Estoy pensando en la manera de paliar la, aún constante tristeza, que me sigue atenazando el corazón a los casi siete meses que, eso sí, por su dulce bondad, el Padre la tendrá junto a EL en su sideral e inefable Morada. Naturalmente que a todo el mundo se les mueren seres queridos, claro que sí, pero las circunstancias, como las personas no hay dos iguales.