Cártama a la que, como ampliaremos más adelante visito con frecuencia  y fue objeto de sus investigaciones arqueológicas, sobre lo que abundaremos en la segunda parte de este trabajo.

            Aunque nació  en Ceuta (1.825), muy pronto se trasladó con sus padres a Málaga; bachillerato en el Seminario Conciliar, y licenciatura posterior en la Facultad de Derecho de Granada para, de inmediato, incorporarse al Colegio de Abogados de Málaga en 1.850. Viajó por muchos países en virtud de su pasión científica, permaneciendo periodos de tiempo afincado en varios de ellos. Los últimos  años de su vida los pasó  en el acogedor y  vecino pueblo de Alhaurín el Grande, en donde todo lo bueno es acogido, valorado y honrado (un ejemplo que  establece paradoja con Cártama: José González Marín. En Alhaurín  murió (1.909) y está enterrado Manuel Rodríguez Berlanga.

            Según un catálogo bibliográfico que la concejalía de Cultura de Alhaurín el Grande editó con motivo del 150 aniversario de su personaje adoptivo, que firma el historiador,  Víctor Gallero Galván se recoge: “Rodriguez Berlanga  fue una personalidad singular e inclasificable dentro de la erudición decimonónica española. Andaluz desabrido, censor de falsarios, delator de aduladores, adalid de la crítica histórica, europeísta convencido, perseguidor de “topolatrías”... su obra es sinónimo de independencia de juicio, pasión por el saber y perseverancia en el estudio, logrando con su esfuerzo abrir nuevos caminos hacia el estatuto científico del Eumanismo, la Epigrafíala Numismática y la Historia”.  

            Unas circunstancias azarosas puso en sus manos  las tablas que contienen la Lex Flavia Malacitana,  descubierta en 1.851 en un tejar del Ejido, que como otras tantas reliquias del pasado  se salvó de la destrucción milagrosamente. Estas tablas en bronce, fueron  adquiridas por el mecenas malagueño Marqués de Casa Loring, Jorge Loting Oyarzabal. Rodrigiuez Berlanga hizo la primera traducción y estudio sobre ellas.

            Fue muy elogiada en ensayos  especializados y revistas  (Mainake y Jábega 27-1979) la aportación sobre dichos bronces  de un ilustre erudito cartameño, prematuramente fallecido: Miguel del Pino Roldán, intitulada “Nueva traducción de la Lex Flavia Malacitana”. Hermano  de Miguel, es Francisco del Pino Roldán, profesor de Geografía e Historia en el Instituto de Vélez Málaga (ciudad en donde la Corporación Municipal le ha dedicado una calle)  que también tiene escrito un magnífico libro sobre nuestro pueblo: “La Villa de Cártama (referencias literarias en prosa y verso).

            Para terminar esta breve semblanza de Manuel Rodríguez Berlanga ponderando la universalidad de su saber, digamos que  pertenecía a la Real Academia de la Historia de Madrid, a la Sociedad Arqueológica de Berlín,  a la Real Academia de Ciencias de Turín, , a la Sociedad de Anticuarios de Newcastle, a la de Anticuario de Copenhague, a las Academias de Roma, Viena; Bruselas, a la de Ciencias de Lisboa, a la de las Buenas Letras de Barcelona, y, pos sus aportaciones científicas en 1.853 se le  concedió la Gran Cruz de la Orden de Isabel la Católica 1.887) y,  en noviembre de  de 1.864, la Encomienda de Carlos III. Prusia le otorgó  la condecoración de caballero de la Real Corona Prusiana. Este ceutí, malagueño, laurino y cartameño por cercanía afectiva,  merece de nosotros un homenaje y, a su obra y  ciencia. (SEGUIRÁ: "SU RELACIÓN CIENTÍFICA CON CÁRTAMA)

miércoles, 24 de octubre de 2012

RELATOS BREVES


      EL ALMUERZO, UN RITO DE ANTAÑO

A “Paquito Pupilo” y su hermano “Miguelón”, braceros y amigos fraternales,   que hubieron  de emigrar para  vivir y morir con añoranzas  del terruño sureño, en las frías y brumosas tierras del norte.

 ***                                                                    
            Las campanas de la Ermita serrana (con las parroquiales, fueron antaño reloj de jornaleros y pobres),   anunciaban otrora con sus angelicales arpegios metálicos que eran las doce, que el día horario se había partido en dos y, había llegado en los campos labrantíos la hora del  almuerzo. Los campesinos ya tenían volteada media jornada en su dura faena.

            Por las  veredas,  angosturas y sendas de herraduras, bajaban puntualmente hacia la vega  una goteada  procesionaria de mujeres y chavales que iban a llevarle la comida a esposos o padres. 

             Colgado del hombro con un ramal de esparto o pita  ad hoc,  llevaban el canasto de cañas y olivo; dentro de él  el pan moreno, la fiambrerilla  con tomates y papas fritas, o pimientos fritos  guarnecidos con un huevo, o unas manecillas  de boquerones, jureles o, cosa parecida, de lo que debía dejar algo para la hora de la merienda, y como postre, a veces, una batata cocida, cuando no naranjas cajeles o calabacitas, o un puñado de higos prensados, a lo que se le solía sumar  alguna granada o melón si se estaba en  la estación  de estos frutos .

