lunes, 16 de septiembre de 2024

 

ECOLOGISMO

Ya el lenguaje que emplean los ecologista leguleyos, demuestra la supina ignorancia que tienen del campo (de sembraduras o boscosos), lo que contribuyen a graves distorsiones de cultivo de toda clase de hoja, espontanea como la de los bosques o, en pegujales labrantíos. Sintetizando, en aras de la brevedad y la objetividad explico con ejemplo:

1.      Los”ecologistas” oficiales prohíben generalmente que se cojan espárragos de los bosques; para no agotar las esparragueras, lo cual no tiene sentido, porque las tocheras vuelven a tener abundantes espárragos a poco que llueva en su época.

2.      Cuando algunas veces he ido a casa de Antonio Fuentes, la carretera es paralela al Arroyo del Judío, que ofrece abundantes moños de cañaveras del país que, los ecologistas prohíben que se corten como se ha hecho siempre, y por ello, estas cañas están frenadas en su desarrollo normal y sus hojas secas. Siempre se han cortado las cañaveras y al año siguiente están más esplendentes y más favorables para su industrialización de setos, cañizos, tomateras, tejados, etc, etc, y a los campesinos dueños que las cría, les supone un ingreso adicional del que tan necesitados están, como todos. En iguales circunstancias, están los sotos  y almatriches del contorno.

3.      Otro tanto nos ofrece las palmas y palmitos. Prohibidos de usar sus hojas para crin vegetal, y sus cogollos para la industria plural, como confección  de sombreros, espuertas y menajes utilitarios en el sector turístico. Ofrecen también para degustar  las sabrosas uvapalmas y los golosos y celebres palmitos que consumíamos en Navidades. De los palmitos comíamos los llamados chupones, las “aguelas” y la cabeza. Sin embargo en todos los casos de uso, al año siguiente  eran igual el crecimiento de la palma.

4.      Y para terminar y, para que los bosques no ardan, se hace necesario que sean  careo de las piaras de cabra que se comerían las hierbas, que son las que arden y se ahorrarían piensos etc, etc.

 

 

 

Como anécdota elocuente, le cayó a un dilatado pegujal de papas una enfermedad que yo vi que no era ni “oídium” ni tizne, ni “mildeum”, y le propuse a mi padre que llamásemos a un amigo mío, perito agrícola que ejercía de ecologista en una oficina oficial. Vino acá e íbamos por una linde hacia el pegujal de papas cuando, el perito le dice señalando un sembrado a mi padre “Frasquito ¡¡¡ que hermosas que estas las lechugas!!!, y mi padre le preguntó: ¿Qué lechugas…? Esas señalando hacia un cantero…” Y mi padre: “Eso no son lechugas, sino coles y están comidas de “lagartas”; y viene usted a ver que tienen las papas y no sabe distinguir las lechugas de las coles…”  ¡¡¡ Vuélvase y coja apriesa el camino y lárguese…!!! Y que yo no lo vea más por aquí, cebolleta que es usted una cebolleta.