lunes, 30 de septiembre de 2024
viernes, 27 de septiembre de 2024
jueves, 26 de septiembre de 2024
miércoles, 25 de septiembre de 2024
martes, 24 de septiembre de 2024
TOROS,
TOREROS Y POLITICA
VISPERAS
SANGRIENTA
Fascismo
y comunismo son dos palabras que aparecían con demasiada frecuencia en los periódicos
del mes de Junio de 1936. “Frente Popular” y “Frente Nacional” barruntaban lo
que habría de ser la fratricida guerra.
“Derecha e izquierda”. El caos social y político, cuando la
primavera va cediendo. Yo que nací en el Cortijo La Alhóndiga en el que tuve
niñez de oro, sin otros amigos que los gañanes, boyero (Paco El Tito), el
aguador que en la mula aparejada con aguaderas para ir por agua con cuatro
cantaros a las fuentes de Almotaje, Higuerón o Zarzalón.
En España, además, se habla de toros y de ferias. Gil
Robles, Largo Caballero, Calvo Sotelo, Dolores Ibarruri, Azaña, Prieto, el
general Franco… Domingo Ortega, “Chicuelo”, Márquez “Rafaelillo”, Jaime Pericás, los Bienvenidas, “Gitanillo de Triana”…
Terribles vísperas de la más cruenta guerra fratricida.
Lidia. Lid. Lucha.
Ambiente enrarecido, desesperación de políticos, impotencia
gubernamental. Deserciones, conspiraciones, encarcelamientos, burguesía acobardada,
proletariado desafiante, detenciones.
Y sobre todo, por encima de todo, las corridas. Están recientes
las del Corpus granadino. Y en Alicante, por San Juan, las primeras figuras del
toreo han levantado los ánimos a la ficción, Ortega y “Rafaelillo”, que van a
repetir en la segunda feria, y Pericás. Está junto a la explanada, en el puerto
alicantino, toda la luz del Mediterráneo y la paz mece en las aguas a las
embarcaciones de pesca y a los pequeños ferrys de paseo.
Franco, destinado en Canarias, enlaza con Mola; recibe y da
instrucciones.
José Antonio Primo de Rivera, jefe nacional de la Falange, firma directrices a sus jefes
de centurias, ante los acontecimientos inminentes, en aquel 29 de Junio, día de
San Pedro y San Pablo, cuando el Alicante – donde sería ejecutado unos meses más
tarde – se celebra la segunda corrida de sus fiestas, con toros de Pablo Romero
para Domingo Ortega, Curro Caro y Rafael Ponce “Rafaelillo”.
Las juventudes comunistas y socialistas deciden unirse y
san paso a las Juventudes Socialistas Unificadas, los populares J.S.U uno de
cuyos dirigentes, Santiago Carrillo, todavía es socialista, aunque acabaría pasándose
al comunismo.
Mola, en Pamplona, sigue urdiendo los hilos de la conspiración.
Hay toros en Madrid el 2 de julio; están anunciados, Manolo
Bienvenida, Domingo Ortega, “Rafaelillo” y Jaime Pericás, con ocho toros de
Carmen de Federico. En la calle, los atentados se repiten. Desde un coche son tiroteados dos falangistas que
disfrutan de la buena temperatura del recién estrenado verano del 36 en una
terraza de una cervecería madrileña. Cuando la corrida de las Ventas esta
mediada, dos hombres son acribillados al salir de la Casa del Pueblo.
Al otro lado del Estrecho, en el Protectorado de España en
Marruecos, ese mismo día se inician grandes maniobras. Han llegado fuerzas de
todo el territorio al Llano Amarillo, y allí se produce algo más que un
entrenamiento castrense. La conspiración sigue madurando. El ejército considera
imprescindible intervenir ante la situación a que ha llevado al país el régimen
republicano. La huelga de los trabajadores de la construcción se ha
generalizado. La hoz y el martillo y viva Rusia. Estrellita Castro canta “Mi
jaca – galopa y corta – el viento”, y en las maniobras las ráfagas de ametralladora se corean con “Una-copia-de-ojen”.
La república se hunde y hasta Maura está
convencido de que el único remedio “es una dictadura republicana nacional que
salve a España de la anarquía”. Por ahí van los tiros. ¿Y las libertades democráticas?
Las libertades democráticas de los celtiberos.
“Uno de enero, dos de febrero, tres de marzo, cuatro de
abril, cinco de mayo, seis de julio, siete de julio…!San Fermííínnn”.
San Fermín, Pamplona. La Plaza del Castillo y la calle de
la Estafeta, donde un muchacho llamado Rafael García Serrano duda entre seguir
cortejando a la morena que tiene a su lado, tras las talanqueras, o saltar a la
carrera del encierro. Luego será el más entusiasta cantor de ésta y de la otra
fiesta que se avecina de la guerra.
Alguna peña echa de menos al escritor americano que tanto
sabe de toros; el grandullón que se parece a Clark Gable y que se ha hecho
famoso en todo el mundo con dos libros de toros. “El niño de la Palma” le
inspiró “Fiesta”: después, hace ya siete años, “Muerte en la tarde” le consagro
como un aficionado entendido. Aunque no como profeta, porque es en sus páginas
donde dice: “El único sitio donde se puede dar la vida y la muerte, quiero
decir la muerte violenta, ahora que las guerras han terminado, es la arena de
las plazas de toro…” Precisamente la guerra le traería unos meses después a
España.