            En la mano del lado contrario, cogida con un trozo de guita gruesa  amarrada a las asas, la olla con cazuela de papas, de fideos o de arroz claro, casi nunca con carne (eran los años de la “churripampa”. Sentados en algún terrón o en el jato de la bestia, yantaban el contenido de la olla y el canasto, para después, sacar tabaco de picadura, librito Bambú, “mistero” de ruedecilla y mecha para líar  un cigarro. Y cumplida una hora de “comida” se reanudaba la áspera tarea, dividida en dos reveso, y dar de mano casi poniéndose el sol. Este era el yantar  de los ascéticos  jornaleros de posguerra, con  jornadas de sol a sol, cual era costumbre consuetudinaria, hasta que Franco en el Fuero de los Trabajadores, la implantó de 8 y 6 horas, según lo duro de la faena.

Dentro de lo anedóctico, aquel niño oyó la noche antes que su madre le decía a su padre: "Mañana te voy a mandar cazuela de papas con carne; la vecina me ha regalado un cacho de lomo y con él voy a hacer una cazuela para tí, que trabajas mucho.El niño le llevó al día siguiente el canasto y la olla, y durante el trayecto se acordó de la carne  que la tentación irrefrenable  y el hambre, le indujo a comérsela". El padre cuando abrió la olla y vio que no había carne bramó. El niño para defender a su madre quiso arreglar la cosa de esta guisa: "Padre es que por el camino me he caído y se ha volcado la olla, y lo único que he podido recoger es el caldo..."

            Cuando aquellas abnegadas  mujeres volvían a casa, ya los pequeños habían dado cuenta del almuerzo que les dejó preparado, tomaba ella un piscolabis, y les lavaba cara y manos para en cuanto las campanas tocaran a vísperas, din din, din don..., ponerle en la mano pizarra con pizarrín, el Catón y la Enciclopedia Álvarez y... “venga a correr y no llegar  tarde a la escuela que os tenéis que hacer hombres de provecho” Y uno viendo los pros y los contras se pregunta: ¿De provecho para quien es el saber de los pobres?  

            Así de dura era aquella época de postguerra para mayores y niños, pero no sabíamos que era la droga, conocíamos el nombre del vecino y lo respetábamos como a los padres, no sentíamos miedo salvo a las pesadillas, las “bichas” y los “tíos mantequitas”;  si nos sobraba en el bolsillo una perrachica (5 ctmos de peseta) que nos diera la madre para alguna chuchería sabíamos desprendernos de ella si algún pobre  suplicaba  “niño..., una limosnita por Dios”; que pena sentíamos cuando por no tener un puto céntimo teníamos  que contestar al anhelante pobre: "Hermano, perdone por Dios..." , y más sentimiento sentíamos ante la sonrisa resignada y comprensiva de aquel desafortunado ser, al que en todo caso le dábamos un apretón en el brazo. 

           No sabíamos que eran los derechos humanos porque casi todos los humanos caminaban derechos; sabíamos jugar con los animales y hacernos con herramientas bastas nuestras propias carretitas y camionetitas para jugar  (no tenían nuestros padres  dinero para juguetes, a veces ni para zapatos), rezábamos la oración de la noche y de la mañana con nuestras madres, y, para terminar hoy un tema que es  interminable, desde niño el ejemplo que recibíamos de los mayores era que la honestidad es el mayor orgullo de la persona humana y la mentira una maldición.

             Hoy,  una esperanza: El retorno de la verdadera vida, simple como una gota de lluvia, limpia como un cielo de abril, leve como la brisa de la mañana, pan y justicia.

             Y, mañana será otro día, D. M.

domingo, 21 de octubre de 2012

MINIRRELATOS (LIBRO EN CONSTRUCCIÓN)


                                     SEQUÍA Y LLUVIA SOBRE LOS CAMPOS

            Aquel año, lo avanzado del otoño hacía temer al campesino que a la llegada del  verano “no se iba a poner era”, y ello sellaba en su cara  un rictus  de desasosiego y preocupación. Pese a que durante toda una semana la luna llevaba cerco, señal, según la atávica experiencia, de que la lluvia estaba próxima,  los días pasaban sin que los resecos terrones se mojaran, y lo avanzado de la estación  de las siembras tempranas (cebadas, alcaceles para pastos que evitan comprar piensos, arbejas, yeros, altramuces, etc) preocupaba   al hombre del campo que no preñaran las besanas, en donde residen las  promesas  de panes  y esperanzas de vida.

            Pero el agricultor vio como, aunque tardías, las lluvias bajaron de los cielos, “calaeras”,  en millones de   filamentos verticales,  que de inmediato al besar la faz de la tierra movilizaba miriadas  de pajarillos que, exultantes  y gorjeando, bendecían la mojada tierra en vuelos rasantes.  La cara del labriego se tornó jovial y eufórica.

