'CARTA no replicada por Pablo IglesiaS
Lunes, 25. Abril 2016 - 13:21
Abascal descolgó el teléfono. Al otro lado, su padre le leía las
declaraciones de Pablo Iglesias: "Sin personas como Otegi no habría
paz". Colgó el teléfono y escribió. Ésta es su respuesta.
Pablo, permite que me
ahorre lo de "estimado", más que nada porque me gusta decir la verdad
siempre. El caso es que el otro día reiteraste tu miseria moral alabando a un
terrorista. Dijiste que "sin
personas como Otegi no habría paz".
No leí tus declaraciones. Me las leyó mi padre. Me llamó por teléfono
expresamente. Te ahorro la literalidad de la conversación porque es más
virulenta aún que las letras que ahora escribo.
Pero debes saber que, mientras tú
vomitabas esa basura, el hombre que me llamaba no debía de tener a muchos
metros a los escoltas que le vigilan desde hace veinte años gracias a las balas
de los amigos de Otegi. Mientras tú pasabas tu infancia en Soria leyendo a
Verne y a Salgari, yo la pasaba en tierra vasca –y española– viendo cómo
mataban a los amigos de mi padre, como Jesús Velasco oFélix Galíndez, o como a Estanis Galíndez, cartero de mi
pueblo, asesinado, como todos, por la espalda. Sello de tus admirados,
valientes y perspicaces amigos.
Mientras tu adolescencia empezaba a
despertar con sueños
húmedos con no sé qué actriz española –algo de eso dijiste hace poco–,
la mía despertaba con las cartas que la ETA escribía a mi abuelo para
anunciarle su temprana muerte: "Le buscaremos hasta ejecutarle",
rezaban las misivas de tus perspicaces amigos. Mientras tú te reunías con el
enemigo en una herriko taberna y alababas la "perspicacia de ETA", yo
recibía a mis hijos en el paritorio acompañado por guardaespaldas.
Mientras tú te entretenías en la
universidad entre escrache y manifa, yo acudía a la universidad escoltado y
veía mi nombre en un punto de mira pintado con spray en las mismas pizarras.
Literal, Pablo. Mientras tú disfrutabas de tus becas y de tu vida facilona, yo
llevaba una pistola al cinto por si podía evitar que me pegasen un tiro en la
nuca, anuncio también literal de las paredes de mi pueblo.
Mientras tú animabas a la afición que te
jaleaba a salir a "cazar fascistas" o a pegar a un
"lumpen", y quizá mientrás tú leías cómo se hace un cóctel molotov,
yo empezaba la madrugada apagando el fuego de la tienda de ropa de mi padre,
arrasada por el fuego de los cócteles molotov de los amigos de tus amigos.
Mientras tú te dedicabas a acosar a los
que no piensan como tú en la universidad –me acuerdo ahora de Rosa Díez–, yo veía pasar el féretro de Gregorio
Ordóñez entre vivas a España, o velaba el cadáver de Jesús Mari Pedrosa, asesinado a tiros en la puerta de su casa en
Durango.
Mientras yo rendía honores a Manuel Indiano, abatido a balazos en su tienda de golosinas de
Zumárraga, tú cogías un vuelo para tu paraíso venezolano o iraní para aprender
cómo jodernos más la vida.
Tu paraíso es nuestro infierno. Tus amigos
son nuestros enemigos.Y tus héroes, Pablo, son nuestros villanos. Y tú –siento
decirlo y siento pensarlo– eres todo eso a la vez, sin matices, el enemigo, un
villano y el infierno mismo.
Por eso somos tantos los que te
conocemos, cada día un poco más, los que vemos la gran mentira que se esconde
detrás de alguna de tus verdades. Y por eso somos tantos los que te
combatiremos, en las universidades si hace falta, en las urnas cuando toque, en
los tribunales cuando la ocasión lo exija. En la cheka si ese es nuestro
destino en la España soviética que querrías construir. Y en todos los lugares
en los que pretendas dar tu pérfida batalla. Cuando quieras y donde quieras.
Porque se trata de nuestra Patria y se trata de nuestra Libertad. Y no sólo no
crees en ninguna de las dos, sino que quieres destruir ambas.
Lo tienes crudo, porque somos millones
los que pensamos que representas lo peor. Lástima que los corruptos te hayan
dado esta oportunidad para engañar a tanta buena gente. Porque es así, Pablo,
tú solo eres una consecuencia de la corrupción de tantos dirigentes del PSOE y
del PP. Gracias a Dios, la España decente os combatirá a ambos a la vez. Por
una España más unida, más justa y más libre. Os combatiremos siempre.