Hay cuatro corridas en el cartel pamplonica. La primera el
día 8, con toros de Tassara, que en la amanecida han corrido tras los mozos. “El
Niño de la Palma”, Ortega y “Gitanillo de Triana” habrán de lidiarlos por la
tarde.
Mucho “Riau-riau”. Para la juventud en los San Fermines, nada hay más importante. “Asunción, Asunción
echa media de vino al porrón…” Apenas si se entiende el general Mola por teléfono,
con tanto griterío como llega desde la calle. Y es importante. Le informan que
en Madrid han empezado a detener falangistas; setenta y cientos en otras
capitales. Raimundo Fernández Cuesta entre ellos. Por otra parte, los
campesinos se están repartiendo las tierras. La invasión es anárquica. Los dueños,
horrorizados, desaparecen y dejan el campo libre. Hay quien va de Safari al
monte, a cazar ganado con escopeta. Madrid con la excusa del veraneo, se está
quedando sin gente. Mola tiene sus problemas. Y allá abajo venga el Riau-riau y
el “vino que tiene Asunción, no es blanco ni es tinto, ni tiene color…” Todavía
se dice “Aló” al hablar por teléfono. Ha recibido carta de Fal Conde prometiéndole
ayuda, con algunas condiciones que imponen los tradicionalistas. Hasta Sanurjo intercede desde Lisboa para que la irritación
de Mola con los carlistas no llegue a
mayores por el aquel de si la bandera que ha de enarbolar la subversión será monárquica o republicana.
Ortega, “El Estudiante” y “Rafaelillo” torean en la segunda
de feria de San Fermín; en el reconocimiento desechan un toro de Albaida, que se sustituye
por otro de Galache. Buen cartel. Es el 10 de julio, justo el día en que el
general Franco que ha estado vacilando
en su destierro oficial de Tenerife, decide unirse a la sublevación, recibiendo
el mando de las fuerzas de Marruecos. Se dice que han sido vistos por la
mañana, juntos, presenciando el encierro, los generales Mola y Fanjul, con el
coronel Carrasco.
Manolo Bienvenida y Jaime Noaín lidian toros de Alipio Pérez Tabernero el día
11, en la tercera de abono. Está casi ultimado el levantamiento militar. La avioneta
que ha de trasladar al general Franco desde Canarias a Marruecos sale de
Londres.
“Pobre de mí, pobre de mí, se acabaron las fiestas de San
Fermín”. El 12 de julio corre la última de la feria, con el cartel más flojo,
que se refuerza con dos toros más; ocho de Antonio Pérez que lidiaran “El
Estudiante”. “Rafaelillo”, Curro Caro y Pericás. En el Llano Amarillo se han
puntualizado las cosas y todo está a punto cuando la Legión y los Regulares desfilan
ante los generales Romerales y Gómez Morato, que comandan los ejércitos de África.
Las fuerzas indígenas regresan a sus guarniciones con cánticos monorrítmicos que
pueden ser melopeas entre guerreras y religiosas. En Dar Drius hay, ya, un
general confinado, que se pasa las horas muertas leyendo, subido en un manzano;
no viste uniforme, sino un mono gris. “Estar rojo”, dicen los moros de la
Mehal-la.
En Madrid, el 12 de julio será un día bien completo. El teniente
de la Guardia de Asalto José Castillo, socialista, es asesinado. El capitán Condés,
de la Guardia Civil, que era su amigo, quiere vengar su muerte. No encuentra a
mano a Gil Robles y sacan con engaño de su casa a José Calvo Sotelo, al que un
acompañante de aquél, un tal Cuenca, le dispara a bocajarro dos tiros de la
nuca, cuando simulaban trasladarlo a una jefatura de Policía. Era ya la
madrugada del día 13. Unas horas antes,
a la vez que en Pamplona se cierra la feria, hay toros en la ciudad natal del
general Franco Bahamonde – El Ferrol, que se llamaría oficialmente después El
Ferrol del Caudillo-, con los hermanos Manolo y Pepe Bienvenida, y toros de la
viuda de Félix Gómez. Fue la última
corrida celebrada en España antes del alzamiento.
Los acontecimientos se precipitan. Todo puede estallar en
cualquier momento. Arrecian las protestas por el asesinato de Calvo Sotelo.
Prieto manifiesta que sería preferible una guerra a que continuaran los
asesinatos. El Ejército también lo cree así, y de manera muy especial los
mandos que se habían reunido en el Llano Amarillo. Dispuestos, 18,000 hombres.
A la cinco de la madrugada del 17 de julio de 1936, en Melilla,
se rebelan los militares. Al día siguiente, entre el desconcierto popular que
producen las noticias falseadas por los periódicos, que tratan de quitar importancia
a la subversión, que consolida el alzamiento en otras plazas africanas. Ya corre
la sangre. El 18, toda España está en armas, por uno u otro bando. Franco llega
a Tetuán el día 19. Ha empezado la guerra; la más terrible y cruenta lucha
entre hermanos. El pueblo se permite un paréntesis en la fiesta. Se suspenden
todas las corridas. Un mes de tregua en las plazas de toros; treinta y cuatro
días, para ser exactos. El 13 de julio al 16 de agosto. Es como si los
españoles, delimitadas las zonas bélicas, aclaradas las familias por la movilización,
estrenados los primeros lutos, no pudiesen aguantar más tan largo ayuno de
fiestas taurina.
