Lo es el hecho de que a España se le dé el trágala de tener un
gobierno sostenido por aquellos que durante décadas asesinaban de tiros en la
nuca a españoles por el hecho de serlo ---entre sus víctimas no pocos socialistas (¿qué dirían hoy si levantaran la cabeza y vieran el pajeado de sus correligionarios?)--- que quieren la destrucción de la España de siempre y, baldonan con falaz lengua al que tiene su
propia personalidad, criterios y
creencias, y no las de ellos, los que se han adueñado con mañas presuntamente punibles y, de seguro, indemocráticas e indeseables éticamente del poder.
Ahora estamos en plena consagración de la mentira como herramienta de hacer política, y en la revolución (a fuerza de repetir elecciones hasta que un resultado les cuadre), de los mediocres astutos, vagos disidentes de las nobles faenas. O sea, dicho con respeto, de vividores, situación que a la vista de la realidad es incontrovertible dialécticamente.
Ahora estamos en plena consagración de la mentira como herramienta de hacer política, y en la revolución (a fuerza de repetir elecciones hasta que un resultado les cuadre), de los mediocres astutos, vagos disidentes de las nobles faenas. O sea, dicho con respeto, de vividores, situación que a la vista de la realidad es incontrovertible dialécticamente.
Y, lo peor, es que los españoles callamos como la piara ovina encarrilada por perros ovejeros. Esto es, sin lugar a
dudas, oprobioso.