La culpa no es de Dios, somos los hombres quienes contraviniendo sus mandamientos (no matar, no robar, no mentir, dar de comer al hambriento, amar al prójimo...) por afán de dinero ilegítimo y nos enzarzamos en crueles y letales guerras que ni los animales. Es el hombre la nota discordante de la creación.