Los pasodobles se confunden con los himnos. “Pan y toros” y
“España cañí” con “Cara al sol” y “La Internacional”. Puños cerrados y palmas
extendidas”.
En el ruedo ibérico, sangre, llanto, ovaciones y olés. Este
pueblo, soñador y loco, se divide entre las trincheras y los tendidos; como si
encontraran un absurdo paralelismo entre una y otra lucha. De pelear se trata. España
está ardiendo por los cuatro costados, pero siempre hay un momento y un lugar para la lidia.
Estaba, ya que me preguntan, echando un rengue para descansar de la habitual tarea que traigo entremanos y,
me puse a jugar con mis pensamientos porque, como decía Lope de Vega, "...A mis soledades voy, de mis soledades vengo, porque para andar conmigo me bastan mis pensamientos.---
*** La niebla tocando el corazón de los montes les arranca, como si fuera el amor de (ELLA), sorpresas de HERMOSURA.--
***@
***El talento de cultiva en la soledad
lunes, 23 de septiembre de 2024
Naturalmente que a todo el mundo se les mueren seres queridos, claro que sí, pero las circunstancias, como las personas no hay dos iguales.
COMO OPINARON LOS
TOREROS DE FRANCO
LUIS MIGUEL “DOMINGUIN”
No puedo precisar exactamente
el número de veces en que tuve oportunidad de hablar con el Caudillo. Si puedo
decir que han sido muchas, sobre todo con ocasión de cacerías en que hemos
estado juntos. Afortunadamente he tenido
la suerte de que, al ser varios días seguidos de cacería, existía más comunicación
durante los almuerzos y cenas, unidas al
ambiente de convivencia. Franco era un hombre que hablaba muy poco y con una
disciplina impresionante. Escuchaba y recordaba cualquier cosa que se le dijera
y daba siempre la impresión de que le conocía a uno a fondo; una mirada suya
era suficiente para sentirse como desnudo ante él. En cuanto a lo de si se
interesaba por los problemas profesionales de los toreros diré que estaba muy
interesado, teniendo como tenía conocimiento de mis continuos desplazamientos a
Hispanoamérica, por el desarrollo político y económico de la América Latina,
los ambientes taurinos de aquellas tierras y todo lo relacionado con nuestra profesión.
Siempre me extrañó – sigue diciendo Luis
Miguel “Dominguín” – impresionó de un modo profundo el conocimiento que tenia
especialmente de los toros que lidiaban, al comentar las corridas a las que asistía;
además de tener un muy buen criterio sobre las dificultades que presentaban los
toros, siempre me decía algo referente a lo cansada y ajetreada que era nuestra
profesión , no solo por los continuos
viajes y traslados de lugar a que nos obligaba continuamente, sino también por
la variedad y condición psicológica de
los públicos ante los que teníamos que enfrentarnos cada tarde, un día y otro…
Tuve ocasión de hablar
con el Caudillo cinco o seis veces en los festivales organizados por su esposa,
doña Carmen, y en la corrida de Beneficencia del año 1960. También recuerdo
haberle saludado con ocasión de la corrida de la Prensa, a la que asistió el
entonces presidente de la República de Argentina, Frondizi; en aquella ocasión toreamos
Manolo Vásquez, Luis Alfonso Garcés y
yo. Siempre preguntaba cosas relacionadas con el mundo profesional de los
toreros… puedo asegurar que siempre me pareció un hombre muy simpático a la vez
que muy serio, pero con una extraordinaria personalidad. Conservo en mi poder
las cinco o seis pitilleras de plata con el escudo de la Casa Militar y un
alfiler de oro. Cuando he tenido ocasión de brindarle un toro lo he hecho diciéndole
que pedía mucha salud para el por el bien de España.
JULIO
APARICIO
No puedo precisar el número
de veces que hablé con el Caudillo, porque fueron muchas. Pero en varias
corridas de Beneficencia y en los festivales organizados por su esposa. Recuerdo
que siempre hablada de cómo iba la corrida, interesándose por nosotros. Solía decir
que lo pasaba muy bien y tenia para cada uno de los matadores una frase
agradable. También recuerdo que solía referir a cosas de pescas, a la que era
muy aficionado, a los problemas del mar. De esto con quien más charlaba era con
Miguel “El Litri”, tal vez porque sabía que era de puerto del mar. Recuerdo que
Miguel, que tiene la costumbre de llamar a todo el mundo de tú, al decirle Franco que acababa de venir de
Málaga, él, ni corto ni perezoso le respondió
impasible: “Se te nota, se te nota, porque tienes un color moreno estupendo”. Yo
me quedé helado al escucharlo, pero al Caudillo le hizo mucha gracias la cosa. Conservo
una foto dedicada en la que estamos Franco, el pobre Antonio Bienvenida y yo,
aparte, claro, de los alfileres de corbata, gemelos y pitilleras que solía
regalar cuando se le brindaba un toro. Uno de los brindis que mas solía hacerle
era éste: “Tengo el honor de brindar este toro a Su Excelencia con mi mayor
deseo de quedar bien y le pido a Dios que le conserve la salud y la vida para
mayor gloria de España y de los Españoles”.
