UN HOMBRE BUENO Y
SOLIDARIO
En el verano de 1,947, quiero
recordar, me tocó ser Ayudante Escénico en las vacaciones, de González Marín en
el Teatro Calderón de Madrid, donde le hicieron un homenaje al rapsoda
cartameño. También nos acompañó en esta ocasión, Antonio López Plana “Antoñico”,
acompañante de González Marín durante todo el periplo del peregrinar de la
Virgen de los Remedios cartameña por América. Pero en esta ocasión, después de
la actuación del recitador en el Calderón de Madrid, tenía que ir en su coche Hispano
Suiza a Toledo que conducía Antoñico.
En el Entre-acto en el
citado Teatro Calderón, acudieron al camerino, cómo en todos los Entre-actos,
insignes personajes de la literatura, la poesía y, entre ellos, militares de
alta graduación (Coroneles, Generales, Tenientes Generales y, hasta Capitanes
Generales de regiones militares).
Recuerdo cómo, un
General, creo que el General Asencio, le dijo a Pepe González Marín: “Pepe, nos
hemos enterado que tú, de tu bolsillo estás ayudando a sobrevivir a los padres
de soldados que se valían del jornal de su hijo, hoy soldado y, eso no es justo.
Por ello te rogamos que cuando encuentres un caso en estas circunstancias, de
inmediato le des una carta al soldado dirigida a su jefe militar y, nosotros,
lo libraremos del Servicio Militar bajo la fórmula de Permiso Ilimitado para
que, con su sueldo, pueda contribuir al mantenimiento de sus padres”.
Pepe González Marín
libró decenas y decenas de quintos, por este procedimiento que el ejército
consideraba ya, como un servicio a la Patria.
¡¡Callen pues, las
acerbas calumnias al bueno y solidario, José González Marín, en su pueblo por
envidia o algo peor!! ¿Qué hacían estos mal nacidos detractores del más famoso de los recitadores de todos los
tiempos en la conferencia magistral y de encomio en Málaga? ¿Quizás dar el pego
a los conferencistas?
Se
adjunta como elocuente testimonio una significativa carta.