La exquisita poeta, Rosalía de Castro, las
sintió de esta forma, y a mí sus sones me daban y dan pellizcos en mis
sentires:
Yo las amo, yo las oigo,
(a las campanas de mi pueblo)
cual oigo el rumor del viento,
el murmurar de la fuente
o el balido del cordero.
Como los pájaros, ellas,
tan pronto asoma en los cielos
el primer rayo del alba,
le saludan con sus ecos.
Y en sus notas, que van prolongándose
por los llanos y los cerros,
hay algo de candoroso,
de apacible y de halagüeño.
Si por siempre enmudecieran,
¡qué tristeza en el aire y en el cielo!
¡Qué silencio en la iglesia!
¡Qué extrañeza entre los muertos!
cual oigo el rumor del viento,
el murmurar de la fuente
o el balido del cordero.
Como los pájaros, ellas,
tan pronto asoma en los cielos
el primer rayo del alba,
le saludan con sus ecos.
Y en sus notas, que van prolongándose
por los llanos y los cerros,
hay algo de candoroso,
de apacible y de halagüeño.
Si por siempre enmudecieran,
¡qué tristeza en el aire y en el cielo!
¡Qué silencio en la iglesia!
¡Qué extrañeza entre los muertos!
Las de mi pueblo, como
las de todos los pueblos para sus hijos, son arpegios misteriosos que templan
los sentires y ponen en ellos saudades
de cielos. En mi pueblo, tocan a sus
horas las de dos recintos sagrados: Ermita, campanitas coquetillas como la carita de nuestra Virgen
de Los Remedios, y las de la Iglesia Parroquial, en cuyo campanario el martillo
del reloj tañe sobre una de ellas cada
hora del día.
Forasteros que habéis elegido Cártama para vivir,
bienvenidos seáis, pero entrañar el son de nuestras campanas y quedaros con sus
históricos sones en vuestros corazones;
ello será el espaldarazo como cartameño.
Así, las campanitas de
nuestra Ermita: Rogativas (la Virgen tenía, y tiene, un manto verde para
salir a mirar a los campos cuando sus campanitas hacían rogativa acompañadas
del rezo de la gente del pueblo pidiendo la lluvia u otro favor colectivo) , Toque a Vísperas con las de la Iglesia; Ángelus
a las 12 del día cuando las mujeres y
zagales iban a los tajos de los campos por veredas y trochas
de herraduras a llevarle en el canasto
ad hoc el almuerzo a esposos y padres (entonces suplían al reloj del
campanario, que no existía hasta que, el alcalde Frías lo instaló a primeros
del siglo pasado, según los anales). Misa en Navidad y días especiales
marianos.
Las de la Iglesia
Parroquial: El Ave María de mañanas, Vísperas, al medio día, Oración,
en los atardeceres que los mayores parando sus faenas y los niños sus
juegos y rezaban un Ave María a la
Virgen de los Remedios, Ánimas. Difuntos y, Alarma , fuegos, perros rabiosos u
otros peligros para la gente del pueblo;
algún otro que no recuerde (cito de memoria).
Sí, las campanas
cumplieron, hasta no hace excesivo tiempo, una función social de primer orden,
amén de la sublime canción espiritual en el espacio etéreo que nos conectaba con el eco de algo superior en nuestros adentros.
Nuestros jóvenes de hoy,
y no tan jóvenes, viven hoy un mundo muy
laico en torno sólo a la ideología de lo
políticamente correcto sin ninguna base histórica. Si en alguna medida estos
trabajos míos colaboran a ayudarles a comprender en alguna medida la realidad
de verdad de nuestra historia, yo me doy
por muy satisfecho en compartir con ellos lo poco que la vida y mis estudios y
lecturas me han enseñado.