            Apenas dos días después de escampar,  los campos labrantíos  eran un hervidero de yuntas abriendo besanas y amelgando barbechos ya esponjados y atemperados en donde, pintadas, o a voleo, el terruñero  iba esparciendo las semillas  que pronto serían mantas verdes sobre el marrón de los campos.

  


MINIRRELATOS




                                   CARTAMEÑOS POR TIERRA SANTA

            Días atrás, un grupo de unos treinta cartameños, integrantes de las dos parroquias locales, acompañados de sus  párrocos han peregrinado  a Tierra Santa, legendaria geografía  surcada de  sendas que hoyaron, 2.000  años ha,  las sandalias y callados del Mesías y sus apóstoles, sementeros  entre sus gentes de palabras que fueron  bálsamos para las heridas de los afligidos y descorazonados y, lo siguen siendo hoy en cuantos  invocan a aquel espíritu celestial, el Príncipe de la Luz y de la Paz. 

            Mi amigo Juan Martín Sánchez y su esposa,  Reme, han tenido la gentileza de traernos a mi mujer y a mí  una ramita  del Huerto  de los Olivos; quién sabe si del mismo árbol bajo cuya fronda veló Jesús el sueño de sus discípulos. Parece mentira cuántas sugerencias despierta una mera brizna vegetal en un alma que desde la lejanía física está tan cerca a través del  evangelio de aquella tierra plagada de topónimos que sugieren pasajes salvificos: Nazaret, Jerusalén,  Samaria, Tiberiades,   Galilea, Betsaida, Belén --hacia donde, según Rubén Darío, camina desde hace 21 siglos la caravana humana--, Betania, Nain... todo el esplendor de la belleza semántica.

            Más, nosotros con embrutecidos sentidos miramos hacia la Luz y nada vemos, prestamos oídos  y  no oímos, extendemos nuestras manos al infinito y nada palpamos, no nos importa cuánto, abriendo el alma,  puede decir una simple  hebra del olivo bajo el que  rezó y lloró la Bondad Sublime hecha hombre,  nos rociarían  con incienso divino  y nada oleríamos en estos pragmáticos tiempos, nos visitaría el Amor y le preguntaríamos preventivos a que partido pertenece, ni apreciaríamos los mensajes  de paz y amor  que enuncian los arpegios de su cítara.

     Sin embargo, la historia lo demuestra incontrovertiblemente, Él es el Camino, la Verdad y la Vida.

viernes, 19 de octubre de 2012

LOS POLÍTICOS PREOCUPACIÓN NACIONAL


¿PARA QUE SIRVE EL PP DE LEONOR?

            Vaya por delante un escueto enunciado  etimológico del término  democracia: Del griego, demokratia, formada por demo (pueblo), y kratos (autoridad). En este sentido, según consagrados analistas políticos,  la autoridad está para servir al pueblo, tanto colectiva como individualmente. Es un deber inexcusable de todo mandatario que se tenga por demócrata,  pero por desgracia, actualmente sobreabundan los casos en  los que  el poder (la autoridad) transita por caminos que divergen de este bello  postulado. En Cártama  tenemos un ejemplo más o menos ostensible en la cúspide del PP, en especial su presidenta, Leonor García Agua, en oposición, como lo estuvo  siempre porque sólo gobernó media legislatura como resultado de una moción de censura abisagrada.
  
            En, efecto,  en un sistema democrático, todas las miradas de la ciudadanía suelen estar pendientes de los actos de los políticos que gobiernan, a los que, muchas veces, se les exigen resultados muy por encima de los medios con que cuentan, si bien en otras los dilapidan por irresponsabilidad ó ineptitud.

            Por el contrario,  los políticos de la oposición, que por no asumir  responsabilidades directas de  gobierno  tienen unas obligaciones más  relajadas, gozan también de  una   mayor libertad de acción, que en puridad debe traducirse en una mayor atención a todos los ciudadanos sin jamás sin jamás  practicar acepción de personas ni venganzas por acción u omisión. Esto es lo que no son  capaces de asumir, ni quizás siquiera de comprender, la mentada cúspide del PP en Cártama, cuya actividad se ciñe a una política en  círculo cerrado, de covachuela excluyente, cada vez más de culo al pueblo, salvo cuando aprovecha algún suceso puntual apara hacerse la “foto”.  Por eso, doña Leonor no ha ganado ni unas de las elecciones a las que se ha postulado por méritos propios. Eso sí, se ha acomodado en ese refugio pecatorum que es la Diputación Provincial.

            La mentira, si es acto deplorable en toda persona humana, en el político, cuya conducta debe ser siempre ejemplarizante,   destruye. 

La palabra es un don divino que nos diferencia de los animales, y  la mentira la prostituye y nos rebaja a categoría  inferior. Por algo, las encuestas  insisten en que los políticos (con las naturales excepciones, que son muchas) constituyen el tercer problema del pueblo detrás del paro y la crisis. Hoy por hoy, son otra “crisis”, y, según todos los comentaristas, origen del resto de ellas.

