lunes, 23 de septiembre de 2024

 

COMO OPINARON LOS TOREROS DE FRANCO

 

LUIS MIGUEL “DOMINGUIN”

No puedo precisar exactamente el número de veces en que tuve oportunidad de hablar con el Caudillo. Si puedo decir que han sido muchas, sobre todo con ocasión de cacerías en que hemos estado juntos. Afortunadamente  he tenido la suerte de que, al ser varios días seguidos de cacería, existía más comunicación  durante los almuerzos y cenas, unidas al ambiente de convivencia. Franco era un hombre que hablaba muy poco y con una disciplina impresionante. Escuchaba y recordaba cualquier cosa que se le dijera y daba siempre la impresión de que le conocía a uno a fondo; una mirada suya era suficiente para sentirse como desnudo ante él. En cuanto a lo de si se interesaba por los problemas profesionales de los toreros diré que estaba muy interesado, teniendo como tenía conocimiento de mis continuos desplazamientos a Hispanoamérica, por el desarrollo político y económico de la América Latina, los ambientes taurinos de aquellas tierras y todo lo relacionado con nuestra profesión. Siempre me extrañó – sigue diciendo  Luis Miguel “Dominguín” – impresionó de un modo profundo el conocimiento que tenia especialmente de los toros que lidiaban, al comentar las corridas a las que asistía; además de tener un muy buen criterio sobre las dificultades que presentaban los toros, siempre me decía algo referente a lo cansada y ajetreada que era nuestra profesión , no solo  por los continuos viajes y traslados de lugar a que nos obligaba continuamente, sino también por la variedad y condición psicológica  de los públicos ante los que teníamos que enfrentarnos cada tarde, un día y otro…

             GREGORIO SANCHEZ

Tuve ocasión de hablar con el Caudillo cinco o seis veces en los festivales organizados por su esposa, doña Carmen, y en la corrida de Beneficencia del año 1960. También recuerdo haberle saludado con ocasión de la corrida de la Prensa, a la que asistió el entonces presidente de la República de Argentina, Frondizi; en aquella ocasión toreamos Manolo Vásquez, Luis Alfonso Garcés  y yo. Siempre preguntaba cosas relacionadas con el mundo profesional de los toreros… puedo asegurar que siempre me pareció un hombre muy simpático a la vez que muy serio, pero con una extraordinaria personalidad. Conservo en mi poder las cinco o seis pitilleras de plata con el escudo de la Casa Militar y un alfiler de oro. Cuando he tenido ocasión de brindarle un toro lo he hecho diciéndole que pedía mucha salud para el por el bien de España.

JULIO APARICIO

No puedo precisar el número de veces que hablé con el Caudillo, porque fueron muchas. Pero en varias corridas de Beneficencia y en los festivales organizados por su esposa. Recuerdo que siempre hablada de cómo iba la corrida, interesándose por nosotros. Solía decir que lo pasaba muy bien y tenia para cada uno de los matadores una frase agradable. También recuerdo que solía referir a cosas de pescas, a la que era muy aficionado, a los problemas del mar. De esto con quien más charlaba era con Miguel “El Litri”, tal vez porque sabía que era de puerto del mar. Recuerdo que Miguel, que tiene la costumbre de llamar a todo el mundo de tú,  al decirle Franco que acababa de venir de Málaga, él, ni corto ni perezoso  le respondió impasible: “Se te nota, se te nota, porque tienes un color moreno estupendo”. Yo me quedé helado al escucharlo, pero al Caudillo le hizo mucha gracias la cosa. Conservo una foto dedicada en la que estamos Franco, el pobre Antonio Bienvenida y yo, aparte, claro, de los alfileres de corbata, gemelos y pitilleras que solía regalar cuando se le brindaba un toro. Uno de los brindis que mas solía hacerle era éste: “Tengo el honor de brindar este toro a Su Excelencia con mi mayor deseo de quedar bien y le pido a Dios que le conserve la salud y la vida para mayor gloria de España y de los Españoles”.

           PACO CAMINO

Con Franco estuve muchas veces, tanto en cacerías  como en corridas de toros. No puedo precisar el número, pero le vi y tuve el honor de saludarle en varias ocasiones: Madrid, San Sebastián y otras plazas. La impresión que tengo es de que era un hombre muy normal, que se preocupaba mucho por los toreros y sus problemas, y esto ya es importante. Solía decir: “¿Qué tal van las cosas?” En la corrida de la plaza de las Ventas en que maté yo solo seis toros – recuerda Paco Camino – cuando subí al palco presidencial me estrecho la mano, me felicitó y me dijo que lo había pasado fenomenalmente bien. También coincidí  con el en diversas cacerías. Yo le he encontrado un hombre muy simpático, de una personalidad fuera de serie, arrolladora e impresionante, que a la vez demostraba poseer hondos perfiles humanos. Su simpatía y humanidad son las condiciones que más me han quedado grabadas de él. Me pareció que era inestimable su profunda preocupación por nosotros, los lidiadores, por nuestras cosas…

           SEBASTIAN PALOMO LINARES

Le conocí en una ocasión en que toreaba en Barcelona, en unión de Joaquín Bernadó y “El Cordobés”; subimos al palco y nos dio la mano al tiempo que nos felicitaba. Gracias a Dios tuve aquella tarde unja actuación bastante satisfactoria  y creo que quedé bastante bien, cortando orejas. Franco me dijo: “Has estado muy bien me he divertido mucho…” Personalmente me pareció de las pocas personas que desprenden un magnetismo especial que las delata como seres superiores; el Caudillo poseía este don, un don muy grande. Era un ser humano fuera de lo corriente. Además de esta corrida, también coincidimos  en alguna cacería… Conservo el regalo que hacía a los que le brindábamos algún toro; a mí me mandaron unos gemelos de oro. Y una foto en la que estoy a su lado en unión de los otros dos matadores que componíamos el cartel. Cuando le brindé el toro le dijo algo así como que para mí era un honor muy grande y que hacia votos para que estuviera muchos años entre nosotros, “por la grandeza de España y de los españoles”.

