ECOLOGISMO
Ya el lenguaje
que emplean los ecologista leguleyos, demuestra la supina ignorancia que tienen
del campo (de sembraduras o boscosos), lo que contribuyen a graves distorsiones
de cultivo de toda clase de hoja, espontanea como la de los bosques o, en
pegujales labrantíos. Sintetizando, en aras de la brevedad y la objetividad
explico con ejemplo:
1.
Los”ecologistas”
oficiales prohíben generalmente que se cojan espárragos de los bosques; para no
agotar las esparragueras, lo cual no tiene sentido, porque las tocheras vuelven
a tener abundantes espárragos a poco que llueva en su época.
2.
Cuando
algunas veces he ido a casa de Antonio Fuentes, la carretera es paralela al
Arroyo del Judío, que ofrece abundantes moños de cañaveras del país que, los
ecologistas prohíben que se corten como se ha hecho siempre, y por ello, estas
cañas están frenadas en su desarrollo normal y sus hojas secas. Siempre se han
cortado las cañaveras y al año siguiente están más esplendentes y más
favorables para su industrialización de setos, cañizos, tomateras, tejados,
etc, etc, y a los campesinos dueños que las cría, les supone un ingreso
adicional del que tan necesitados están, como todos. En iguales circunstancias,
están los sotos y almatriches del
contorno.
3.
Otro
tanto nos ofrece las palmas y palmitos. Prohibidos de usar sus hojas para crin
vegetal, y sus cogollos para la industria plural, como confección de sombreros, espuertas y menajes utilitarios
en el sector turístico. Ofrecen también para degustar las sabrosas uvapalmas y los golosos y celebres
palmitos que consumíamos en Navidades. De los palmitos comíamos los llamados
chupones, las “aguelas” y la cabeza. Sin embargo en todos los casos de uso, al
año siguiente eran igual el crecimiento de
la palma.
4.
Y
para terminar y, para que los bosques no ardan, se hace necesario que sean careo de las piaras de cabra que se comerían las
hierbas, que son las que arden y se ahorrarían piensos etc, etc.
Como anécdota elocuente,
le cayó a un dilatado pegujal de papas una enfermedad que yo vi que no era ni “oídium”
ni tizne, ni “mildeum”, y le propuse a mi padre que llamásemos a un amigo mío,
perito agrícola que ejercía de ecologista en una oficina oficial. Vino acá e íbamos
por una linde hacia el pegujal de papas cuando, el perito le dice señalando un
sembrado a mi padre “Frasquito ¡¡¡ que hermosas que estas las lechugas!!!, y mi
padre le preguntó: ¿Qué lechugas…? Esas señalando hacia un cantero…” Y mi
padre: “Eso no son lechugas, sino coles y están comidas de “lagartas”; y viene
usted a ver que tienen las papas y no sabe distinguir las lechugas de las coles…” ¡¡¡ Vuélvase y coja apriesa el camino y lárguese…!!!
Y que yo no lo vea más por aquí, cebolleta que es usted una cebolleta.