RECOVECOS DE NUESTRA HISTORIA


                                                                                     

                                 PERSONAJES CARTAMEÑOS OLVIDADOS

JOSE ALARCÓN LUJAN  (hijo de Cristóbal Alarcón Messa) nació en Cártama, casa solariega de sus padres (casa Parrao), el 23 de enero 1821, y  murió también en Cártama el 14 de noviembre  de 1.821.
            --Alcalde Mayor de Málaga
            --Diputado a Cortes
            --Gran Cruz de Isabel la Católica, el único cartameño que, con González Marín, han ostentando esta condecoración en honra para Cártama.
            --Académico de la Real Academia de Bellas Artes de San Telmo (24 octub. 1.881), como también loo fue después otro cartameño, José González Marín.
            --Fundador del Orfanato “Gota de Leche” en Málaga.
            --Se retiró su lápida de la Iglesia por decisión del párroco.
            --En Málaga adquirió un notable prestigio este cartameño al ocupar la alcaldía en diversas ocasiones entre 1.876 y 1.881.
            --Intervino en el proyecto de calle Larios, que ianuguró Sebastían Souvirón (esposo de su sobrina Adelaida Rubio Alarcón), afrontó el emplazamiento de algunos jardines y  no se  le puede negar su sentido reformista en el ámbito urbanístico. Además, Alarcón Luján cautivó al Rey Alfonso XII durante su visita a la ciudad en 1.877. Al realizarse  el trazado de calle Larios la ciudad perpetuó su memoria dándole  el nombre Alarcón Luján (que aún conserva) a la antigua calle de Pescadores.
            --Muere el 13 de septiembre de 1.902 en Cártama, su ciudad natal.
            --Amigo personal de Antonio Cánovas del Castillo.
            --En el despacho del Alcalde de Málaga existe un cuadro detrás de su mesa conmemorando la visita que el Rey  Alfonso XII hizo a la ciudad, en el que figura el recibimiento en el puerto por parte del alcalde, D. José Alarcón Luján.
            --Casó con Teresa Herrera y Andrés Cardenal el 13 mayo 1.858 en la Iglesia de San Pedro de Cártama. Teresa nació el día 2 octubre 1.829 en La Habana (Cuba). Murió el 14 de noviembre en Cártama.


El matrimonio tuvo los siguientes hijos.-

            --María de Los Remedios de  Alarcón y Herrera, n. el 22 mayo 1.858 y murió el 20 de mayo de 1.938.
            --Concepción, nació 15 noviembre  1.860, m. 6 marzo 1.946.
            --Fernando Alarcón y Herera, 1.863. M. 11 febrero 1.887 en Málaga.
            --Josefa, nació 14 abril  1.865  y  murió  27 diciembre 1.927.
            --Francisco, n.  30 julio 1.867 en Málaga
            --Juan Alarcón y Herrera. N. 1.869 y murió octubre 1.895
            --Soledad, n. 14 septiembre 1.870 y m. 18 abril 1-906.
            --Las hijas de Alarcón Lujan entraron en la leyenda al cantarla el pueblo de la siguiente forma entre otras:
            --Señor Alcalde mayor / no prenda  a los ladrones / que tiene usted unas hijas / que roban los corazones.
            --La Corporación presidida por Félix Hidalgo Santana rotuló la plaza en que se ubica el Pilar Arriba con el nombre de “María,  Concha (concepción), Josefa y Soledad” aludiendo a la copla popular. Pero en la democracia estos nombres fueron quitados invocando las lumbreras “democráticas” que eran nombres de fachas. Sin comentarios.

domingo, 14 de octubre de 2012

EL RELATO BREVE DE HOY


                                           EL “HUEVÚO” Y LOS POLÍTICOS  (AS)


            Uno de los atributos que los varones suelen llevar entre las piernas, aquel bercero callejero lo llevaba abultadamente  montado sobre uno de sus muslos. La causa del fenómeno todo quisque barruntaba,  pero nadie la sabía a ciencia cierta, razón por la que el común de las gentes le llamaba simplemente, “el bercero huevúo”.

            Era aparcero de un pequeño huerto de regadío de cómo dos fanegas,  en donde personalmente cultivaba toda clase de verduras  de estaciones.

            Cada día, a las del alba, lloviera o tiritara el verbo si era invierno,  más llevadero si  verano,   enjaezaba su mula con el aparejo y, sobre éste, un serón de esparto con profundos cujones que en tandas de variedades hortícolas los llenaba  para venderlas callejeando  por el pueblo.

            Se sabía que la gente del consistorio lo traía  frito a impuestos, que le eran cobrados en plena calle a tenor del precio total de la mercancía según el aforo hecho por el práctico municipal, a la vez romanero de los arbitrios de usos y consumos.

