No se puede exponer con más gusto, en mejor sitio del pueblo para que toda la gente la viera, después de estar 10 años tirada en un corral en casa del campo. Supo de ello in situ los Srs. Temboury y Gimenez Reyna, presidente y Jefe de Excavaciones respectivamente, de la Real Academia de San Telmo de Málaga a la que, José González Marín pertenecía por méritos propios y de número.
Mienten descaradamente, pues, el Arqueólogo, El Cronista "Oficial" de la Villa y la Concejala de Cultura (1) en las declaraciones que el primero hizo el domingo 18 del cte. al Diario SUR.
Los citados miembros de la Real Academia de San Telmo, aconsejaron a G. Marín que accediera a entregar las piezas arqueológicas al Sr. Errese porque, de lo contrario, se podría jugar su carrera artística ya que era Gobernador de Málaga e iba para Ministro y, había conseguido en la propia Málaga de tal guisa para su museo de Corella muchas piezas valiosas de arqueología.
Ya son grandecitos los señores arqueólogo, Cronista y Señorita Concejala de Cultura? para que mientan con la intención de dañar la memoria de un hombre bueno, insigne, Hijo Predilecto de Cártama, Gran Cruz de Isabel la Católica y el mejor declamador del mundo, benefactor de Cártama y, salvador de su Patrona cuando correligionarios disponíanse a quemarla en 1.936.
Es penoso que ahora, a los sesenta y dos años de su muerte indigentes de caletre (algunos "forasteros de fuera" que acá han arribado), no pierdan oportunidad de baldonar de todas las maneras que su ingenio aleve les dicta a nuestro paisano ilustre, sin caer en la cuenta de que, asno que al más sabio quiere derribar, no consigue sino dar coces contra el aguijón, ni tampoco caen en la cuenta de que González Marín, no necesita ya, en el sitio en que está, a Cártama, es Cártama, la que necesita de su memoria potenciada, y no baldonada (como nuevamente se intenta) porque lo único que han conseguido y conseguirán es baldonar por doquier a la propia Cártama; eso es una realidad incontestable.
(1)Seguirá porque el entuerto malhadado tiene mucho arroz que menear y, está engarzado en otras tropelías arqueológicas de análogo tenor.