martes, 27 de marzo de 2012

UN TORO SALTA AL CALLEJÓN EN 1.930 CUANDO G. MARÍN RODABA UNA PELÍCULA

José González Marín  fue tentado muchas veces por productores y directores  para hacer cine. Era 1.930, cuando a petición de sus amigos, el Productor-director, Benito Perojo,  la gran actriz, María Fernanda Ladrón de Guevara y, su esposo, Rafael Rivelles, aceptó el difícil papel de "malagen" en la película, "El embrujo de Sevilla", siendo la oponente folklórica, María D´Albaicín, familia del famoso torero, también amigo, Rafael Albaicín.

La mayor parte de la cinta se rodó en Alemania y París, siendo en esta capital en donde el rapsoda cartameño se entrevistó con su antiguo amigo  de juventud  por los pagos cartameños, Pablo Picasso, entrevista que con más detalles se cuenta en otro lugar.

Unas secuencias de ambiente taurino se filmaron en la Maestranza de Sevilla, ambientada al efecto.

Muchas veces contó Pepe González Marín a quien esto escribe el enorme miedo que pasó, ya que el toro al saltar dio con los hocicos en el burladero en donde él se encontraba con  Rafael Rivelles y  el torero asesor  de temas taurinos.

UNA CRÓNICA CONMEMORATIVA DE MIS 45 AÑOS DE CRONISTA

Las crónicas de este cronista (unas 1.500), han recogido todos los eventos significativos del devenir de Cártama desde la mitad del pasado siglo

lunes, 26 de marzo de 2012



POEMA DE LA PÁGINA ANTERIOR PARA FACILITAR SU LECTURA
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Religiosa y dama seglar que hicieron de cicerone en el Convento de Benidictinas en Bueños Aires, donde la la Patrona de Cártama estuvo depositada y expuesta al público bonaorenense, al que ellas explicaban la historia de la Virgen de los Remedios y la de Cártama.

En Buenos Aires quiso hacer José González Marín un testamento, por el que establecía como última voluntad que, si a él le pasaba algo (se sentía perseguido allí desde España), una vez terminada la guerra de España la sagrada imagen se devolviera al pueblo de Cártama en España, del que era su Patrona, para que así pudiera continuar la tradición con la imagen auténtica, dado que, como es sabido,  la que quemaron, creyéndola la auténtica los del Frente Popular, era una copia.

domingo, 25 de marzo de 2012

DE COMO UN CARTAMEÑO HACÍA PATRIA CHICA Y GRANDE POR AMÉRICA

UNA DE LAS AMIGAS Y ADMIRADORA DE GONZÁLEZ MARÍN, Y, POR ÉL, DE ESPAÑA, SU POESÍA Y SUS POETAS, TAL EXPRESA EL POEMA ARRIBA INSERTO.
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EL POEMA ESTÁ FECHADO EN OCTUBRE DE 1.936 EN LIMA (PERÚ), CUANDO GONZÁLEZ MARÍN, LLEVABA LA IMAGEN DE LA VIRGEN DE LOS REMEDIOS, PATRONA DE CÁRTAMA,  QUE, EN LIMA, HABÍA DEPOSITADO PARA SU CULTO EN EL CONVENTO DE "SANTA ROSA DE LIMA", ASISTIDO POR LAS MONJAS DE LA ORDEN BENEDICTINA 

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LA POETISA, AMPARO BALUARTE, COMO OTRAS PERSONALIDADES DE LAS LETRAS PERUANAS, CELEBRARON LA ESTANCIA DE LA VIRGEN CARTAMEÑA EN AQUELLA REPÚBLICA A LA QUE CANTABA CON ARPEGIOS DE LOORES SU JUGLAR Y RAPTOR PARA SALVARLA DURANTE LA ACIAGA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA, ESCRIBIENDO ASÍ LA MÁS HERMOSA GESTA MARIANA, NO IGUALADA EN NINGUANA PARTE, NO YA DE ESPAÑA, SINO DE TODO EL ORBE CATÓLICO.

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¿Cábe mayor honra y gloria para un pueblo que a su Patrona, cargada de multisecular  tradición e impreganada de los anhelos y hálitos de nuestros padres y antepasados, haya recorrido en los brazos de un cartameño ilustre, poeta de poetas, en olor de poesía y devociones todas las naciones y sus ciudades y pueblos de un continente entero, desde La Tierra de Fuego a New York?

Por aquellas lejanas tierras de raiz española le rezaron seres humanos de todas las razas, incluídos mestizos y nativos precolombinos integrados, como "Quechuas" y "Aymaras" en Perú; "Mapuches" en Chile, "Guaraníes" (en las repúblicas ribereñas del río de la Plata, en cuyas misiones jesuíticas de 1.765, se distinguió otro cartameño universal, Altamirano, que aparece en la película, "La Misión");  "Guajiros" en Colombia; "Caubs" en Honduras; "Miskhitos" en Nicaragua; "Waraos"  en Venezuela y "Mayas", "Kekchis" en Guatemala, etc.



 

sábado, 24 de marzo de 2012

UN MORITO PRIMER ERMITAÑO DE LA VIRGEN DE LOS REMEDIOS

Estampa del asalto por las tropas cristianas a una medina árabe amurallada sobre 1.485 a 87, que bien pudiera ser la de la Medina de Cártama, antes de poner cerco al Castillo.