Con Franco estuve
muchas veces, tanto en cacerías como en
corridas de toros. No puedo precisar el número, pero le vi y tuve el honor de
saludarle en varias ocasiones: Madrid, San Sebastián y otras plazas. La impresión
que tengo es de que era un hombre muy normal, que se preocupaba mucho por los
toreros y sus problemas, y esto ya es importante. Solía decir: “¿Qué tal van
las cosas?” En la corrida de la plaza de las Ventas en que maté yo solo seis
toros – recuerda Paco Camino – cuando subí al palco presidencial me estrecho la
mano, me felicitó y me dijo que lo había pasado fenomenalmente bien. También coincidí con el en diversas cacerías. Yo le he
encontrado un hombre muy simpático, de una personalidad fuera de serie,
arrolladora e impresionante, que a la vez demostraba poseer hondos perfiles
humanos. Su simpatía y humanidad son las condiciones que más me han quedado
grabadas de él. Me pareció que era inestimable su profunda preocupación por
nosotros, los lidiadores, por nuestras cosas…
Le conocí en una ocasión
en que toreaba en Barcelona, en unión de Joaquín Bernadó y “El Cordobés”;
subimos al palco y nos dio la mano al tiempo que nos felicitaba. Gracias a Dios
tuve aquella tarde unja actuación bastante satisfactoria y creo que quedé bastante bien, cortando
orejas. Franco me dijo: “Has estado muy bien me he divertido mucho…” Personalmente
me pareció de las pocas personas que desprenden un magnetismo especial que las
delata como seres superiores; el Caudillo poseía este don, un don muy grande. Era
un ser humano fuera de lo corriente. Además de esta corrida, también coincidimos en alguna cacería… Conservo el regalo que hacía
a los que le brindábamos algún toro; a mí me mandaron unos gemelos de oro. Y una
foto en la que estoy a su lado en unión de los otros dos matadores que componíamos
el cartel. Cuando le brindé el toro le dijo algo así como que para mí era un
honor muy grande y que hacia votos para que estuviera muchos años entre
nosotros, “por la grandeza de España y de los españoles”.
PABLO LOZANO
Pues yo le saludé en
dos ocasiones; una en la plaza de toros de La Coruña, otra en la de Madrid. En esta
segunda ocasión fue cuando el primer festival benéfico que organizó su esposa –
dice Pablo Lozano, ex matador de toros y apoderado de Palomo Linares-; al subir
al palco nos felicitó y se intereso por la carrera profesional de todos y
añadió que él le daba “muchísima importancia a eso de ponerse delante de los
toros bravos”. Por cierto que recuerdo una anécdota; cuando me dijeron que
subiera al palco para saludarle, me entro una gran emoción y subí corriendo
porque me habían advertido que el Caudillo tenía mucha prisa. Al llegar frente
a él, yo estaba muy fatigado y se me notaba mucho. Entonces Franco me preguntó
que me pasaba, y al explicarle por lo que era dijo que “no era como para sofocarse
tanto”. Yo le vi como una persona que te infundía un tremendo respeto. Me causó
una imborrable impresión. Y sobre todo recuerdo que fue amabilísimo con
nosotros. También el brindis que le hice la primera vez; era algo así: “Tengo
el honor de brindarle la muerte de este toro al Español más grande de todos los
tiempos”.
Le vi una “jarta” de veces;
todas las corridas de Beneficencia que tore130, y en Madrid, Barcelona,
Sevilla, San Sebastián, La Coruña. Me pareció un hombre muy simpático, muy amable y, sobre
todo, de una inteligencia clara, brillante, fuera de lo normal. A cada torero
le hacía referencia de cosa que recordaba de cada cual, demostrando una memoria
excepcional. Cariñosamente, paternalmente, nos decíamos q tuviéramos mucho
cuidado… Me produjo la impresión de ser un hombre muy cordial, muy entero, muy
cabal. Una personalidad que se salía de lo corriente… su presencia me causaba
un gran respeto y sentía por él una sincera admiración. Solía brindarle los
toros diciéndole: “Va por su excelencia y porque Dios nos lo conserve para bien
de España y de todos nosotros”. Tengo en mi casa treinta o más regalos por
haberle brindado toros. También en lugar destacado una foto con dedicatoria de
su puño y letra que dice así: “A Miguel, con afecto y cariño”.
Me llamó poderosamente
la atención su enorme personalidad y simpatía, y la gran categoría que
demostraba en sus actitudes y en sus palabras; me emocionó que tuviera la
gentileza, el detalle de dirigirse a mi en los términos en que lo hizo.
Tres veces hablé con el
Caudillo. Todas en el palco de la plaza Monumental de las Ventas, de Madrid.
Una vez con “El Pireo” y “El Viti”, además de Álvaro Domecq. Otra creo que fue
con “El Cordobés” y Gabino Aguilar. En la primera me dio la enhorabuena y se
interesó por los problemas de la fiesta, cosa que me impresiono gratamente. Luego
entró en comentarios sobre todo lo relativo al espectáculo y dijo que el admiraba mucho a los toreros. Nosotros
le devolvimos la gentileza añadiendo que éramos nosotros los que le admirábamos
a él. Creo que fue “El Cordobés” quien le dijo esto. Y yo añadí que era mucho
más difícil que la lidia de los toros llevar las riendas de la nación desde su puesto rector. Era un hombre de los
que salen poco en mucho tiempo u su labor habrá pasado a las páginas de la
Historia con letras de oro. Un personaje extraordinario, fabuloso, al que
recordaremos siempre los españoles con admiración, gratitud y simpatía.
