Ha tiempo tuvimos en Cártama un médico cuyo nombre omito por razones obvias, que se distinguía por su mal genio y su carácter repeloso, y, recién terminada su carrera, y por tanto con la juventud bromista en ristre, coincidió en el pueblo con el viejo galeno, una boticaria.
Un día, cuando dicho médico auscultaba a una "mocitavieja" del lugar, a ésta se le despertó el cachondeo y empezó a hacerle cuchufletas al quisquillo doctor, quien ni corto ni perezoso en sus decisiones, dio por terminada la consulta y le dijo a su paciente tras escribir con letra de médico una receta:
---"Toma vete a la botica y que te den una buena ración de esta medicina y te la tomas toda"
Cuando la jóven boticaria, recién casada, leyó la receta, aguantando la risa se metió en la trasbotica para buscarle la medicina a su marchanta.
Cuando salió, aún con la risa reprimida, le dijo a ésta:
---Mira, lo que me queda de esta medicina no te la puedo vender porque es para mi uso personal.
El matasanos, como a veces el pueblo le llamaba, había escrito en la receta:"Se aconseja una buena dosis de "cipoteina transchochomuscular".
!Antiguas cosas de mi entrañable pueblo de nacencia...!