Hace varios días se ha celebrado en Málaga la gala de entrega de premios Goya a los acertadamente
llamados, artistas del séptimo arte, según acertada definición de Wenceslao Fernández
Flores.
Asistió al acto nuestro
presidente del gobierno (que, por cierto, fue abucheado por el gentío de la
calle). Los artistas dedicaron una gran parte de sus respectivos discursos
de “agradecimiento” a criticar a la oposición política tal nos tienen los cineastas
acostumbrados consuetudinariamente y, en esta ocasión, con deplorable descortesía
hacia los asistentes de media sala que
no compartían sus ideas pero, sí contribuyen como todos los españoles con su dinero, a
las sustanciosas subvenciones que reciben de papá gobierno para hacer unas películas que no se
autofinancian en las taquillas. Se comprende fácilmente por qué será.
No obstante, hay que consignar un episodio gratísimo tal fue que uno de los receptores de premio, al recibirlo,
gritó un encendido, ¡¡VIVA ESPAÑA!! Pero,
¡oh decepción!, resulta que el patriota era
un artista francés, Steve Tientehuo, que había colaborado en una producción
hispano francesa.
“España y los españoles
hemos hecho a Almodóvar, Banderas, Amenábar y Barden. Nada peor que la ingratitud”,
de la que hacen gala de pelotas estos
artistas y directores del séptimo arte.
Viene aquí a pelo los versos,
que si mal no recuerdo escribió Quintana, y que también cito de memoria:
“Si oyes hablar mal de Inglaterra, es un alemán; si de
Alemania, un francés y, si oyes hablar mal de España, es un español.”