Le traté en cinco
ocasiones, correspondientes a otras tantas corridas de Beneficencia. Una en La
Acoruña, otra en San Sebastián y las demás en Madrid. Era hombre de pocas
palabras, pero me dio la impresión de que lo pasaba muy bien con nosotros. En una
corrida en la que yo había sido volteado por el toro, me dijo: “Vaya, Andrés, ya
he visto que le pagaba un fuerte golpe, pero es hijo de labradores y esta
templado para estas cosas”. También solía preguntarme por la familia y por los
problemas del campo. ¿Cómo va su campo? Era como un gran padre espiritual de
todos. Era duro y al mismo tiempo suave, consiente, reflexivo, paternal,
correcto… Un padre perfecto, vamos.
Y estoy seguro de que
será uno de los pocos hombres que pasen a las páginas de la Historia como un político integro, de
una honradez acrisolada, total. El primer toro que le brindé con estas
palabras: “Excelencia, brindo este toro como homenaje de un modesto labrador a
un gran Jefe de Estado”.
Cuarenta años de
franquismo y de toros han quedado atrás. Clarines y timbales anuncian una nueva
era, la de los toros de la democracia. No variaran las corridas en absoluto,
porque antes, durante y después del franquismo, los circos taurinos fueron y serán
siempre los más representativos enclaves de la democracia, donde el pueblo es
soberano e impone la ley que dicta la mayoría, para el triunfo o el fracaso.
Este señor que nos gobierna (es un decir), no da ya una derecha.
La última ocurrencia es la cara, según él avinagrada, de Feijóo (sereno y firme) en su papel de control al Gobierno.
Pero puede que alguna razón tenga Sanchez, al ver la seriedad del Jefe de la Oposición ante el panorama que ofrece España: Subida galopante de los precios, el incremento de los casos de corrupción que ha invadido el propio entorno familiar de Pedro Sanchez, los conflictos ferroviarios, promulgación de leyes discriminatorias e injustas que están dividiendo al pueblo español, el "caso" de la Ley de Amnistía, el consorcio tributario para Cataluña, o una regeneración democrática que no tiene otra intención que la de amenazar a los medios de comunicación no afines, y maniatar a los jueces con menoscabo del estado de derecho, y, paremos de Contar porque el cotejo de lo que este nefasto gobierno hace con España es de pena. Ni el Rey Carlos lV y su hijo Fernando Vll, con su Godoy inclusive, fueron tan nefandos para España. !!! Qué pena, qué dolor de España...!!!.
domingo, 22 de septiembre de 2024
TORO, TOREROS Y POLITICOS
I
Son los crímenes más monstruosos de la
historia de la Humanidad, ordenados por un vendedor de camisas que llegó a la
presidencia de los Estados Unidos, Harry
S. Truman, sucesor de Roosevelt. El 2 de Septiembre termina la segunda Guerra Mundial.
Diego Martínez Barrio será presidente de
la República. Jiménez de Asúa, de las Cortes, y Negrín del Gobierno, aunque
pronto dimitirá para que entre José Giral. A todo esto, Franco sigue en España,
capeando los temporales internacionales.
Cuando
finaliza 1945, el franquismo atraviesa los más difíciles momentos de su
existencia. La adversidad se sigue cebando en los españoles. Tampoco este año
se recogió cosecha; la peor de lo que va de siglo. El hambre atenaza al pueblo,
al que Franco pide que se “apriete al cinturón” para superar tan aciagas
circunstancias. Por otra parte, ya ha terminado la represión por responsabilidades
de quienes permanecieron en la zona
republicana y estaban incursos en
delitos. También ha dejado de ser
obligatorio el saludo nacional brazo en
alto. España resiste el cerco internacional dimanante de los acuerdos Postman.
No
faltan enemigos rencorosos. Los exiliados republicanos, que están más
envalentonados que nunca, porque ven clarísimo su retorno a España con la
esperada salida del general Franco. Lloran de emoción cuando oyen
el pasodoble del torero cordobés. Le hacen su campañita en contra y
recuerdan que luchó en el frente, en las filas franquistas, donde se distinguió
por su valor, ya en las aduanas, algunos de sus acompañantes tiene que desplegar
recursos diplomáticos para evitar un serio incidente.
-¿Y
qué tal ese Manolete, mano? ¿Es tan bueno como dicen ustedes?
-¿Bueno?...
El mejor de todos.
-¿Quiere
usted decir que es mejor que los toreros mejicanos? Está usted ofendido…
-No,
hombre, no; yo no he dicho eso. Usted me ha preguntado…
Se publicó en la prensa de toda España y
fue tema de múltiples comentarios. “Manolete” exigió que fuera arriada la
bandera de la pretendida República Española en el exilio, reconocida por el gobierno mejicano, y fuera
sustituida por la roja y gualda.
-O
se cambia la bandera, o me voy al hotel ahora mismo.
