Lamento que a un político de Cártama
cuyo nombre omito por respeto a su persona,
no le agraden mis dos últimos artículos publicados, como esta nota, en mi
blogs. Se ve que este señor no lee prensa alguna y no está familiarizado con
las críticas que los políticos se hacen
unos a otros y, no digamos las que les hacen los propios columnistas de los
medios. Sin crítica no hay democracia. De todos modos está en su derecho de
criticarme mis crónicas, pero, de paso aprovecho la ocasión para aclarar lo que sigue.
En las críticas que mi pluma ha
hecho a lo largo de más de 50 años de periodismo, durante gran parte del franquismo y durante la
democracia, jamás, digo jamás, he hecho una crítica ( y menos acerba) a una
persona civil ni tampoco a ningún funcionario. Otra cosa fue, y son, los políticos con cargos municipales o, en otras instituciones, porque
, implícitamente, en los renglones de sus respectivos programas se contiene
esta condición indispensable en
democracia: la de aceptar la crítica que a su gestión hagan los ciudadanos que les pagan por servirles los sueldos que
ellos mismos se ponen. Pero siempre mis críticas a ellos fueron para su condición de político, jamás a
la persona humana. Quede esto claro, como el derecho a réplica que cualquiera
tiene si es aludido, aunque, ciertamente, yo siempre me guardo un cartucho por
si las moscas. Quede todo esto claro.