         PABLO LOZANO

Pues yo le saludé en dos ocasiones; una en la plaza de toros de La Coruña, otra en la de Madrid. En esta segunda ocasión fue cuando el primer festival benéfico que organizó su esposa – dice Pablo Lozano, ex matador de toros y apoderado de Palomo Linares-; al subir al palco nos felicitó y se intereso por la carrera profesional de todos y añadió que él le daba “muchísima importancia a eso de ponerse delante de los toros bravos”. Por cierto que recuerdo una anécdota; cuando me dijeron que subiera al palco para saludarle, me entro una gran emoción y subí corriendo porque me habían advertido que el Caudillo tenía mucha prisa. Al llegar frente a él, yo estaba muy fatigado y se me notaba mucho. Entonces Franco me preguntó que me pasaba, y al explicarle por lo que era dijo que “no era como para sofocarse tanto”. Yo le vi como una persona que te infundía un tremendo respeto. Me causó una imborrable impresión. Y sobre todo recuerdo que fue amabilísimo  con  nosotros. También el brindis que le hice la primera vez; era algo así: “Tengo el honor de brindarle la muerte de este toro al Español más grande de todos los tiempos”.

           MIGUEL BAEZ “LITRI”

Le vi una “jarta” de veces; todas las corridas de Beneficencia que tore130, y en Madrid, Barcelona, Sevilla, San Sebastián, La Coruña. Me pareció  un hombre muy simpático, muy amable y, sobre todo, de una inteligencia clara, brillante, fuera de lo normal. A cada torero le hacía referencia de cosa que recordaba de cada cual, demostrando una memoria excepcional. Cariñosamente, paternalmente, nos decíamos q tuviéramos mucho cuidado… Me produjo la impresión de ser un hombre muy cordial, muy entero, muy cabal. Una personalidad que se salía de lo corriente… su presencia me causaba un gran respeto y sentía por él una sincera admiración. Solía brindarle los toros diciéndole: “Va por su excelencia y porque Dios nos lo conserve para bien de España y de todos nosotros”. Tengo en mi casa treinta o más regalos por haberle brindado toros. También en lugar destacado una foto con dedicatoria de su puño y letra que dice así: “A Miguel, con afecto y cariño”.

           CURRO VASQUEZ

Me llamó poderosamente la atención su enorme personalidad y simpatía, y la gran categoría que demostraba en sus actitudes y en sus palabras; me emocionó que tuviera la gentileza, el detalle de dirigirse a mi en los términos en que lo hizo.

           ANDRES HERNANDO

Tres veces hablé con el Caudillo. Todas en el palco de la plaza Monumental de las Ventas, de Madrid. Una vez con “El Pireo” y “El Viti”, además de Álvaro Domecq. Otra creo que fue con “El Cordobés” y Gabino Aguilar. En la primera me dio la enhorabuena y se interesó por los problemas de la fiesta, cosa que me impresiono gratamente. Luego entró en comentarios sobre todo lo relativo al espectáculo  y dijo que el admiraba mucho a los toreros. Nosotros le devolvimos la gentileza añadiendo que éramos nosotros los que le admirábamos a él. Creo que fue “El Cordobés” quien le dijo esto. Y yo añadí que era mucho más difícil que la lidia de los toros llevar las riendas de la nación  desde su puesto rector. Era un hombre de los que salen poco en mucho tiempo u su labor habrá pasado a las páginas de la Historia con letras de oro. Un personaje extraordinario, fabuloso, al que recordaremos siempre los españoles con admiración, gratitud y simpatía.

           ANDRES VASQUEZ

Le traté en cinco ocasiones, correspondientes a otras tantas corridas de Beneficencia. Una en La Acoruña, otra en San Sebastián y las demás en Madrid. Era hombre de pocas palabras, pero me dio la impresión de que lo pasaba muy bien con nosotros. En una corrida en la que yo había sido volteado por el toro, me dijo: “Vaya, Andrés, ya he visto que le pagaba un fuerte golpe, pero es hijo de labradores y esta templado para estas cosas”. También solía preguntarme por la familia y por los problemas del campo. ¿Cómo va su campo? Era como un gran padre espiritual de todos. Era duro y al mismo tiempo suave, consiente, reflexivo, paternal, correcto… Un padre perfecto, vamos.

Y estoy seguro de que será uno de los pocos hombres que pasen a las páginas  de la Historia como un político integro, de una honradez acrisolada, total. El primer toro que le brindé con estas palabras: “Excelencia, brindo este toro como homenaje de un modesto labrador a un gran Jefe de Estado”.

Cuarenta años de franquismo y de toros han quedado atrás. Clarines y timbales anuncian una nueva era, la de los toros de la democracia. No variaran las corridas en absoluto, porque antes, durante y después del franquismo, los circos taurinos fueron y serán siempre los más representativos enclaves de la democracia, donde el pueblo es soberano e impone la ley que dicta la mayoría, para el triunfo o el fracaso.