Después le preguntaron a Prieto: ¿Qué le ha parecido a usted el desplante de Manolete? Prieto contesta: “Que es el único Español que no está haciendo el ridiculo en Méjico”
(1946 - 1949)
El clima de tensión política alcanza a los toreros. – Intrigas de sectores republicanos –que ven en la presencia de los toreros españoles un triunfo de Franco- favorecen la ruptura del convenio hispano-mejicano. – La muerte de “Manolete”, una desgracia nacional.- Franco, representado en el entierro, le concedió por decreto la Cruz de Beneficencia. – Una carta de Winston Churchill a la madre de “Manolete”. – Manolo Martínez reaparece en Valencia, al regreso de su exilio. – con la aparición de Aparicio y “Litri”, espectacular descenso de las corridas de toros. – Arrecian las multas a los ganaderos. – Franco tiene una mano izquierda que no la mejora el “Litri”.
“Manolete” no ha pisado los ruedos desde el año anterior. Sus enemigos, que son muchos, como corresponde a un triunfador, le censuran acerbamente y, sobre todo, le echan en cara que su postura es demasiado cómoda, después de haberse traído muchos millones de Méjico. Ignoran que Manuel Rodríguez, está cansado, con una salud cada vez más floja, y que, además, se ha enamorado, lo que justificaría humanamente cualquier debilidad. Sus partidarios aseguran que Lupe Sino, la novia de “Manolete”, es una de las más hermosas mujeres que pueden verse en España.
Accede, al fin, a vestir el traje de luces en la que será su única actuación en España en 1946. En Madrid, en la corrida de Beneficencia, alternando con “Gitanillo de Triana”, Antonio Bienvenida, Luis Miguel “Dominguín” y el rejoneador Álvaro Domecq, alcanzando un triunfo grande. En el palco presidencial conversa con el Jefe del Estado, a quien acompaña el marqués de la Valdivia, presidente de la Diputación Provincial de Madrid, el hombre que ha conseguido que “Manolete” toree este año.
El Día del Caudillo, precisamente, primero de octubre, se da a conocer el veredicto del Tribunal de Nuremberg, el siniestro episodio de la postguerra, que fallan doce condenas de muerte, de las que el 16 se ejecutan diez – Goering se suicidó y Martín Borman, que había logrado huir, fue condenado en rebeldía-, planteando las futuras guerras, según los más expertos comentaristas, como una terrible amenaza para la humanidad; ya – dicen – no habrá armisticios, sino guerra hasta el final, con armas nucleares, antes que la seguridad de la horca.
El hambre se va a paliar gracias al tratado comercial que se firma con la Argentina en noviembre, y cuando termina el año las potencias extranjeras aprietan el dogal, haciendo victima al pueblo español-niños, mujeres, ancianos, republicanos o falangistas-, en un intento desesperado de estrangulamiento del franquismo. La asamblea de las Naciones Unidas- que meditó muy mucho la intervención armada, quizás ante el alarde espectacular de fuerza y disciplina que fue el Desfile de la Victoria del día primero de abril- recomienda la retirada de embajadores de la capital de España.
Las acusaciones que se hacen sobre la actitud de Franco durante la guerra mundial, son rechazadas con energía y hacen reflexionar al mundo. El Gobierno de Giral, en su irritación – porque le parecía leve el castigo-, llega el paroxismo.
La nota más sobresaliente de 1946 la ha dado un torero peruano, nacionalizado argentino, Raúl Ochoa “Rovira”, que en su presentación en Barcelona, siendo absolutamente desconocido, se erigió en la atracción de la temporada, favorecido por la ausencia de “Manolete”. Torero basto, musculoso como un boxeador, valiente y eficacísimo con la espada, tomó la alternativa en la Ciudad Condal el 24 de junio y acaparó los carteles de todas las ferias de la segunda mitad de la temporada.
Ocho son, con “Rovira”, los nuevos
matadores que se disponen a dar la batalla en 1947, tras haber tomado la
alternativa el año anterior. Antonio Toscano, Bonifacio García “Yoni”, Luis
Mata, Paco Lara, Julio Pérez “Vito”.
martes, 17 de septiembre de 2024
lunes, 16 de septiembre de 2024
ECOLOGISMO
Ya el lenguaje
que emplean los ecologista leguleyos, demuestra la supina ignorancia que tienen
del campo (de sembraduras o boscosos), lo que contribuyen a graves distorsiones
de cultivo de toda clase de hoja, espontanea como la de los bosques o, en
pegujales labrantíos. Sintetizando, en aras de la brevedad y la objetividad
explico con ejemplo:
1.
Los”ecologistas”
oficiales prohíben generalmente que se cojan espárragos de los bosques; para no
agotar las esparragueras, lo cual no tiene sentido, porque las tocheras vuelven
a tener abundantes espárragos a poco que llueva en su época.
2.
Cuando
algunas veces he ido a casa de Antonio Fuentes, la carretera es paralela al
Arroyo del Judío, que ofrece abundantes moños de cañaveras del país que, los
ecologistas prohíben que se corten como se ha hecho siempre, y por ello, estas
cañas están frenadas en su desarrollo normal y sus hojas secas. Siempre se han
cortado las cañaveras y al año siguiente están más esplendentes y más
favorables para su industrialización de setos, cañizos, tomateras, tejados,
etc, etc, y a los campesinos dueños que las cría, les supone un ingreso
adicional del que tan necesitados están, como todos. En iguales circunstancias,
están los sotos y almatriches del
contorno.
3.
