El de
Estepona, del PP, es el alcalde más
votado ahora, y casi siempre anda por las mismas lindes, de España: Nada menos que el 71% de los votantes le dieron su apoyo. Y como el pueblo ha sabido votar,
el responsable alcalde le ha devuelto el
ademan transformando de verdad (no de boquilla electorera) al pueblo en todas sus estructuras, lo que no
ha sido óbice, impedimento ni valladar de
propias faldriqueras, para sanear las arcas en donde le dejaron quienes le precedieron
un pozancón de 600 millones de “eurazos”, que diría el tío de “pasapalabra”; cumple todas las promesas electorales que hace,
porque el señor García Urbano, demuestra
cada dos por tres, y la cuarta también, que sí es él un político, y persona, seria (una
aguja en el pajar de la política granzona de hogaño) que sabe que no atender las
llamadas de alguien es de tener pero que ¡muy poca!. Aquí, en Cártama, sí te
cogen el teléfono nuestro alcalde, la concejala Isis, el concejal de urbanismo
(Juanfra), el Diputado Espinosa, etc., todos del PSOE, al que en mis escritos como cronista libre de este lugar, no es precisamente coba de lameculo lo que les endiño, pero saben encajar con
estilo las críticas; al menos conmigo, y así lo digo y agradezco sin empacho.
¿Los y las de los otros partidos? ¡¡¡Lagarto,
lagarto…!!! Se ha visto ahora que no es buen negocio político asumir el papel de
oposición y actuar de culo al pueblo como si este no existiera, incumpliendo
todas las promesas que hicieron cuando se postularon para el carguillo ha
cuatro años.
Y, dicho
sea de paso, el alcalde de Estepona, rara avis, no cobra sueldo por servir al
pueblo desde un cargo público de máxima
responsabilidad; como en los viejos tiempos.
Conclusión:
Don José María García Urbano debería ser el presidente del gobierno y, el
falsario y descocado falsificador de títulos académicos, autor de miles de
chafarrinadas, que tenemos por presidente de Gobierno, contemporizador con golpistas, terroristas, etc, estaría mejor en un rastrojo
guardando una piarilla de gorrinos. Y, aún
así, sería él el que volcaría la pileta.
Admítanme, pidiendo perdón desde ya, que le eche un poco de coña a esta crónica; demasiada
sobresaltos y linchamiento moral nos están dando a la gente de a pie nuestros caros políticos.
Admítanme, pidiendo perdón desde ya, que le eche un poco de coña a esta crónica; demasiada
sobresaltos y linchamiento moral nos están dando a la gente de a pie nuestros caros políticos.