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En 1.484, un año antes de la toma de Cártama por los Reyes Católicos, el Rey Fernando, que había tomado Álora, ordenó al Marqués de Cádiz quien, con sus huestes formaba parte del ejército cristiano, hacer una de las entonces frecuentas correrías de hostigamiento con sus mesnadas por La Hoya del Guadalhorce, hasta Coín.
Estas incursiones en territorio enemigo, llamadas “algaradas” o “razias”, se llevaban a cabo partiendo de los pueblos fronterizos dentro ya del reino nazarí de Granada, unas veces adentrándose los cristianos en territorio moro, como es el caso que hoy comentamos y, otras, los moros en el cristiano. La novela romance “El abencerraje y la bella Jarifa” recoge de forma ideal el ambiente de estas luchas fronterizas, en la que aparece, amén de Álora y Coín, Cártama.
Durante estas “correrías”, talaban olivos, higueras, almendros, viñedos, quemaban cosechas de cereales, y se arreaban piaras de vacunos, caballar y otros animales hacia las tierras del invasor, todo ello para arruinar y debilitar la defensa de pueblos enemigos y sus ejércitos, facilitando así, la derrota de éstos y conquista de aquellos. Efectivamente, la “razia” de 1.484 fue preparatoria de la toma, en abril de 1.485, de Cártama, Benamaquís (que fue arrasado), Coín, Alhaurínes y otros pequeños pueblos y alquerías que desaparecieron, como: Fadala, Pupiana, y, otras que eran alquerías.
Si la población civil no se percataba a tiempo del avance del enemigo en “algarada” y eran sorprendidos en huertos, caminos, abrevaderos, molinos, etc, su suerte estaba echada: los hacían prisioneros para después venderlos como esclavos, costumbre ésta de ambos bandos contendientes.
Durante la “razia” de 1.484, las huestes del rey católico cogieron prisionero, entre otros, a un moro llamado Alhaberque Zaimén, dueño de un importante negocio de especias que expendía en el zoco cartameño, de donde era. De dicho negocio hubo de hacerse cargo su único hijo, un zagal de cómo unos 17 años que se llamaba Abdulá Zaimén.
En abril de 1.485, el Maestre de Santiago con sus mesnadas, que constituían uno de los cuerpos del ejército cristiano, tomó Cártama, expulsó de ella a la totalidad de sus pobladores moros, puesto que Los Reyes Católicos querían hacer de esta plaza una fortaleza militar estratégica para la futura toma de Málaga, que se llevó a cabo el año 1.487. Cártama siempre fue la llave de entrada a Málaga desde otros puntos por la ruta este, y, en cuanto fue tomada el Rey reunió a su Estado Mayor en la Alcazaba para diseñar estratégicamente la toma de Málaga. Formando parte de ese Estado Mayor, estuvieron en Cártama personajes sobresalient6es de la historia de España que no podemos, por falta de espacio reseñar aquí.
Al saber Abdulá Zaimén (que desconocía la suerte seguida por su padre cuando fue secuestrado el año anterior), que su casa, cargada de recuerdos ancestrales, iba a ser adjudicada por el Concejo de los conquistadores al repoblador castellano, Juan Sinalma Parejo, herrero que había acompañado al ejército real, se negó a exilarse; cerró su casa, echó aldabas y cerrojos a la puerta y atrancó las ventanas con fuertes tablas fijadas con gruesos clavos, quedándose él dentro.
Cuando los soldados del Maestre de Santiago, al que los Reyes Católicos habían encargado la defensa y atención de la guarnición militar acuartelada con vistas al aislamiento de Málaga por el Este, echaron abajo la puerta de la vivienda del especiero, al joven Abdulá Zaimén, por más que le buscaron dentro de su casa y en el pueblo, no le encontraron.
En Cártama, como en todos los pueblos y ciudades que tomaban, los Reyes Católicos implantaron la religión católica e hicieron iglesia la mezquita musulmana bajo la advocación de la Encarnación: “…Por la mucha devoción que Nos tenemos a Nuestra Señora La Virgen María en el Misterio de la Encarnación de Nuestro Seños Yesu Cristo, queremos que … la Iglesia Principal de cada una de las Villas e lugares de su Obispado ( Málaga) sea titulada en nombre de Santa María de la Encarnación...”
No obstante, cuando en 1.505 fue reconstruido el templo-sinanoga-mezquita para el culto católico exclusivamente como parroquia, D. Diego de Deza, arzobispo hispalense con sede en Segovia, le dio el título de San Pedro Apóstol, tal se llama hoy.
Igualmente, y como se detalla en mi libro “El juglar y la Virgen Peregrina”, sobre el agareno oratorio que entonces ya existía en la falda del monte, a cuyos pies Cártama dormita su historia varias veces milenaria, los Católicos Reyes erigieron una pequeña Ermita (con los siglos varias veces reformada por causas diversas), en la que instituyeron como Patrona de la Villa a la Virgen de los Reyes, porque como imagen dejaron la que ellos llevaba en su tienda de campamento. El pueblo llano, empero, por la ubicación de su Santuario, enseguida empezó a llamarla, Virgen del Monte.
A partir del 23 de abril de 1.579, al remediarse por su intercesión una terrible epidemia de peste, y, seguramente por sugerencia de los monjes Trinitarios que entonces, en alguna medida, tenían relación con Cártama, aunque no Conventos como en Ronda y Coín, y ayudaban sin regentarlo, el Hospital de Cártama, sito en lo que hoy es Calle Concepción, que un tiempo se llamó calle del Hospital, se la tituló Virgen de Los Remedios (que es advocación de dicha Orden), declarándose, desde 1.579, el día 23 de abril de cada año como el de la Virgen de Los Remedios de Cártama, “por siempre jamás”, con celebración de solemnes actos eucarísticos y procesionales; y así se sigue haciendo aún. a los 433 años de dicha epidemia.
Volviendo al morito, Abdulá Zaimén, algún tiempo después de la toma de Cártama, los nuevos repobladores del pueblo, cristianos viejos venidos de otras partes de Andalucía, Extremadura y Castilla, notaron que la pequeña campana eremita tocaba con un son especialmente musical y entrañable. Para comprobar quien la tañía con ritmos tan hermosos, subieron por el mismo empedrado sendero que los moros usaron durante ocho siglos para acceder a la Fortaleza-Alcazaba, y, se encontraron que el campanero era un joven, vestido con zayal mariano, que se había instalado en un pequeño reducto del templo y, cada día, cuidaba de las lámparas, hacía de guarda y abría la puerta de la Ermita, ya cristiana, a la soldadesca que ahora, como antes los musulmanes a Alá, rezaban a los pie de la virgencita serrana.
Los nuevos vecinos cartameños, atribuyeron a la influencia milagrosa de la Virgen, el que el joven Abdulad Zaimén, se librara del exilio y, de su conversión al cristianismo, siendo, al parecer, el primer ermitaño que tuvo nuestra Patrona.










jueves, 22 de marzo de 2012

UN ROMÁNTICO APUNTE HISTÓRICO

ESTAMPAS DE ÉPOCA


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A finales del siglo XIX y hasta mediados del XX, todo el tránsito de carros, carretas, recuas y gente de arriería --después camionetas y camiones--, que transportaban frutas y productos del agro de municipios circundantes (Guaro, Monda, Alhaurín el Grande y Coín) hacia los puestos de ventas en Málaga ó, a la Estación de Ferrocarril de Cártama para remitir los frutos al mercado interior, pasaban necesariamente por la calle de la Carrera (después de Abajo y, desde 1.935, de González Marín) de Cártama.


 
Debido a ello, y a ser Cártama punto intermedio del trayecto, existían en dicha calle una fonda y dos posadas, si nos fiamos de la memoria y tradición oral. Debemos hacer constar que según las anotaciones del viajero inglés, Richard Ford, en su libro, “Las cosas de España”, la diferencia entre unas y otras estribaba en lo siguiente: En las fondas, sólo se solía dar hospedaje a las personas, bien en tránsito o estables.
Antes de las posadas fueron famosas y sumamente pintorescas y románticas, las ventas. Fueron célebres la llamada, Venta de Cártama, cabe a la fina de Ratón hoy, y la de Venta Romero en el comedio de la carretera de Cártama a Estación. Junto a amabas en el curso del Guadalhorce, existieron sendas barcas y sus barqueros con leyendas.


 
En las posadas, amén de comedor servido por el posadero, o posadera, que ofrecía un limitado menú de guisos contundentes a base de garbanzos, habichuelas, las socorridas papas y, alguna carne, muchas veces de caza tan abundante entonces; todo ello consumido en sólidas y espaciosas mesas de gruesos tablones con lo que se evitaba la cercanía física entre comensales de procedencia diversa. En ellas, el transeúnte podía comer del contenido de sus alforjas, o bien, de los guisos mesoneros, al abrigo de una enorme chimenea, si era invierno, ó, a la sombra de la tupida parra, si verano. Pero, sobre todo, y ello era su mayor diferencia con las fondas, las posadas solían disponer de cuadras en donde dar cobijo a las caballerías del parroquiano de paso, bien de montura ó, de tiro de carros, bateas, tartanas, diligencias, etc.


