Pueblo mío, en tí soy y en tí seré do mi gente mora;
Tú eres mi raíz, hoy
con sopores
Decadentes.
Acongojante tierra
desamada, madre
Excelsa,
Griega,
turdetana-íbera, romana y agarena
Otrora,
Con tu río y con tu
puente
Que hermana,
¿Por qué ya no eres,
tierra hermosa
De mi alma,
De la condición que
antaño te hizo célebre y
Respetada,
Terruño dulce del que
brotaron frutos bellos y
Esplendentes?
¿Por qué de tus hijos
sestean hoy sus
Despiertas mentes
Y en tus campos ya no vemos aradas las besanas
prometiendo frutos
prometiendo frutos
Las simientes?
¿Qué maldición de
baldones te echó el sapo
De la fuente
Que naja a los
mejores, pavoridos, de tus
Lares?
Yo te digo, pueblo
mío, latente tierra noble,
Que es hora de que a
tus hijos los despiertes
Del sopor que,
indiferentes, les inhibe
Defenderte.
¡Despierta a tus
hijos, tierra histórica, a golpe
De saberes!