            El bondadoso  bercero, pese a la indama que sentía contra  la plebe edilicia por su voracidad recaudatoria, no se atrevía a  vocearlo (¡menudos son los mandamases!) pero, por bajinis, se le solía  oír: Y yo trabajando día y noche, bregando con la dura tierra, con las lagartas, el gusano gris, el mildeu, el tizón, etc, para  cada día tener  que entregar parte del fruto de mis sudores a estos  vagos, que no hacen ni el huevo sino arruinarnos, estos arrimaos  de lipendi a la olla de la sopa boba, y otros etcéteras que mejor es no reproducirlos. Si el bercero hubiera vivido estos tiempos de nuestra España, en do la mentira, la trola, la corrupción de hechos y de conceptos lo invade todo ¿qué hubiese dicho?  

            Pero la cosa parece que viene de lejos y no se vislumbran propósitos de enmienda. Ya  en los tiempos Bíblicos,  un autor recoge una escena concordante con lo que expongo: A Pilatos, que juzgada al dulce Jesús, se le quedó fija una frase de Él  “yo he venido al mundo para dar testimonio de la verdad...” Pilatos, político, se preguntaba  quien podría ser aquel justo al que debía condenar a muerte  ¿un iluso, ¿un loco? ,  ¿un soñador?... Él (Pilatos), sabía por experiencia que no es posible gobernar y vencer en política sin el engaño, el fraude y la mentira, y así, con ese escepticismo propio de muchos políticos de las  sociedades decadentes, exclamó: “Y qué es la verdad”.

            Pilatos no se había enterado --sí, su mujer, Claudia Prócula, nacida en Cartima (Cártama actual)--, que el Reo había dicho “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida”. El tiempo ha demostrado lo real de lo que aseveraban  ambos.

            Volviendo al bercero, sus pregones callejeros con voz aguardentosa y cansina  durante el recorrido  una y otra vez por las empedradas, cuando no terrizas, calles del lugar, llevando tras de sí su sumisa y abnegada mula castaña cuyo cabestro él llevaba terciado por los hombros cabe la nuca, andando parsimoniosamente, “huevo” (o lo que fuera) en ristre, era de esta guisa:

            Amas, llevo coles empellá, lechugas oreja mula y mininas del terreno, acelgas, rabanitos de entre alfalfas, batatas California y blancas para cocidas o asadas, papas orondas y, overas para engañar al vino, coliflores, cebollas y cebolletas, yerbabuena, aceitunas pa partir (en eso se acordó de los políticos y sus impuestos) y, en un lapsos mental, seguía: Amas, llevo políticos mauros y como las verduras, doy dos por el precio de uno...




NOTA: Probablemente el siguiente artículo esté dedicado a una significada concejala del Ayuntamiento de Cártama porque, ¿a quien que le apuñalen no  le sangra y duele  la herida?

sábado, 13 de octubre de 2012

OFRENDA LITERARIA


NOTA PREVIA: Estos minirelatos literarios forman parte del contenido  de un pequeño libro que, con el mismo título, preparo, al tiempo que el ya muy avanzado, “ECOS DE LA ALHÓNDIGA”, también relatos y cuentos que tratan de recoger  (D.M) aquella profunda cultura campesina, ya desaparecida (como casi la propia agricultura), de hombres enraizados en la tierra,  amigos del sol, de las sembraduras en sementeras  otoñales, de las barcinas y  trillas acompasados con cantes de  temporeras, de los arcos iris  al escampar las bruscas que   temperan los campos .  

Algunos de ellos ya han sido publicados en el periódico digital, “El Aguijón”, pero no  se volverán a insertar por cosas de la política, ¡ah los políticos!  Por 47.000.000 de habitantes anda España y dicen que hay 450.000 políticos, o sea, uno por cada 100 habitantes de media; basta que a su cabeza se ponga cualquier Atila para  que esta caterva, en su mayoría indigentes intelectuales disidentes de la ética (y de la estética),  arrasen España, que es lo que están haciendo.

                                                               ***


                                                  MINIRELATOS

                               A mi amigo bueno,  José Juan Bedoya.

                                                   I

                                     El chopo de la ribera

         Conservo aún en mi vieja  memoria   aquellos ocasos estivales vividos a la vera del Guadalhorce. Dulces recuerdos de mieles juveniles. En la estación de la armonía, cotidianamente en los rojos ocasos  el ruiseñor,  velado por el cendal de trémulas hojas verdiblancas del chopo de la ribera, prodigaba sus mágicas cadencias líricas. En otra estación, la oropéndola de cuerpo amarillo y oscuras alas, suplía al ruiseñor en la grata estancia del alto chopo   dispersando a la brisa su llamativo y espaciado canto, nana de mi niñez en los lares del cortijo labrantío: tiri-aliuuu.

          Igual que yo, el chopo de la ribera sentiría íntimo amor por los pájaros cantores, cuyas algarabías de pipiares a la hora de la “queá” en los árboles del soto, era en los melancólicos atardeceres campesinos la alegría de los niños, a los  que, sin ellos saberlo, la tierra de su nacencia y crianza, les había nutrido de un  alma de poetas.