Otro
tanto nos ofrece las palmas y palmitos. Prohibidos de usar sus hojas para crin
vegetal, y sus cogollos para la industria plural, como confección de sombreros, espuertas y menajes utilitarios
en el sector turístico. Ofrecen también para degustar las sabrosas uvapalmas y los golosos y celebres
palmitos que consumíamos en Navidades. De los palmitos comíamos los llamados
chupones, las “aguelas” y la cabeza. Sin embargo en todos los casos de uso, al
año siguiente eran igual el crecimiento de
la palma.
4.
Y
para terminar y, para que los bosques no ardan, se hace necesario que sean careo de las piaras de cabra que se comerían las
hierbas, que son las que arden y se ahorrarían piensos etc, etc.
Como anécdota elocuente,
le cayó a un dilatado pegujal de papas una enfermedad que yo vi que no era ni “oídium”
ni tizne, ni “mildeum”, y le propuse a mi padre que llamásemos a un amigo mío,
perito agrícola que ejercía de ecologista en una oficina oficial. Vino acá e íbamos
por una linde hacia el pegujal de papas cuando, el perito le dice señalando un
sembrado a mi padre “Frasquito ¡¡¡ que hermosas que estas las lechugas!!!, y mi
padre le preguntó: ¿Qué lechugas…? Esas señalando hacia un cantero…” Y mi
padre: “Eso no son lechugas, sino coles y están comidas de “lagartas”; y viene
usted a ver que tienen las papas y no sabe distinguir las lechugas de las coles…” ¡¡¡ Vuélvase y coja apriesa el camino y lárguese…!!!
Y que yo no lo vea más por aquí, cebolleta que es usted una cebolleta.
domingo, 15 de septiembre de 2024
CEGUERA IDEOLÓGICA
------------------------------------------
No nos comprendemos,/
Porque no amamos;/
Porque el amor,/
Es el sentido último/
De todo cuánto nos rodea./
Es la pura VERDAD,/
Es el gozo que está/
En la Raíz misma,/
De toda la CREACIÓN./
(Un Poeta).
____________________________________________
“EL PORQUERILLO”
(Denuncia social)
A mi dulce amiga, Mayrata, para que sepa como vivían muchos niños de su edad en época de sus
abuelos.
***
“Raspasayo” --- ¿quién no tiene su mote, a
veces chocante e hiriente, en cualquiera de nuestros pueblos? ---, además de barbero en Cártama,
ponía “indersiones”, sacaba muelas si se
terciaba y, ejercía de “capaó” de cerdos e, incluso, de cerdas que ya hay que
tener arte en cirugía veterinaria, operación
necesaria al meterlos en engorde para su posterior sacrificio en el matadero
industrial ó, en la ritual matanza casera
prenavideñas, cual era tradición atávica en los pueblos andaluces, al
menos en las familias medianamente pudientes.
Aquél
domingo, antes de apuntar el sol, “Raspasayo” se dirigía a lomos de su burra
aparejada con enjalma, mandiles y corona de días festivos, por el camino de las
Angosturas hacia el cortijo, “El Gato”,
en la “dehesa de arriba” desde el que le
habían “mandao recao” para que fuera a
capar una punta de cochinas próximas a entrar en cebo en montanera o estabulación.
También
espatarrado delante de su regazo, el “capaó” llevaba a su hijo, un zagalillo de cómo seis años, al que
sostenía con la mano que le dejaba libre el manejo del cabestro con que encarrilaba la cabalgadura.
En un
rastrojo de cañas de maíz cercano a la trocha de rodadura, un porquerillo de cómo siete años, pintoresca pinta y pobres trazas, guardaba
un hato de cochinos.
El campo ofrecía aquella mañana un panorama de
opresiva tristeza invernal. La humedad ambiental, aún mantenía pegaba a la tierra el humo de las candelas que los jornaleros
encendían en los tajos con taramas y
ramón de tala para paliar el frío, a la
guarda de que capataces y manigeros dieran la orden de meter
mano a las faenas camperas.
Pastueñas
yuntas araban ya en las besanas de las pardas hazas de sembraduras, dándole tempero de cosechas a
la tierra madre. De lontananza llega el
eco de una copla caminera lanzada al aire por un carretero al son lento de los
platillos de su carreta.
El
gélido terral atería el cuerpecillo del zagal porquero que tiritaba como un
patalete descolgado del tibio y plumoso nido. Su instinto aguzado por la perra vida, le indujo a
resguardarse poniendo en pie un par de pañetas
de cañas de maíz “derribada” ya a finales
de verano sus mazorcas, contra las que
se arrecachaba de espalda a poniente, eludiendo así la terralera. Intentaba
proteger sus pies desnudos en lo que de ellos no cubría los capellás de
pleitas de sus alpargates de esparto con suelas de trozos de ruedas viejas
de camión, sentándose sobre ellos en la cruda tierra a manera de diminuto buda.
Para
tener a rayas a los cochinos los apercibía en su instinto animal de que él no los perdía
de vista y estaba siempre pronto a cruzarles el zurriago
si se desmandaban; de vez en cuando se erguía para reprenderlos con el
onomatopéyico sonsonete, propio en el
menester de los porqueros de la ribera del Guadalhorce: “guigggní...”, crujiendo
al mismo tiempo la puntera del zurriago, con lo que conseguía que la piara permaneciera agrupada, y, tras ello, castañeándole los dientes por
el relente, volvía al resguardo de los haces de ricias, liado, cual si fuera un espantapájaros, en una vieja chaqueta de
varias veces su talla, ya muy usada, con la que alguna “alma buena” habría
dulcificado su conciencia regalándosela. En las bocamangas de la prenda embozaba
sus infantiles manos prematuramente encallecidas por un trajinar, que ya era en
sí duro para mayores que él.
