Mire usted, no es cierto que usted
fuera nombrado Cronista Oficial de la
Villa de Cártama sólo para
escribir cortando y pegando, buscar pedruscos y dilucidad quien fue el último
moro que se limpió el sieso con ella y herir los sentimientos de una persona
por el sólo hecho de opinar sobre el sideral museo de Cártama que, pese a tanto hablar de él, aún está por
hacer. Al respecto, en el Ayuntamiernto, por ventanilla con sello de
entrada numerado y fechado (2.017-E-RC-589
de 13 enero) dirigido al Alcalde Y
CORPORACIÓN que aún no ha merecido contestación y yo por respeto a quienes lo
merecen no he querido, aún, hacer
público.
Pues dicho lo dicho, mire usted, han
sido tres las veces que le he instado por este mismo medio a que, como cronista
de la villa que va de sabihondo, inquiera quien ha sido, de ser cierto el rumor
que al respecto circula increscendo por el lugar y barriadas, quien ha sido el
ladronzuelo que sólo en gas oil (por
razón laboral al trabajar usted en la gasolinera debe tenerlo, o haberlo tenido
cerca) se embolsó de tapaillo 10.000 euros de todos los cartameños. Y es que tampoco, hasta la fecha desde hace
casi un década ha escrito usted una
crónica acusando las siempre probables contradicciones del gobierno y oposición que le nombró por su
supuesta sapiencia y obediencia.
Para terminar, descubra ya al
supuesto ladrón de haberlo ciertamente, y haga público su nombre, pues
barrunto, sospecho, preciso, colijo, recelo, malicio, supongo, presumo, presagio,
me da el corazón, me escama, me figuro, imagino, fantaseo y me huelo que sabe usted si es
cierto, o no, el evento de corrupción y si la Corporación lo sabe, pues si lo
saben y han callado, lo cual no creo, sería presunta prevaricación. Ni más ni menos que
¡¡¡¡ 10.000 euros en su gasolinera de
trabajo ¡¡¡¡¡. ¡¡Coooño!! Y usted, Cronista oficial, ejerciendo de arqueólogo.