Es una culebra que impone por su tamaño y al parecer muy peligrosa: Cuando llegamos al balate de la linde de la haza de José Pajarito armados con “llamaeras”, hoces, cañas cascadas y corbillos en donde el porquerillo que guarda la piara de cerdos de la labor de mi padre gritaba despavorido pidiendo socorro, ya la culebra había ahogado enrollada a su cuerpo a una de las mejores primalas de la piara y, la reptil asesina, había huido sin dejar fóllegas para poderla perseguir.
Una tarde, días después, Pajarito la mató de un tiro de escopeta y, la colgó de una caña vertical para tranquilidad de los campesinos.
Desde entonces se durmió tranquilo en las eras, los sombrajos de los esquilmos y en las gañanías