MARTIRES
El pasado día 20 de Junio del año en curso, el Papa León XIV autorizo la beatificación de 124 Católicos Andaluces, que fueron martirizados y asesinados "In Odium Fider" entre los años, 1936 y 1938 en el contexto de la terrible persecución religiosa que tuvo lugar en España, a partir del año 1931. Al ser reconocido y probado su martirio, no es necesario el requisito de ningún milagro obrado por Dios a traves de la intercepción de estos testigos de la Fe.
El primero de los grupos lo encabeza Manuel Izquierdo Izquierdo, Sacerdote Diocesano, junto a 58 compañeros de la diócesis de Jaen, asesinados entre 1936 y 1938. El segundo grupo de mártires está encabezado por Antonio Montañés Chiquero de los Toros, Sacerdote Diocesano, y 64 compañeros también de la diócesis de Jaen, entre ellos 54 sacerdotes, 9 varones laicos y una mujer laica, asesinados por odio a la fe por el contexto de la misma persecución a la Iglesia.
La mayoría de estos siervos de Dios vivían y realizaban sus oficios en diócesis de Jaen. Muchos fueron capturados por los milicianos o bien denunciados; algunos de ellos sufrieron insultos, vejaciones y crueles golpes. Los testimonios de la época y los documentos que se conservan prueban que el único delito que habían cometido fue el de católicos practicantes.
Algunos sacerdotes pidieron ser fusilados los últimos para poder así confesar a los demás y ayudarlos a morir santamente. Vivieron amando y murieron perdonando a sus verdugos. Cuando los apresaron cantaban dándole gracias a Dios que los habían elegido para dar el supremo testimonio de fe y caridad: El Martirio.
En Cártama tenemos un mártir, sacerdote bueno que fue el Párroco que confió la Virgen de los Remedios para su salvación al preclaro artista José González Marín, que protagonizó la epopeya más grandiosa de toda la historia de Habla hispana durante año y medio, tocando en su peregrinar apoteósico por todas y cada una de las Repúblicas de Sur América, cuyos presidentes le rezaron a la Virgen y le regalaron como testimonio de hermandad y fe cristiana las banderas de cada país, para que orlaran los muros de la Ermita. Banderas que alguien quitó de la Ermita y fueron quemadas y, el Párroco bueno y santo fue también asesinado y martirizado: también él merece ser beatificado, pero, estamos en Cártama.
Ruego me sean perdonados los lapsus semánticos que haya podido tener al dictar éste suelto.