                                                        II

                                              Los galápagos

         En los quijeros de la vasta acequia  del Barullo que riega  la dilatada vega, fuera de sus duras caparazones las gráciles cabecillas con ojos tristes, tomaban el sol, matutino y vespertino, hileras de galápagos. Espantados  a mi paso acequia arriba  hacia el atraque de la mimbre, como las fichas de dominó que caen iban tirándose, resbalados, al acuoso cauce en cuyas aguas se  guarecían.

                                                      III

                                           Hormigas y cigarra

                                         A Pablo y Lucía, mis nietos.

         Arrastrando a duras penas entre  cuatro o más individuos un grano de trigo,  cebada,  una miaja de pan o un pellizco de comida que les cayera de su merienda a los campesinos (cualquiera de estas cosas era cinco veces más grande que sus mínimos y veloces cuerpecillos),  una febril colonia de hormiguillas roji-negras  entraban y salían a toda bulla del  hormiguero, que tenían bajo  el terrizo y compacto suelo del sombrajo de gañanía.

         Iban del boquete de salida a la era próxima, distante diez pasos, en donde se trillaban las mieses, y, volvían arrastrando a trancas y barrancas su cereal botín. Esforzada tarea de acarreo por un caminillo de pasos sobre el que el inclemente sol estival sacaba chirivitas. Siempre me pregunté ¿qué ocurre después dentro del hormiguero durante todos los días del año? Ni  Henri Fabre en su libro, “La vida de los insectos”, ni Maurice Metternich en el suyo, “La vida de las hormigas”, que leí con fruición muy joven, alcanzaron a aclararme este insondable misterio de la creación. En realidad de verdad, la creación toda es eso, misterio que dan fe de otro gran Misterio.

         Al tiempo que las mínimas hormiguillas hacían su  labor, la cigarra aserraba con su monótona salmodia   la madera de la rama de un almendro cercano. ¿Qué vegetales secretos de aquel astroso y centenario almendro de maderas astilladas nos quería transmitir la cigarra?  Lo cierto es que su canto también forma parte de la armónica partitura que constituye la creación universal.

                                                     IV

                               La “escama” de la culebra
                                                      
                             A la memoria de aquel porquerillo...

         Entre los traspillados matojos del lindazo que separa dos hazas, estaba el pellejo blanquecino y viscoso que la culebra gruesa y larga de los manchones, había mudado. Aprensión, recelo...: ella no andaría lejos y, no hacía mucho tiempo ahogó a una marrana primala cuando careaba en el rastrojo cercano.

                                                   V

                                    El pajarito del agua

         Primeros chubascos otoñales. El ínfimo pajarito que llamaban los niños,  “Pajarito del agua”, desparramaba su dicharachero y agorero  gorjeo  saltando de rama en rama en la copa del  álamo gigante  en cuyo tronco, los enamorados que bajaban por la realenga habían dibujado con sus albaceteñas navajas “payá”corazones hendidos por la flecha de Cupido.  Los días tristes en que la brisa  venía henchida de humedad, bajo la copa del generoso álamo los niños interpelaban al pajarillo cantándole: “Pajarito del agua ¿lloverá?...” El leve ramillete con plumas y alas  de plata les contestaba con su trino: “Si señor, sí señor, si señoooooor...” De levante llegaba un relajante frescor de viento ¡Qué serenas se nos antojan las tardes autumnales del recuerdo...!

                                               VI

                                   Mi pueblo; santo y seña
                                                   
                                 Al cartameño más bueno
                                                       Pepe González Marín
                                                      que me enseñó amar a Cártama,
                                                       con mi amistad en la memoria.

         Abril. Trepidante alboroto  de los esquilones de la ermita mariana y, al unísono, un tropel sonoro   de  campanas parroquiales que no querían ir a la zaga de las pequeñinas del monte. El celeste añil del cielo era   moteado en  negro por raudos aviones, vencejos y golondrinas. Allá en el azul cobalto, explota un cohete, y otro, y otro..., que no alcanzan a silenciar los arrobados  compases  de las bandas de música.  El aire trae  efluvios de cera que alumbra. Por las encendidas calles  del pueblo, la grácil y amada imagen de la Virgen de Los Remedios es posesionada   por millares y millares de devotos que enlazan generaciones con generaciones de siglo en siglo. Es un 23 de abril en Cártama, mi pueblo. 

miércoles, 10 de octubre de 2012

CONTRA CHISMOSOS


       COMENTARIO AL ARTÍCULO,  “FILIBUSTERISMO         POLÍTICO EN CÁRTAMA”,                                         PUBLICADO POR ISMAEL ACEBUCHE EN “EL
AGUIJÓN”, AL QUE TAMBIÉN LO HE REMITIDO

***

            Temprano,   me disponía ayer  a alquilar un taxi para ir  --treinta euros ida,  otros treinta de vuelta, y, pensión mínima--  desde Cártama  al Sanatorio Marítimo de Torremolinos por una receta especial  para paliar las agudas dolamas de mi mujer. En esas, rinrinrinrin,  el teléfono, mi amigo Juan Andrés, de Asociación Atalaya; entre otros temas, sale a relucir mi inminente viaje. “Anula el taxi que ya estoy a por tí para llevarte”.