 
La primera posada conforme se entra a la calle viniendo desde Coín ó Alhaurín y pueblos próximos antes citados, era la llamada “Posada de Doña”, ubicada en el nº 70 (esquina de la calle que emboca en el Molino de las Peñuelas, entonces molino de pienso junto a taller de elaboración de zarzos y cañizos de cañaveras, tan abundantes en las márgenes de ríos, acequias, almatriches y arroyos de este municipio). En el patio de esta posada, siempre había una yunta de toros uncidas para encuartar rápidamente a los carros y otros medios de transportes de la época, que solían atascarse en invierno en el llamado Hoyo de Espartero (un trozo de la calle Carrera), porque, al ser terriza esta travesía, los carruajes se atascaban; o simplemente no podía subir la cuesta de este trozo lo que también requería encuarta.


 
Otra, en época posterior, era la Posada de Cuartero, sita en la casa que hoy Cuartel de la Guardia Civil, e igual que la anterior, tenía su cuadra y una capacidad de hospedaje adecuado a la época en la que ya existía el automovil.


 
La fonda, y al mismo tiempo taberna, se llamada “Del Coíno”, sita en el nº 48 de Calle González Marín. Después, al ser regentada por la viuda del dueño, se llamó “Bar fonda de la Coína”. Constaba en su parte baja, amén del mostrador y mesas de madera con filillos de espárragos para que no cayeran al suelo las fichas de dominó, de una enorme mesa de billar para carambolas, la única que había en el pueblo En la izquierda, conforme se entra, separada del resto del salón con un tabique de madera con ventanilla, se despachaban los billetes de la diligencia, después tartana y por último autobús Cártama-Málaga, y viceversa, de la empresa Mitjana que tenía su parada enfrente de la fonda. Al fondo del saló había una puerta que daba a una amplia sala, que servía de reservado para tratos de fincas, compraventa de frutos, ganados, etc. entre labradores y marchantes. En los años cuarenta, esta sala fue alquilada por un practicante que puso en ella su consulta, venido de Melilla en donde fue teniente del ejército y, a cuyas órdenes, en 1.936 una compañía conquistó para el bando nacional el célebre cañonero Dato. ¡Cuantas veces le escuché contar en tertulias celebradas en casa, peripecias castrenses del día del alzamiento en Marruecos!


 
En el piso superior, con techo de madera y vigas vistas, estaban los dormitorios, que eran acotaciones con tabiques a media altura, de tal guisa, que cualquier evento de un parroquiano era oído por el vecino.


 
En una época ya más cercana, sobre los años cincuenta, al hacerse mayor Antonia la Coina, se quedaba sólo con la pernocta en el piso superior, y alquilaba el bar. En una ocasión se lo alquilaron lo vecinos de Cártama, Pepe Moyano y Juan de las Cabrerizas, gente de buen humor, siempre prontos a embromar al más circunspecto. Una soleada mañana invernal, cuando ambos limpiaban los vasos para tenerlos listos a la hora del vino, como siempre, con un brazo en el mostrador olismeando lo que ellos hacían, estaba el llamado “Pepito que me troncho”, vaya motes que se ponen en Cártama (“a este tío no nos lo quitamos de encima ni con zotal”), cuando les llega el pregón del vendedor de artículos de de belleza: “Llevo colonia añeja, aroma de oriente, nardo azul, brillantina clavel puro...” Los taberneros cruzaron una furtiva mirada y fue Juan de las Cabrerizas el que propuso: “Hombre Pepe, que se nos ha echado el tiempo encima y no podemos salir nosotros..., por favor asómate a la puerta y dile al tío de los perfumes a como lleva la brillantina pa el culo, a ver si me curo estas almorranas que me están matando...”


 
“Pepito que me troncho” lo dudó un poco, pero, Juan le apremió: “¡Venga hombre que se va el tío!; ¿es que no eres capaz de hacer un favor a un amigo...?. Entonces, “Pepito que me troncho”, desde el cuadro de la puerta interpeló al vendedor ambulante de esta guisa: “¡¡¡Ehhh, el de las colonias..!!! ¡A cómo lleva usted la brillantina pa el culo...!”

Al vendedor, aunque llevaba 20 años en el oficio y tratado con gente de todo jaez, con más tela cortada que la tijera del sastre de los Cardiales, le dejó un tanto descolocado, y más cuando en la esquina próxima del Pilita había un montón de gente tomando el sol, que ya estaba expectante a ver en que terminaba el singular evento. De pronto le vino la inspiración al vendedor, quien ni corto ni perezoso, en un segundo voceó la siguiente respuesta al majara y, lo que fuera, interpelante:

 
“¡¡ Tocaya, con perdón, eso depende de lo maricón del culo que sea usted...!!

 
Las congruentes contestación del vendedor, suscitó las unánimes y estentóreas carcajadas de las gentes que presenciaban la escena, mientras “Pepito que me troncho”, se quejaba a los socios: “Cabrones ¿por qué me habéis hecho esta putada?...”


De lontananza llegaba al bar el eco pregón del tío de los perfumes: “ Mocitas y mocitos: nardo azul, colonia añeja, aceite inglés (bichito que toca muerto es), flor de blasón, ¡¡¡clavel puro...!!!”

miércoles, 21 de marzo de 2012

UNA DE MIS MUCHAS CONFERENCIAS EN LA CAPITAL Y PUEBLOS DE LA PROVINCIA DE MÁLAGA Y CÓRDOBA EXALTANDO LA CULTURA DE MI PUEBLO, CÁRTAMA

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VELADA CULTURAL EN LA CASA CASTILLA -LEÓN DE CARTAMA




El día 9 de abril de 2.005, tuvo lugar en la Casa Castilla-León de Cártama-Estación, la presentación del libro del poeta Antonio Beltrán Lucena, “Seguimos soñando un mundo mejor”. También actuaron amenizando el evento literario, un grupo de jóvenes artistas cartameños. A todos los presentó el también cartameño, Francisco Baquero Luque quien,  dictó la siguiente disertación:

“Buenas noches:

Me toca a mí iniciar la velada con esta presentación literaria. Y debo hacerlo agradeciendo, según creo que es el sentir del pueblo de Cártama, a nuestra HERMANADA Casa de Castilla-León la solícita disponibilidad que en todo momento muestra para que, su sede, sea escenario de tertulias y actos culturales como éste que, indudablemente, contribuyen a impulsar la cultura en nuestro pueblo.

Quiero también, desde mi afecto personal, resaltar hoy el abnegado trabajo de la hermana Concha a favor de Cártama, con ese su talante de “fémina inquieta y andariega”, émula de aquella adelantada en la entrega al prójimo que se llamó, Teresa de Ávila.

Entre la siembra y la cosecha hay siempre un inevitable trecho, pero no nos quepa la menor duda de que, la semilla de convivencia que los socios cartameños de la casa de Castilla-León están pintando hoy en la besana de nuestra historia, irán dando cada día mayor y benditas cosechas de armónica cultura popular.

Igualmente debe ser motivo de sano orgullo para nosotros, que los artistas que van a protagonizar esta fiesta lírica, sean cartameños, incluido Antonio Beltrán Lucena, porque haber nacido en Campanillas o en Cártama es mera cuestión de lindes.