A
media mañana, “Raspasayo” con su hijo retornaba al pueblo a lomos de su rucia
por el mismo camino que antes anduvieron en sentido contrario cuando, de pronto,
advirtió que el amo de la piara de cerdos, que había aparecido por el careo
para echarle un vistazo, increpaba con
desproporcionada acritud, incluso para lo acostumbrado entonces, al porquerillo. El caso era que, en un descuido
de éste, uno de los marranos, al ventear las batatas de un pegujal próximo, se
había salido del hato y hozado algunos
lomos de uno de los canteros, casi ahitándose de boniatos, por supuesto más
sabrosa pastura que los granos sueltos y los hormigueros de alúas que los
gorrinos rebuscaban en el rastrojo :
--- ¡Eres
un irresponsable y un inútil...!. ¡Anda,
coge el camino y que yo no te vea más por aquí!
Mañana buscaré otro porquero menos vago que tú...--- le zahería el amo de los cerdos.
Sobraban motivos para que un niño
llorara. Pero el porquerillo sabía bien que, si era capaz de hacer faenas de
hombre, como un hombre tenía que ser capaz de tragarse la congoja y
culpabilidad que sentía en ese momento.
Le habían imbuido que cuando un
animal se escapa de la piara y causa daños
en sembrado ajeno, el dueño perjudicado podía acudir al guarda jurado, el que llevaba correa ancha de cuero en bandolera del hombro
a la cadera, con placa en medio grabada y, tercerola colgada. En todo caso, había que pagarle al perjudicado los daños
causados en su haza por el cochino desmandado. Estos eran los usos y costumbres
ancestrales con categoría ya de ley positiva.
A “Raspasayo”, la dura escena le
trocó sus pensamientos en sentimientos y, apretando, en un acto reflejo, a su hijo contra su regazo, abogó así por el porquerillo:
---Ya
está bien, amigo... ¿No ve usted que es
un niño, y está helado de frío? Eso pasa todos los días y a cualquiera, incluso
a mayores que él y, al fin y al cabo, el
daño no ha sido del otro mundo. Sólo se le ha escapado un cochino...
La respuesta del amo de la piara no
dejaba lugar a más alegaciones:
--- Con
su edad, la vida también me obligaba a mí a guardar guarros y demás ganado en
los manchones. Hasta, si encartaba, dormía con ellos en los pastos, bajo las
estrellas, en las noches de alta primavera y verano, aguantando algunas veces
bruscas, tormentas o escarchas sin otro cobijo que un cacho de toldo viejo
y una arpillera rellena de sayos como colchón. Y tenía que ser más
responsable que este porquero, si quería
servir amo para ganarme la manutención.
El bujeo del camino era ya barro pegajoso debido a las recientes lluvias. El zagalillo, tenía los alpargates y el alma hundidos en el lodo
gredoso, y era imagen estremecida de la
virtud original derrotada. El capellá de esparto de su calzado, al humedecerse,
le apretaba los pies, por lo que el chiquillo andaba con dificultoso renqueo.
“Raspasayo”, asiendo
a su hijo en tierna empatía de dolor moral, arrimó la jumenta al balate de la trocha y, desentendido ya del amo de la manada de cerdos, indicó con un
ademán al chavea que se montara a la grupa.
--- Agárrate a
mi cintura, hijo, no te vayas a
caer, que esta burra hace extraños.
Atenazado a su protector, en silencio,
con el dolor comprimido en su rostro prematuramente curtido por los ingratos
avatares, el porquerillo lloraba en aquella cenizosa mañana silenciosas y
amargas lágrimas tal las lloran los hombres de cuajo ante la injusticia.
--- Dime,
¿que edad tienes?
---
Mi madre me dice que estoy metío en los ocho años....
--- ¿Y
por qué no estas en la escuela...?
----Cuando
al ponerse el sol encierro el atajo,
voy “a la escuela de noche” que Ignacio tiene para los hijos de los jornaleros.
Sabe uzté, ya me zé de memoria las
cuatro regla… Pero no tengo ma remedio
que servir amo porque somo ocho hermano y mi padre no no pué mantené a
tos...
---- ¿Cuánto ganas?
----Me
dan desayuno, almuerzo y la taleguilla
con la merienda de la que guardo algo para ante de acostarme.
Cubrieron el trayecto ---tres estadios de la vida humana a lomos de
“platera”---, charlando de las cosas de la vida cotidiana hasta que llegaron al
pueblo. Las campanas de la parroquia tocaban a vísperas; era la hora en la que,
tras el almuerzo, los otros niños,
alborozados, volvían a las escuelas.
El porquerillo tendría que empezar a buscar
nuevo trabajo de mantenido en alguno de los cientos de cortijos que entonces moteaban la hoya del río Guadalhorce.
En su cielo infinito, el Sumo Creador, a la
vista de la escena, se cuestionaba al hombre y se preguntaba si realmente era,
como pretendió al crearlo al principio de los tiempos, su creatura más perfecta.
“Cuando
creé palomas, no debí crear gavilanes…”, se decía el Sumo Creador para sí
meditabundo.