Obviamente se trata de un “caso” por cientos, con la
particularidad de lo que lo puedo contar porque lo he sufrido en mis propias carnes.
Por segunda en no más tiempo de dos meses he sido operado de
un sufrimiento de cráneo cuyo diagnóstico, pendiente aún de los resultados de
un tac en ciernes, es el siguiente: “Bajo anestesia local se procede a la
extirpación y cierre mediante injerto laminar de lesión clínicamente compatible
con C. (¿cancer?) Espinocelular en cuero cabelludo”
Tras ello estoy sometido a las correspondientes y lógicas
curas en días alternos en mi propio domicilia por imposibilidad física (85 años
y operado dos veces de aneurisma aórtico
con actual disnea) habiendo sido la
última cura el viernes 17 del cte. por
el personal, muy eficientes, del Dispensario médico de Cártama-pueblo. Como el
19 y 20 son sábado y domingo y dicho dispensario local vaca, se me señaló que
debería acudir el sábado al Centro Médico de Estación de Cártama (4 kilómetros
de carretera) dado que la cura no se podía distanciar hasta el lunes
21, día en que ya deben atenderme, según el parte médico, los propios cirujanos en el Hospital Clínico
de Málaga.
En virtud de lo que se me aconsejó el día 17, el sábado a las 8 de la noche que
conseguí que alguien me llevase en su coche, me trasladé totalmente dolorido a
Urgencia del Centro Médico de Estación
de Cártama y, me dijeron que no se me podía atender porque las curas en sábado y domingo
se llevan a cabo de 9 a 10 de la mañana, según orden taxativa de los jefes de
Sanidad de lo que nadie me advirtió previamente. El domingo tampoco he podio
trasladarme de 9 a 10 por falta de medios de traslación e
imposibilidad como pensionista de pagar un taxi.
Esta situación de inermidad ante los poderes públicos me ha
producido estado de angustia que, aparte de dilación de las curas, pudiera
tener negativas consecuencias médicas, en cuyo caso, será el juez quien valore esta enésima presunta irresponsabilidad de los funcionarios, que no personal
sanitario, de una Sanidad que, no ha mucho
aquí en Cártama la presidenta Susana Díaz, demagógicamente, calificaba de la “joya de la corona”. Sin
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