En todo caso, nuestra tierra ha sido --- y por ello debemos sentirnos muy orgullosos a ambas orillas del Guadalhorce ---, desde la época de los romanos hasta hoy, pródiga en hijos ilustres y solar de importantes hechos históricos. Evoquemos, muy de pasada porque el tiempo no da para más, que, por ejemplo, cartameñas fueron varias sacerdotisas de la urbe romana, y, según una verosímil leyenda que los siglos han ido diluyendo, la esposa de Pilatos, Claudia Prócula, que según el Evangelista San Mateo conoció a Cristo y fue la única persona que abogó por El ante el Procónsul deicida, parece que nació en la Cartima romana, y no es un atrevimiento mío tal propuesta historiográfica: ya saldrá un libro en el que, con toda prudencia, se intenta fundamentar esta antigua tradición oral. También en el siglo XVII, Cártama dio a la historia de España, entre otros preclaros varones, a los hermanos Altamirano, jesuitas insignes que se codearon con Reyes y Papas (uno de ellos, Lope Luís, aparece en la película “La Misión”). Ya en tiempos modernos, cartameño fue el famoso poeta Enrique López Alarcón, a su vez descendiente de otro cartameño ilustre, José Alarcón Luján que fuera alcalde de Málaga (él hizo la calle Larios), y está enterrado en la Iglesia Parroquial de Cártama. De raíces cartameñas (su madre lo era de nacencia), fue Salvador González Anaya, erudito de la Real Academia de la Lengua, poeta y novelista, quien, a petición de su madre, escribió una novela de sabroso contenido costumbrista sobre nuestro pueblo titulada, “El Llavero de Anica La Pimienta”. Y el universal rapsoda, José González Marín. Y cantaoras y cantaores como Teresita la del Terralo, enorme saetera, y Cipriano Díaz, “Pitana”, que recogió y legó para la historia del flamenco, ya con su personal impronta, los cantes de la “Chirrína”, a la que algunos autores, y yo con ellos, tienen también por cartameña. Y Carbonero, y el hace poco fallecido Ramolichi, y, una larga lista de artistas anónimos, como el Zocato, y el Niño de la Ramona en cuyo Cante de la Trilla se inspiró José Carlos de Luna para reescribir su poema del mismo título. Y, si todo ello fuera poco, de ambas riberas del río es reina de corazones nuestra venerada Patrona, la Virgen de Los Remedios.

Valgan estos escuetos trazos para dar idea de cómo fue antaño esta Cártama de nuestros amores. Si lamentablemente a una tarde de luces lejanas en que resonaron disparos con pavorosos ecos de convivencia truncada, le siguieron unas décadas de modorra cultural e intelectual, hoy va despertando de ese letargo y cuenta ya con una importante nómina de jóvenes universitarios y universitarias, deportistas y artistas que prestigian nuestro pueblo por los rincones de la patria. Esto, a los que hemos vivido una y otra época, nos embalsama el alma.

Representando a esta nueva generación de artistas cartameños, esta noche actuarán para nosotros tres figuras del flamenco, ya consagradas pese a su juventud: El Guitarrista “Niño de la Aljáima”, que ha marcado el paso del cante a grandes intérpretes del momento. María José Santos, creadora del cartameño grupo de baile “Los tarantos”, que cuando baila hace brotar con el aire de su cuerpo, según me cuentan, amapolas y alhelíes. Y, como benjamín del elenco, pero ya consagrado cantaor de cepa, Antonio Luque, “Canito”, apelativo que antaño llevaron su abuelo y el mío, recuerdo a los antepasados que le honra y demuestra tener alma de artista.

Y, Antonio Beltrán Lucena. Además de lo que a renglón seguido voy a semblar de él, yo le tengo anotado algo que, personalmente, valoro en mucho: Es mi AMIGO.

Gran señor por donde se le mire, poeta y flamencólogo, que, por blasón, lleva siempre en el ojal de la solapa de su chamarreta un ramito de “hierbabuena”, y, como símbolo de su nacencia y crianza terruñera, suele cubrir su cabeza con una gorrilla flamenca.

Pocas personas de nuestra comarca ignoran quien en realidad de verdad es Antonio Beltrán Lucena, y todos en algún momento han conocido de sus cantares y decires difundidos a voleo en prensa, radio, televisión, certámenes y libros, de los que esta noche, precisamente, nos presenta el último de los muchos que ha escrito titulado, “Seguimos soñando un mundo mejor.

Siguiendo con su trayectoria humana y artística, Antonio Beltrán lleva el campo, con toda su belleza dramática y multiforme, metido en el fluir de sus venas, porque en el campo vivió y trabajó siempre, y el campo le hizo poeta. Pero como el campo suele empobrecer a quienes en el afincan su vida, él también como tantos otros, un día tuvo que emigrar a la fría Europa. “En Alemania fui emigrante el año sesenta y dos” dice en uno de sus libros. Esta dura experiencia no fue capaz de agostar en su corazón la comprensión, la tolerancia y la benevolencia:

... Que cantando hay que seguí

en guenos y malos tiempos,

aunque a veces esté el sentir

roto por fuera y por dentro..”

Una madura reflexión de tan ásperos avatares y sobre la ascética y a la vez dura vida del campesino, que en perra brega con la dura tierra ha de ganar el pan de cada día, es, repito, tema de su extensa obra, que, como dice Pablo Franco Cejas, prologuista de su citado y último libro, “presenta la descripción verseada de un andalucismo popular”, pero pleno de “valores esenciales de la vida”.

Antonio Beltrán, al igual que las aves canoras, tiene su “queá” (que para más propiedad llama “Er Sírguero”), arrecachada en la ladera de un tibio alcor cercano a Campanillas, villa ésta asentada en el triángulo de confluencia de los dos ríos históricamente emblemáticos de la Hoya de Málaga: Guadalmedina y Guadalhorce.

Y en esa atalaya, con sus pupilas colmadas de paisajes dibujados por el eterno pincel, el numen de Antonio Beltrán Lucena concibe y crea su poesía y su prosa, que es un constante, sencillo y elemental cántico a la vida, a las gentes de ayer y de hoy con sus costumbres.

Pero no elude, ni mucho menos, la denuncia de las injusticias sociales, contra las que clama de esta manera rimada:

“Uníos, ni un paso atrás,

No más niños muertos de hambre,

Instemos a los mandamás

Conviertan misiles y tanques

En arados para labrar.

Falta están haciendo bastantes. ”

Si mal no recuerdo, la obra de este trovador moderno está contenida en 15 libros que le han deparado una “jartá”, (como diría él), de importantes premios que no hay tiempo de enumerar. Su libro, “Seguimos soñando un mundo mejor” (significativo título), nos muestra líricamente toda una geografía de usos y costumbres de las gentes del pueblo liso y llano, del campo y de la ciudad, pero también nos ofrece el radiograma rimado de las flores, de los pétalos del rocío, de la luz del alba, del “pipiár” de los jilgueros, del reventar de la espiga, y, el silencioso lenguaje de la toponimia de nuestros valles, cerros y horizontes guadalhorceños.