            De vuelta con las recetas (PTH 1-34, medicamento última generación, casi desconocido porque suplía al PTH 1-84), en la farmacia  no me la despachan mientras el médico no ponga también en la receta  el nombre comercial. Llamada al especialista y arguye que “nanai”, que el farmaceuta  está obligado a despacharla tal cual el escribió y aconseja, “vete a otra farmacia”, lo cual hago y, llaman al laboratorio proveedor, pero no, es el médico el que ha de enmendar el entuerto; llamo a  laboratorios de media España, y nada, no era de ellos el producto ni tenían referencia...Un amigo galeno que me llama para otro menester, se ocupa del tema; el componente se denomina  “hormona protaica humana”, pero la farmacia tampoco admite esta solución y, más llamadas, y 81 años la enferma igual que  su marido, menda.

            Simultáneamente, a este estresante asunto, sufría las consecuencias del robo por varias decenas de millones, de las antiguas pesetas,  por el que aún pleiteo con los ladrones   que me han llevado a una injusta situación material y moral, que es mi deber seguir intentando restitución e instauración. En esas seguía, cuando nuevamente rinrinrinrin:

            -- ¡Diga...!

            -- Paco, soy Ismael Acebuche (apellido pero también nombre de un arbusto salvaje de dura “maera” de la familia del olivo) del PP, y me han dicho de muy buena tinta que tú andas diciendo que yo soy el chivato del PP, y ya en este no se fían de mí.

            --Pero ¿quién te ha dicho eso? Aparte   de una gilipollez, de una banalidad de lavadero de putas,  de indigentes mentales, de desocupados irresponsables con la que está cayendo, ¡¡ES MENTIRA!! Dime el nombre del  cabrón que me implica en  chismes de este tenor.

            --No te lo voy a decir, ha sido  una persona mu escribía y mu leía en la que tengo mucha confianza y yo la creo, así que tú veras, Paco, que es lo que vas a hacer...(amenaza implícita, chulería)

            ¡¡Buuun!!, el teléfono crujió al colgarle al tal mientras decía entre dientes:   chismoso, tonto del culo (con perdón); ¿no tienen ustedes otros asuntos en que pensar con  la que está cayendo?... Pobre España y... pobre pueblo de Cártama representada por esta subclase cívica: Cuando yo estudiaba bachiller en Cabra y la colegiatura hacía alguna barrabasada, el director aparecía por el comedor y arengaba: “Sois unos golfos y, por tales, estáis dejando a vuestros padres que son los  obligados a daros la educación elemental”.

             Al hilo de lo que enjaretaba el director del medio docente, a ustedes os elige el pueblo  para que lo representéis. 

             El personaje aquí  señalado es el autor de dicho artículo en el Aguijon.

                                                                          Fcº. BAQUERO 

miércoles, 3 de octubre de 2012

PERSONAJES IMPORTANTES DE CÁRTAMA

PACO JUAN RAMOS
(1ª PARTE)


        Francisco Rodríguez Díaz  ("Paco Juan Ramos"), cartameño, de una familia con ramas en Cártama  y en Alora, fue  hombre de una personalidad singularmente acusada. 

        Desde niño, trabajó con su padre en el bar que éste tenía en Cártama, del que se derivó una zaga de  taberneros que  aún  hoy perduran y ejercen  con el apelativo de los "Cocos". 

        Sus innatas inquietudes  intelectuales y su afán de conocer mundo, le indujeron  emigrar --a la "aventura de Dios"-- cuando tenía 25 años. Recaló en Melilla,  compró un coche de "caballos-taxi", después, otro, empresa que le permitió  amasar algunos ahorrillos y contraer matrimonio.

         La edad no  fue óbice para acudir a escuelas privadas en horarios compatibles con su trabajo,  lo que  le deparó un cierto nivel lectivo que le permitió dedicar tiempo, incluso robado al descanso, para su afición favorita: LEER.

        Seleccionaba los autores y sus obras orientado por un amigo, militar, dueño de una gran cultura humanista, según supe por   él mismo  cuando le conocí.

         Dotado de una memoria privilegiada y de la inquietud intelectual  ya dicha,  no le fue difícil allegar  una densa y variada cultura general, incluido idiomas.

        Al final de los años veinte, deseoso de conocer París, meca de la ilustración europea,  y saciar en ella su afán de saberes, vende los coches de caballo, cruza el Mare Nostrum y arriba a la capital de Francia; se coloca en una empresa fabril con en jornadas  que le permitían satisfacer sus inquietudes culturales. Visita   asiduamente  museos, tertulias literarias, bibliotecas y, logra amigar y codearse  con gentes del saber parisino.

        Terminada la guerra civil, en los primeros años de la década de los cuarenta,   retorna a Cártama cuando rondaba  los cuarenta años de edad.

