Aquel
año --no recuerdo cual, pero sí con
meridiana claridad el suceso y que era, por lo que infiero, de los del comienzo
de la década de los sesenta del siglo pasado--,
un grupo
de personas pertenecientes al
Movimiento de Cursillos de Cristiandad, muy en boga entonces, organizaron
varios actos benéficos que sobre chispa más o menos, venían a ser
lo mesmo que hoy hacen asociaciones, partidos políticos y otras yerbas,
recogiendo comida, juguetes etc, para que hermanos pobres comieran algo en
Nochebuena en aras de la paz de
conciencias indiferentes durante todo el año.
Uno
de dichos actos se organizó en colaboración con la emisora, entonces obligado sahumerio del régimen (como hoy
clientes afines del actual, pero menos
disimulado, “Canal Sur”, “La sexta”, etc), “Radio Juventud de Málaga” en donde
hacía sus primeros pinitos María Teresa Campos, camisa azul incluida, igualito
que tantos otros (as) a lo largo y ancho
de la piel de toro hispana. La verdad es que a todo esto lo parió un ratón, ¡si lo sabré yo...!
Tratábase
de buscar, como podencos a gazapo, por toda Málaga y provincia, cual bebé recién nacido (“españolito que al mundo vienes/, te guarde Dios/, una de las dos España/,
ha de helarte el corazón”, que dejó dijo
Machado) lo había hecho más cerca de las
12 de la noche del día 31 de diciembre, esa mediana cronológica que separa el
año que viene del que se va.
El
coordinador laico de este embolado radiofónico era el singular y relioso personaje, Antonio Serrano
Carvajal, el mayor de los hijos de una conocida familia malagueña, dueña en
Cártama de las célebres fincas, Almotaje y Molino Carvajal heredadas de su
antepasado, el insigne tribuno y
político, José Carvajal y Hué, que tan ligado estuvo a Cártama, cosa que no es
de hoy dilucidar.
Antonio
Serrano --alférez de las milicias universitarias cuando ambos
servíamos a Franco (antes se decía al Rey, ahora ni se sabe) en la sección de
Justicia del Gobierno Militar a las órdenes de los tenientes Chamorro y
Hernández que desde el recuerdo saludo-- desde el micro de la emisora,
“huisqui” al costillar (la botella ya mucho más que “esmediá”), no paraba de
preguntar a las unidades móviles de cursillistas que en coches ad hoc cernían
Málaga y provincia a la búsqueda gozosa del bebé del año: “A ver coche uno ¿hay novedad?...”,
y así, uno a otro hasta diez, y vuelta a
empezar y, a trasegar pirriaque, que “pa eso
estamo en nochevieja”; normal.
De
pronto, el coche cinco pide entrada. Antonio Serrano ante micrófono: “jip,
jip, jip, ¡dime cinco!, jip”,
Desde el cinco: “¡Antonio, hemos dado con un niño nacido en el Materno a las 12 y un
minuto, ¡hermanos preparar el hatillo regalo y los obsequios de todo el que
quiera regalarle en tan bendita noche...! Antonio: “hip, cómo se llama la madre...” Desde el cinco: “Catalina Pérez, y es una belleza de
dieciocho años..., y el niño, hermoso cual
un Niño Dios...¡esto es la gloria hermano, qué chavala y qué niño...!” Antonio Serrano: “Jiiiip..., ppppero y el pappapadre, jip,
cococomo se llama el padre” Desde el cinco: “La madre no lo quiere decir...” Antonio Serrano. “¡Eeeeeso, jip, no pue se, tenemos que dar el nombre de
padre, insístele, jip!” Desde el cinco: “Acaba de bajar Benito y dice que la madre se niega a dar el nombre del
padre porque es un cura...”
Por
el micrófono abierto se oyó en toda Málaga y provincia el ruido de la garganta de Antonio Serrano trasegar el último trago de
guisqui que le quedaba a segunda botella, para a renglón seguido sin más
preámbulo anunciar solemnemente:
--Seseñoras y seseseñores: En el Hospital Clícliclinico de Málaga ha
nacido a las doce y un minuto de esta
noche el primer niño de este año. Hijo de una guapa mujer de 18 años y de un
cura cuyo nombre aún se desconoce, jip,...señoras y señores: ¡¡¡Viva la picha
del cura, jip, jip, jip!!!.
Y ahí enmudeció
la radio. Era demasiado…