Quiero contar, para terminar, una vivencia mía relacionada con su “Seguimos soñando un mundo mejor”: Yo intento dilatar mi vida interior hacia el futuro en alas de la fe, y, prolongarla hacia el pasado actualizando gozosos recuerdos para, así, evadirme virtualmente de la estrecha burbuja del presente. Ensimismado en nostalgias de ese pasado lejano que hoy se me aparece vitalmente pletórico, no ha muchos meses rememoraba yo cuando de zagal ayudaba a mi padre en las faenas camperas: pintando trigo en el surco que abría el arado; en la barcina con la carreta; trillando la parva en la era durante las horas en las que el sol hacía “chirivitas” en los rastrojos; durante la maquila del molino aceitero, comunicado con la casa vivienda a la que inundaba del grato olor de las aceitunas atrojadas y del aceite virgen de los mastrenes ; a la madre guapa a la que ayudaba en el amasijo y cochura del pan; el cuido del ganado en los tinados con rumores de esquilas. Pues bien, cuando el alma evocaba esos hitos de tiempos idos, me preguntaba ¿qué poeta cantará algún día todo esto? Y, que casualidad, días después, cae en mis manos el libro “Seguimos soñamos un mundo mejor”, de Antonio Beltrán, y de inmediato, mi alma rimó con la suya al conjuro de estos versos:

“Aquí un carro faenero,

los avíos pa castrá,

los atavíos de un bandolero

los aperos pa trillá ”

“Aquí un molino de aceite,

el argaíjo pa amasar,

tahona, seaso, arteza,

el jozno pa cocé el pan...”

Y es que Antonio Beltrán, no sólo ha hecho del lenguaje popular, sencillo y atávico, toda una construcción literaria genuina y personal que llega al corazón de las gentes, sino que ha sabido ponernos ante aquella sabiduría natural de nuestros abuelos, que nos lleva a preguntarnos con ELIOT: “¿Dónde está el conocimiento que hemos perdido con tanta Televisión?. ¿Donde está la sabiduría que hemos perdido con tanta desinformación?....

Muchas gracias”.












martes, 20 de marzo de 2012

MUY PERSONAL (PERDÓNENME): DEDICADO A MIS VIEJOS EN EL RECUERDO CON MOTIVO DEL DÍA DEL PADRE, QUE TAMBIÉN ES DE LA MADRE

El autor con apenas tres años, mi madre (sentada) y una tía

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PARTE DE MI CONFERENCIA EN UN HOMENAJE A LOS MAYORES EN PUENTE GENIL HACE SEIS AÑOS

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En mi adolescencia, como ahora en la memoria,  mi alma  sentía por mi padre una profunda gratitud por el sacrificio que le suponía tenerme en un colegio mientras él, con sus manos de labriego se afanaba, de sol a sol, en sacarle a la tierra el sustento de los suyos. Y, como todo hijo, no menos devoción profesaba a mi madre, que era dulce y buena. Por eso, aparte de las cajas de golosina, yo solía llevarle otros presentes, de los cuales, revolviendo recientemente papeles, me han aparecido algunos. Son poemas. Poemas de adolescencia, digo, que, careciendo de rigor formal, sí que se escribieron con el corazón a flor de piel, y en los que con el amor a mis viejos, aflora la pasión por el campo en el que nací y crecí, entre gañanías y labriegos de los que mi padre era uno más.




Por timidez y por los prosaicos avatares de la vida, nunca los di a conocer a nadie, salvo a los entrañables destinatarios de ellos.
Pues bien, esta noche yo quiero unirme al homenaje que Puente Geníl rinde a sus mayores, y, qué más sentida forma de hacerlo que dedicándoles aquellos versos a que antes aludo, no sin pedir perdón a ustedes por mi osadía: Dicen así:



AL PADRE

Padre, con tus manos sembradoras
Obtienes la divina realidad del trigo

Para amasar el pan de cada aurora

*

Tu alma templa el ritmo de la siembra

En la tierra, tal sagrada hembra

Que te ahijara espléndidas cosechas

*

Tu mano castra el panal de las abejas

Y conduce el agua de la fresca acequia

Que riega el vientre de la fértil huerta.

*

Para el campo tienes corazón de nido,

Y en el campo pones la esperanza

De un honrado porvenir para tus hijos.

*

En el viejo monorrimo pueblerino,

Mis primeros versos ensalzas al vecino:

Se los lees…, me miras… y, sonríes.

*

Y tu sonrisa limpia es mi seguro,

Y es mi empeño convertir tus besos

En rosales de amor de mi futuro.

*

Tu esperanza es el buen Dios que regresa

Cada año en los hilos dorados de la lluvia

Para hacer de cada surco una promesa.

*

Tu destino es seguir la yunta en la besana,

Despertar con la alondra a la alborada,

Y atrojar el grano separado de la paja.

*

Ahora, ya viejo y circunspecto,

Ahondo en el fondo de tu alma,

Y, de gozo, se me inundan los adentros,

Porque de ti supe con certeza

Que cada palabra es una trinchera,

El concepto honesto un latigazo

Y la verdad, la mejor bandera.



A LA MADRE CUANDO AÚN VIVÍA

(Desde Puente Genil a Cártama en el tren)

Madre, te traigo un poema

Como diadema de pedrería

Para tu linda frente serena

*

Para tu linda frente surcada

Por las arrugas de tus pesares,

Para tu frente, bella como trigales.

*

Al nacer sentí que tu nombre, madre,

Como el sol de cada día, alumbraría

Mis torpes pasos entre zarzales

*

Tus ojos, alas doradas de mariposas,

Refugio firme en  vendavales,

Brincan graciosos como zorzales.



*

Yo siento, madre, que tu nombre

Es como el ritmo de todo cantar

Y el invocarlo, es mi rezar.





OFRENDA A LA MADRE DESDE MI VEJEZ



En tu ausencia aprendí que eres el ángel

Que velas mi peregrina ruta hacia ti,

Y gozas junto a María un cielo de alelí.



Tu frente blonda y noble, fue mi espejo,

Y tú seno mi punto departida.

Tristes quedaron mis amores con tu ida;



Me arrodillé en tu orilla cuando

Tus ojos, estando abiertos no me veían,

Pues estabas allí, pero partías.



Esperaba ávido tu última palabra,

Y sólo pude darte el postrer beso

Cuando pura tu alma ya se elevaba.

Todos mis cariños se dispersaron,

Todos mis rosales se deshojaron

Y todas las fragancias se me alejaron.

*

Ahora, como respuesta de mi sino,

Me queda la amada piadosa y santa,

Y el hijo, aroma de trigo recién molido.

Ella, hilo de agua en el desierto,

Él, collera de cascabeles para mi alma.

Ambos, luceros migueros de mi camino.









viernes, 16 de marzo de 2012

¿HABÍA REALMENTE DEMOCRACIA EN LA II REPÚBLICA...?

El texto referido a Cártama es de un Diario malagueño de principios de 1.936. Se perseguían a las personas  atribuyéndoseles  ideas fascistas por el simple hecho de tener un bar o dos fanegas de tierra que labraba con sus propias manos.
Varios de los mencionados en el primer comentario fueron asesinados no más empezar el alzamiento, sacados de sus casas ante sus familiares, y llevados para matarlos a descampados en donde dejaban sus cadáveres martirizados. Po cada "paseado" hacia la muerte iban de 10 a 15 milicianos.
La Memoria Histórica, no se olvide, debe analizar sin sectarismos a ambos bandos que lucharon  en aquella aciaga época. Distorsionar la historia, por intereses políticos coyunturales es un crimen de lesa patria. 

jueves, 15 de marzo de 2012

ESTAMPA DE LA POSTGUERRA CIVIL

EL "BLIZT". Antoñico primero por la derecha echado sobre el gualdabarro del vehículo. A la izquierde él, su hermano José.
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DE CUANDO “EL CHIRRO”, ERA “EL CHIRRO”


Pepe, el “Chirro”, mi amigo desde la niñez y amigo de todo el pueblo, frisa ya, tal diría el “aforaó” de frutos agrios, diecisiete manos y cuatro limones, o séase, Pepe el “Chirro”, como menda, es octogenario.

