AL
PAN, PAN Y, AL VINO, VINO; Y, LA BURRA, POR LO QUE VALE, INCLUSO CON LOS AMIGOS
1.- Las circunstancia
políticas, sanitarias, económicas y culturales de España, imponen a quien suscribe, como a cualquier español,
creo, dar por terminado el vacar navideño y
reemprender en mi caso la habitual actividad
periodística como colaborador y cronista
independiente
de la villa en toda la prensa malagueña y comarcal desde hace 55 años. A las hemerotecas
me remito.
2.- Este periodo de silencio narrativo y de meditación serena
ya pasado, ha conformado en mi espíritu una amorosa responsabilidad en relación
a los aspectos antes enumerados,
realmente singulares que merece la
atención crítica de cualquier español
consciente de serlo lealmente y, por otro lado, imposible de narrar en una sola entrega, por
lo que es obligado ir por partes. A
tenor de ello, empiezo, hoy:
3.- La primera noticia
para mí de interés que percibo aparecida en este medio de manos de mi amigo, el sapiencial filósofo, profesor y estupendo escribidor, Sebastián Gámez Millán, es que mis otros amigos, Antonio Fuentes Franco y Marcelino
Marcos Miguel, han entrado a formar parte de la peculiar y, al parecer prosocialista Asociación Cultural, Abindarraez. Sebastián Gámez es Vicepresidente, o Secretario
(no estoy seguro), de la mentada
Asociación de nomenclatura agarena.
Uno de los temas que lleva en su agenda esta Asociación, es la restitución del auténtico título, José González Marín, al Teatro que fuera propuesto en 1.935 por un
alcalde socialista, Antonio Vargas Franco (tío abuelo mío), asesinado por sus correligionarios frente populistas, que luego llevó a cabo el primer alcalde de la Cártama ya jubilosamente
liberada.
Pero, de entrada, tal dijo Franco de Gibraltar a Muñoz Grande que lo quería reconquistar por las bravas (en Cártama estuvieron acuarteladas
las tropas que llevarían a cabo el proyecto patriota de Muñoz Grande): “quieto Agustín Muñoz, y dale tiempo al
tiempo, que Gibraltar caerá por su propio peso como una fruta madura” y,
vean por donde vamos y, Gibraltar, aún coleando. Pues bien, todos los miembros
de Abindarraez alegan la dilatoria propuesta del calibrador Franco a Muñoz Grande: Hacerle justicia al
eximio cartameño vendrá con el tiempo. Con el tiempo a falta de cuajo decisorio.
Es el truco que emplea el PSOE para consumar sus hechos políticos impúdicos.
Dejemos sentado que González Marín no necesita en donde está ya
de Cártama, es Cártama, como cualquier pueblo con decencia, de su ilustres Hijos
predilectos que honraron y dieron prez a sus pueblos de nacencia, como José
González Marín a su Cártama por la que tanto y tanto hizo y, por eso, se le
vitupera después de muerto. Lo nunca
visto en lugar alguno del mundo.
¿Saben los de Abindarraez, y se preocupan de saberlo y
decirlo al pueblo, por qué un alcalde al parecer indigente intelectual le quitó el nombre de nuestro
genial hombre de las letras y adalid mundial de un arte noble e hijo de nuestro
pueblo? ¡¡¡Quiá, “eso lo dirá el tiempo!!!…”
arguyen los ilustres asociados… Más o menos los mismos que dijeron que iban a
recuperar de Navarra la Dama Ceres de Cártama, y han pasado ya tres años de tal
euforia descuajada y aún está por conseguirlo los dichos tocayos, con letrado incluido
que, ya, no dicen ni pío de sus ínfulas retórica
Lo seguro es que yo,
cronista independiente de la
Villa, que he hecho por ella más que todas las corporaciones juntas y sin
cobrar un céntimo (ojo a esta aclaración), seguiré cantándole literariamente la
“mariminga” en pro de hacer justicia a nuestro genial y eximio paisano, a mis
queridos concejales y alcalde, porque una cosa es el afecto, el respeto y la
amistad, y otra, la realidad de verdad. La burra siempre por lo que vale, sea
quien sea el gitano que la vende. Seguiremos hablando porque hay mucho trigo que ahechar para desheñarlo.