        Con los ahorros que traía, compra una antigua y amplia casa solariega en calle Cárcel, en cuyo primer cuerpo bajo instala una importante   tienda  de abacería. El resto del inmueble lo dedica a vivienda, ocupando un sitio de honor su variada y selecta biblioteca.


         Bajo la enorme y frondosa parra del amplio patio,  en los meses de bonanza climática se celebraban varias veces al mes    tertulias culturales  nutrida por  tertulianos, no sólo de Cártama, sino de Alora, Coín y Málaga. Entre los asiduos  llamábamos al sitio el "ágora cartamitana":  El propio anfitrión dio lugar a ello por su basto conocimiento de la cultura griega, que le llevaba a veces a memorizar trozos de las obras de los clásicos helenos.

        Como hombre culto y de espíritu poético, tenía un gran amor al campo: Compró una haza en los aledaños de Cártama considerada de secano; y él la convirtió en regadío reaflorando goteras y minas ancestrales,  de la época  agarena  ya cegadas,  que proporcionó suficiente caudal de agua, recogida en albercas, para regar de pie plantíos de hortalizas que comercializaba en el mercadillo del pueblo. Y también,  asociada al cultivo de huerta, hizo  una plantación de árboles frutales que convirtió el predio, de algo más de  tres fanegas de tierra, en un vergel que él tenía por una reminiscencia de la época mora.  Allí se podía degustar brevas negras,  higos (verdejos, panetes y coinos);  kakis, granados de distintas variedades, y, hasta un algarrobo de frondoso porte, que tras ser podado en profundidad sus ramas y follaje, sacó de raíz en la sierra de las viñas y plantó en su finquita en donde enraizó de nuevo; y,  cabe un recoleto colmenar que también instaló, crió  limoneros, naranjos   (cajeles, china, calabacita,  morada, berna, etc), y, en la mitad sur, a la que por desnivel  era imposible conducir el agua,  crió un exultante y fructífero almendral.

        Aquella finquita, en donde al efectuar la búsqueda de agua  se encontraron atanores de barro de  cuando los moros que nutrían, amén de con una noria sobre el curso de la acequia del Barullo,  una enorme alberca cuyos restos se conservaban en el llamado, “llano de Frasquito Talento”,  sitio en el que acamparon los ejércitos de los Reyes Católicos para la toma de  Cártama,  volvió a tener, contrastando con  el seco y árido contorno, un aspecto y colorido cual lo sería cuando los moros estuvieron por estos lares. 
  

                                     ***
NOTA: En  la segunda parte expondré la faceta humana y cultural del personaje aquí semblado; cómo le conocí  y cómo llegamos a ser íntimos amigos, vivencias, etc.





martes, 2 de octubre de 2012

                                            

lunes, 1 de octubre de 2012

POLÍTICA (OPINIÓN)

    LA MENTIRA Y LA CALUMNIA     

I



  La mentira monda y lironda

La palabra, o habla, es uno de los dones que, claramente, diferencia a los seres humanos de las bestias. Si de este don divino hacemos comercio viciado mediante el sesgo, la simulación oral,  o la calumnia, ese don excelso, privativo de los seres humanos, queda flagrantemente prostituido. 

Si lo antes  dicho es aplicable a cualquier embustero, fabulador,  falsario o patrañero  bípedo de cualquier laya o pelaje, si quien lo trafica es la persona que  se dedica al que siempre  fue  noble arte tal la política, en vez de ser ejemplarizante para el pueblo, contagia a éste de la misma corrupción que ellos practican; la mentira es la mayor de las corrupciones,  a tal extremo,  si el embustero gobernante está juramentado en un cargo público desde el que practica capitalizadamente, o por tic moral,  la mentira, deviene, al menos desde la concepción del derecho natural,  en un vulgar delincuente. Tal es así  que, por ello, en estos tiempos, y según las encuestas, los representantes del pueblo han caído en tal descrédito que constituyen la tercera y profunda preocupación de los ciudadanos decentes no contaminados del mismo vicio a través de los medios manipulados ad hoc y por las canonjías espurias. Siempre hay excepciones (lo hemos dicho en toda ocasión) pero,  haciendo un símil, si en una habitación cerrada hay ocho persona de las que  fuman cinco, cuando salen las ocho huelen a humo, incluso los que no fuman; y también son responsables por contemporización.

Montaigne dejó escrito: "El mentir es un maldito vivir. Nosotros no somos  hombres, ni vivimos unidos con los otros sino con la palabra: si llegásemos a conocer el horror y el peso de este vicio, le declararíamos la guerra a sangre y fuego con más ardor y justicia que a todos los demás crímenes"

Y Apolonio aseveraba: "El mentir es propio de esclavos"  

En lo que respecta a Cártama, tenemos anotado como ejemplo el de una   política, del PP en este "caso", con cargos relevantes, es decir presuntamente ejemplarizante, que es paradigma  del deleznable vicio que dejamos enunciado, y, lo que es peor, de sus embustes y ficciones dentro de una trama se han derivado graves perjuicios morales y materiales para una  familia decente e inocente.
En las próximas consideraciones abundaremos más en tan denostable lacra y "caso" singular.