Pepe, el “Chirro”, mi amigo, no se molesta porque le llamemos por su mote; en realidad, a la generalidad de la gente de este mi pueblo, como, al parecer, a todas las gentes de los pueblos vecinos con sano concepto de la convivencia democrática, no les molesta ni pizca que les hayan cargado con un mote y se le distinga por él, que tienen como el apelativo del día a día para andar por casa. Dicha convivencia democrática antes en boga, fue la que desplazó del hábito consuetudinario a la antañona costumbre de pegar escudos heráldicos de clase postinera en las fachadas; de entonces acá, en su lugar, tenemos como blasón, y a mucha honra, el mote, apodo o alias. Todo este circunloquio es para terminar diciendo que, mi amigo Pepe, con su noble condición humana ha hecho de su mote una metáfora de hidalguía, de persona cabal y leal, de bondad servicial. O sea, él ha caracterizado al mote y no el mote a él.

Es también cierto que Pepe, el “Chirro”, al tiempo que atesora todas las probidades antes enumeradas, era, aunque hoy sus plurales dolamas lo tienen cariacontecido, un ser humano de una jovialidad realmente luminosa, dicharachero, pronto a la broma, al chascarrillo y, a poner con su sinquieta alegría, buen humor en donde hubiera tiesura y tristeza que, “dambas”, habíalas en aquellas datas de penurias de postguerra.

Precisamente, habida cuenta de los dramáticos momentos que vivimos hoy, he creído conveniente ofrecer con este mi artículo, un pellizco de sal al evocar una de las célebres bromas de Pepe, el “Chirro”, de la que fui testigo y recuerdo meridianamente.

Cuando su padre, Leoncio, por la edad dejó el puesto de ayudante de viajeros en el servicio de autobuses entre Cártama y Málaga, su hijo, Pepe (el “Chirro”), ocupó su lugar hasta que la línea Cártama Málaga pasó a propiedad de la compañía Suburbanos de Málaga.

Lo que a continuación saco a relucir, sucedió sobre las tres de la tarde de un día de agosto de la década de los cuarenta del pasado siglo, o sea, la época del hambre, “la churripampa” (hasta el hambre tenía mote), del maquis ó, “rejuíos” (las partidas del Mandamás, del Rubio Brescia, de los Cazallero, el Recluta, etc) , que pululaban por montes y campiñas, y en cualquier vado, vericueto serrano e incluso a campo descubierto, se liaba una sarta de tiros entre Guardia Civil y “los de la sierra” que ardían hasta las verdolagas. Igual que en siglos anteriores, El Tempranillo, Pasos Largos, Diego Corriente, etc, porque es verdad que bandidos, lo que dice bandidos, los hubo siempre, como también los hay hoy pero de otro pelaje y, embozados sin exponer la chorla en los recovecos del gobierno. Era también aquella la década del racionamiento y, por ende, del estraperlo.

Aquel día era feria de agosto en Málaga; el autobús (el Blizt) iba repleto de aficionados a los toros para presenciar la corrida de esa tarde, con Manolete, Domingo Ortega y el Estudiante en el cartel y, toros de Benítez Cubero, que, según el dicho de entonces, “embestían hasta con el rabo”, ¡cuasi ná, la tarde de toros que esperaba! Pero antes de llegar al “puerto de la zorrera”, a apenas un kilómetro de Campanillas, el Blizt hace un aparatoso ruido y se para de pronto. Iba repleto de viajeros a los toros, no solo dentro sentados y en los pasillos, sino en el techo, sentados como en barbecho, y, entre éstos, iba servidor de ustedes.

Antoñico (el que con González Marín y la imagen de la Virgen de Los Remedios recorrió América desde la Tierra de Fuego a New York), chofer y mecánico afamado, era el conductor y, tras levantar el capó y echar una mirada, diagnosticó: el peñón de ataque se ha roto.

Y, la corrida empezaba a las 6 de la tarde...

En esas, aparece una camioneta en sentido contrario: Antoñico la para y arregla que el “Chirro” se vaya con ellos para Cártama: “Pepe, vete pa Cártama, y dile a la empresa que mande rápido el otro “cameón” para llevar el personal a Málaga que se le va escapar la hora de la corría. Dile que se traigan un peñón de ataque que yo arreglaré aquí mismo la avería..., ¡venga sube y hala pa Cártama!”

Cuando llegó a Cártama el “Chirro”, en broma, o porque no se enteró bien del mensaje le dijo a Antonio, “El picado de viruelas” y uno de los socios de la empresa: “Me manda Antoñico a decirle que está con el Blizt parado en el puerto de la zorrera, que mande otro “cameón” a recoger a las gentes; ¡aaaah, y que le lleve usted peñones porque nos han atacado!”.

Del peñon de ataque, a que se lleve peñones que nos han atacado, obviamente había diferencia; tanta, que la Guardia Civil lo interpretó como un mensaje cifrado anunciando que habían sido atacados por los “rejuíos”, y, sin perder segundo, en el mismo autobús pedido y escondidos tras los asientos, salió a todo gas un gran grupo de guardias desde Cártama, pero llegaron primero al sitio de hechos los que acudieron desde la Comandancia de Málaga, avisados por teléfono. Por desgracia, no conocían a nadie de los que aguardaban ayuda dentro y alredor del vehículo averiado.

Puedo dar fe de que las escena no desmerecía de un aguafuerte que firmara Goya ó Picasso: Gentes con cien kilos sobrados en postura de cuerpo a tierra, descomposiciones instantáneas, miradas de incredulidad: ¿eran realmente miembros de la Guardia Civil ó el maquis disfrazados de tales...?. El “Chirro” aún no había vuelto de Cártama y, por tanto, nadie podía colegir que aquello fuera otra cosa distinta a uno de los muchos atracos que llevaban a cabo los “rejuíos”. El entuerto se empezó a aclarar cuando dos o tres números empezaron a comprobar, para identificarlos, las cédulas personales de cada viajero...un guardia dijo al capitán: “Mi capitán me parece que nos estamos equivocando y haciendo el ridículo, entre esta gente no parece que haya “rejuío...” En esas llegaron los de Cártama y el monumental chasco quedó aclarado. Como durante el momento álgido no vi a Antoñico, después le pregúnte: “Tú donde estabas?” “Yo estaba cagando tras una melosa del balate y no quise dejar de divertirme desde allí viendo la corria..”

Mientras tanto, el “Chirro”, al que dada la “misión” que se iba a llevar a cabo lo habían dejado en Cártama, lo estaba pasando de órdago jugando al pilla pilla, a las canicas y a la cuarta, dándole de sus bromas a otros zagales, ignoranteignorando la que por su broma había liado en la carretera cabe “el puerto de la zorrera”

Se intentó que el hecho no se difundiera mucho para evitar, en lo posible, el regodeo de los “rejuíos”.

miércoles, 14 de marzo de 2012

UN HITO HISTÓRICO, MARIANO Y ARTÍSTICO DE CARTAMA EN AMÉRICA



Felipe Sassone y González Marín en Lima (Perú)



Biografía


Felipe Sassone Suárez (Lima, 10 de agosto de 1884 - Madrid, 11 de diciembre de 1959), escritor y periodista peruano de origen italiano que vivió casi toda su vida en España.


Hijo de padre napolitano y madre sevillana. Estudió en la Universidad de San Marcos dos años de Filosofía y Letras y uno de Medicina. Abandonó sus estudios movido por su una invencible inclinación a las letras y la música; en algún periódico limeño popularizó su seudónimo El Nene, que utilizaba para publicar crónicas taurinas. Desde los veinte años viajó por todo el mundo, deteniéndose en especial en Italia, donde se aficionó a la ópera y se dedicó al canto como barítono; frecuentó las tertulias literarias de París y Madrid, donde terminó por afincarse. Colaboró en múltiples diarios (Abc sobre todo), y revistas (Blanco y Negro, La Esfera, Nuevo Mundo, Mundo Gráfico) y participó en colecciones de novela corta como La Novela Semanal, La Novela de Hoy y El Cuento Semanal. Se casó con la tiple sevillana de zarzuela y actriz María Palou (1891-1957), con la cual creó una compañía teatral que dirigió el escritor y representó muchas de sus obras.
                                                                  *****
 Eran frecuentes sus estancias en Lima, su tierra peruana, generalmente por asuntos teatrales, como en 1.937, en que se desplazó a esta capital expresamente para presentar a aquel público a su íntimo amigo, José González Marín, que  hizo el día del debut para anunciar que el juglar cartameño llevaba consigo la imagen de la Patrona de su pueblo en España, Cártama, Nuestra Señora de Los Remedios.


Fue función de Gala, tal se ve en la fotografía por el atuendo de ambos protagonistas; el rapsoda cartameño portaba la Gran Cruz de Isabel la Católica concedida por el Gobierno de la II República en 1.935.


Dicha presentación se hizo desde el escenario, indicándosele al público que la sagrada imagen estaba depositada para toda persona que quisiera rendirle culto en el Convento de la Patrona de Lima y de America hispana, Santa Rosa de Lima.


En el acto estaba presente el Presidente de la Republica peruana quien como hicieron antes los mandatarios de Uruguay y Argentina, obsequió a la Virgen con una bandera de la nación en señal de devoción y HERMANDAD CON CARTAMA y, a través de esta, con España.

Esta bandera con las del resto de repúblicas visitadas, dieciséis en total, estuvieron orlando los muros de la Ermita de la Virgen en Cártama hasta la primera mitad de la década de los años sesenta del pasado siglo, en la que como hacemos con todo lo noble de nuestra historia, las destruimos y, si es un personaje relevante, lo vilipendiamos y destruimos su fama.


Sassone estuvo varias veces en Cártama a visitar a su amigo.

ANTES QUE ESTA DE ARAPILES FUE "LA BATALLA DE CÁRTAMA" HACE 200 AÑOS

PENDIENTE DE COMENTARIO HISTORIOLÓGICO

SOBRE MI NUEVO LIBRO QUE RINDE HOMENAJE A NUESTROS ABUELOS CAMPESINOS


En este mi blog, incluí hace algún tiempo uno de los relatos de mi nuevo libro (muy avanzado ya) "Ecos de la Alhóndiga", unas 150 páginas (40 relatos), que recoge aquella cultura atávica campesina de nuestros mayores que yo alcancé a conocer y hoy, ya olvidada, pero tan rica en risueños y a veces dramáticos matices de usos, costumbres, dichos y hechos. Parafraseando a Espronceda yo diría:
Martillean en la memoria mía

agridulces recuerdos de un ayer florido...

 

He obtenido toda clase de parabienes vía internet, telefónicas y personales, pero, el que arriba aporto me ha parecido de interés compartirlo con ustedes porque indica que he logrado en mi relato, "El porquerillo" (denuncia social), sintonizar con el espíritu de los que aún quedan que alcanzaron a conocer aquella época; y, posiblemente dejará perplejos a los que no la vivieron, pero la pueden conocer en parte por estos relatos de verosimilitud fidedigna. Yo, doy fe de ello, como da quien firma el comentario de arriba.
Soy consciente de que por haber nacido y haberme criado en un cortijo de labranzas, La Alhóndiga, y haber compartido y, por ende, conocido y practicado las faenas del campo, amén de estar en condiciones de escribir, me toca dejar constancia en renglones negro sobre blanco de esa cultura que mamé in situ. Por mis venas corren, con mi sangre, pegullones de mantillo de nuestra vega y campiñas guadalhorzanas, al tiempo que retozan en en mi alma recuerdos y vivencias de paz y guerra de aquella niñez
Y, en escribir sobre ello estoy hasta que el Dios bueno quiera y, me de aún fuerzas con estos mis 81 años, pero con mis retinas repletas de paisajes entrañables y escenas camperas (tan intensamente vividos), para laborar en ese sentido y cederlas a quienes me honren con su lectura.

De corazón, va por mis queridos lectores

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     “EL PORQUERILLO"

    (Denuncia social)

A mi dulce amiga de siete años, Mayrata, para que sepa como vivían muchos niños de su edad en otras épocas  

“Raspasayo” --- ¿quién no tiene su mote, a veces chocante e hiriente, en cualquiera de nuestros pueblos? ---, además de barbero en Cártama, ponía “indersiones”, sacaba muelas si se terciaba y, ejercía de “capaó” de cerdos e, incluso, de cerdas que ya hay que tener arte en cirugía veterinaria, operación necesaria al meterlos en engorde para su posterior sacrificio en el matadero industrial ó, en la ritual matanza casera prenavideñas, cual era tradición atávica en los pueblos andaluces, al menos en las familias medianamente pudientes.


Aquél domingo, antes de apuntar el sol, “Raspasayo” se dirigía a lomos de su burra aparejada con enjalma, mandiles y corona de días festivos, por el camino de las Angosturas hacia el cortijo, “El Gato”, en la “dehesa de arriba” desde el que le habían “mandao recao” para que fuera a capar una punta de cochinas que iban a entrar en cebo.


También espatarrado delante de su regazo, el “capaó” llevaba a su hijo, un zagalillo de cómo seis años, al que sostenía con la mano que le dejaba libre el manejo del cabestro con que encarrilaba la cabalgadura.
En un rastrojo de maíz cercano a la trocha que padre e hijo seguían, un porquerillo de pintoresca pinta y pobres trazas, de no mucha más edad que su hijo, guardaba un hato de cochinos.


El campo ofrecía aquella mañana un panorama de penosa tristeza invernal. Por la humedad ambiental, aún se pegaba a la tierra el humo de las candelas encendidas por los jornaleros con taramas y ramón de olivo en el tajo para paliar el frío, esperando que capataces y manigeros dieran la orden de meter mano al trabajo del día.


Pastueñas yuntas araban ya en las besanas de las pardas hazas, y, para darle vida de ofrecer frutos al tempero de la tierra madre, los labriegos con sus chapolinas se entregarían pronto a las distintas labranzas.
El gélido terral soplaba cortante desde las nevadas sierras de “Bonela”, ateriendo el cuerpecillo del zagal porquero que tiritaba como un patalete descolgado del tibio y plumoso nido.


El instinto del porquerillo, aguzado por la perra vida, le indujo a resguardarse de la ventisca poniendo en pie un par de pañetas de cañas de maíz ---amontonadas tras el “derribo” a finales de verano de las mazorcas para poder levantar el rastrojo con la arada---, contra las que se arrecachaba de espalda a poniente, eludiendo así la terralera. Intentaba proteger sus pies desnudos en lo que de ellos no cubría los capellás de pleitas de sus alpargates de esparto con suelas de trozos de ruedas viejas de camión, sentándose sobre ellos en la cruda tierra a manera de diminuto buda.


Para tener a rayas a los cochinos y apercibirlos en su instinto animal de que él no los perdía de vista y estaba siempre pronto a cruzarles el zurriago si se desmandaban, de vez en cuando se erguía para reprenderlos con el onomatopéyico sonsonete, propio en el menester de los porqueros de la ribera del Guadalhorce: “guigggní...” , crujiendo al mismo tiempo la honda, con lo que conseguía que la piara permaneciera agrupada, y, tras ello, castañeándole los dientes por el relente, volvía al resguardo de los haces de ricias, liado, cual si fuera un espantapájaros, en una vieja chaqueta de varias veces su talla, ya muy usada, con la que alguna “alma buena” habría dulcificado su conciencia regalándosela. En las bocamangas de la prenda embozaba sus infantiles manos prematuramente encallecidas por un trajinar, que ya era en sí duro para mayores que él.


A media mañana, “Raspasayo” con su hijo retornaba al pueblo a lomos de su rucia por el mismo camino que antes anduvieron en sentido contrario cuando, de pronto, advirtió que el amo de la piara de cerdos, que había aparecido por el careo para echarle un vistazo, increpaba con desproporcionada acritud, incluso para lo acostumbrado entonces, al niño porquerillo. El caso era que, en un descuido de éste, uno de los marranos, al ventear las batatas de un pegujal próximo, se había salido del hato y hozado algunos lomos de uno de los canteros, casi ahitándose de boniatos, por supuesto más sabrosa pastura que los granos sueltos y los hormigueros de alúas que rebuscaba en el rastrojo :


--- ¡Eres un irresponsable y un inútil...!. ¡Anda, coge el camino y que yo no te vea más por aquí! Mañana buscaré otro porquero menos vago que tú...--- le zahería el amo de los cerdos.


Sobraban motivos para que un niño llorara. Pero el porquerillo sabía bien que, si era capaz de hacer faenas de hombre, como un hombre tenía que ser capaz de tragarse la congoja y culpabilidad que sentía en ese momento. Le habían imbuido que cuando un animal se escapa de la piara y causa daños en sembrado ajeno, el dueño perjudicado podía acudir, incluso, al guarda jurado, el que llevaba correa ancha de cuero en bandolera del hombro a la cadera, con placa en medio grabada y, tercerola colgada. En todo caso, había que pagarle al perjudicado los daños causados en su haza por el cochino desmandado. Estos eran los usos y costumbres ancestrales con categoría ya de ley positiva.


A “Raspasayo”, la dura escena le trocó sus pensamientos en sentimientos y, apretando, en un acto reflejo, a su hijo contra su regazo, abogó así por el porquerillo:


----Ya está bien, amigo... ¿No ve usted que es un niño, y está helado de frío? Eso pasa todos los días y a cualquiera, incluso a mayores que él y, al fin y al cabo, el daño no ha sido del otro mundo. Sólo se le ha escapado un cochino...


La respuesta del amo de la piara no dejaba lugar a más alegaciones:


--- Con su edad, la vida también me obligaba a mí a guardar guarros y demás ganado en los manchones. Hasta, si encartaba, dormía con ellos en los pastos, bajo las estrellas, en las noches de alta primavera y verano, aguantando algunas veces bruscas, tormentas o escarchas sin otro cobijo que un cacho de toldo viejo y una arpillera rellena de sayos como colchón. Y tenía que ser más responsable que este porquero, si quería servir amo para ganarme la manutención.

El bujeo del camino que llevaba al pueblo era ya barro pegajoso debido a las recientes lluvias. El zagalillo, tenía los alpargates y el alma hundidos en el lodo gredoso, y era imagen estremecida de la virtud original derrotada. El capellá de esparto de su calzado, al humedecerse, le apretaba los pies, por lo que el chiquillo andaba con dificultoso renqueo.


“Raspasayo”, asiendo a su hijo en tierna empatía de dolor moral, arrimó la jumenta al balate de la trocha y, desentendido ya del amo de la manada de gorrinos, indicó con un ademán al chavea que se montara a la grupa.

--- Agárrate a mi cintura, hijo, no te vayas a caer, que esta burra hace extraños.

Atenazado a su protector, en silencio, con el dolor comprimido en su rostro prematuramente curtido por los ingratos avatares, el porquerillo lloraba en aquella cenizosa mañana silenciosas y amargas lágrimas tal las lloran los hombres de cuajo ante la injusticia.

--- Dime, ¿que edad tienes?

--- Mi madre me dice que estoy metío en los nueve años....

--- ¿Y por qué no estas en la escuela...?

----Cuando al ponerse el sol encierro el atajo, voy “a la escuela de noche” que Ignacio tiene para los hijos de los jornaleros. Sabe usté, ya me sé de memoria las cuatro regla… Pero no tengo ma remedio que servir amo porque somo ocho hermano y mi padre no nos pué mantené a tos...

---- ¿Cuánto ganas?

----Me dan desayuno, almuerzo y la taleguilla con la merienda de la que guardo algo para ante de acostarme.


Cubrieron el trayecto ---tres estadios de la vida humana a lomos de “platera”---, charlando de las cosas de la vida cotidiana hasta que llegaron al pueblo. Las campanas de la parroquia tocaban a vísperas; era la hora en la que, tras el almuerzo, los otros niños, alborozados, volvían a las escuelas.
El porquerillo tendría que empezar a buscar nuevo trabajo de mantenido en alguno de los cientos de cortijos que entonces moteaban aún la hoya guadalhorceña.

En su cielo infinito, el Sumo Creador a la vista de la escena se cuestionaba al hombre; si realmente era como, pretendió al principio de los tiempos, su creatura más perfecta.












martes, 13 de marzo de 2012

LA REINA SE INTERESA POR LA FIGURA DE GONZÁLEZ MARÍN

S.M. LA REINA DOÑA SOFÍA, VISIONA EL DWD SOBRE GONZÁLEZ MARÍN Y SE INTERESA POR EL LIBRO "CARTAMA HISTÓRICA. EL JUGLAR Y LA VIRGEN PEREGRINA", que , como es sabido, contiene un amplio recorrido por la historia de Cártama.
Me emociona  este honor porque beneficia a  mi pueblo. (SEGUIRÁ)

SIEMPRE EN SITIO PREFERENTE EN TODA LA PRENSA DE HABLA HISPANA

FALTA COMENTARIO CORRESPONDIENTE

MÁS DE LA AMISTAD DE CESAR GONZÁLEZ RUANO Y G. MARÍN

EL CONSAGRADO Y FAMOSO  PERIODISTA DEL QUE HEMOS HABLADO EN VARIAS OCASIONES EN ESTE BLOG, DESCRIBE AQUÍ UN VIAJE  HACIENDO DE AYUDANTE ESCÉNICO DE SU ENTRAÑABLE AMIGO CARTAMEÑO, EL RAPSODA, G. MARÍN.
Datos estos para los anales  de nuestra pueblo