Una
entrevista que he cedido a un medio de Alhaurín de la Torre sobre lo poco
idóneo que resulta el local designado por el Ayuntamiento para el tan necesario
Museo de Cártama, realizada y contestada en término completamente correctos y respetuosos y protegidos por nuestra Ley Magna en su art. 20
y otros que ha aparecido en los medios digitales, usted me establece una
réplica acerada y calumniosa, amén de
arrogarse competencias que de forma obvia correspondería contestar a los responsables de áreas del Ayuntamiento y
al alcalde y no a usted, de donde cabe inferir que ha sido usted autorizado por
ellos para el desafuero que aquí nuevamente comento.
Usted, con las "pías" intenciones
de echarme encima las gentes de mi pueblo, me ha acusado públicamente (sin
venir a cuento y entre otras incoherencias suyas reiteradas) de ir yo de pueblo
en pueblo hablando mal del mío. Eso, amén de desleal, es MENTIRA de toda
mendacidad y calumnioso que pudiera estar
tipificado en el C.P.
En razonada réplica le di diez
días para que, también públicamente, dijera usted los pueblos en los que yo he dicho tal me atribuye.
Su respuesta fue, cuando se vio
desenmascarado por mi contrarréplica, decir que daba el asunto por debatido y zanjado tras reafirmarse farragosamente en la
contumacia y se fue por las cañadas. Usted ha introducido en un domicilio decente en el que siempre recibió afecto, amistad sincera y atenciones la zozobra y la somatización de personas mayores muy en enfermas; lo que afirma de mi en un medio público es muy grave e irresponsable, amén de muy malintencionado y traidor.
No olvidemos que usted es Juez Auxiliar de PAZ (arreglados irían los que usted ajusticiare) y Cronista Oficial del PSOE, convicto y amanuense de éste en Cártama. No lo olvidemos.
Dicho lo dicho, espero tenga la suficiente dosis de hombría de bien y un mínimo sentido
de la dignidad para demostrar públicamente tal acusa a qué pueblos he ido yo a hablar mal del mío y,
no bien, como hago siempre. Usted sabrá valorar si le conviene más portarse
como un hombre y atender mis instancias justas, o empeñarse en la contumacia
lesiva de fama, honra y honor ajeno. Y ni siquiera está demostrando tener la decencia de pedir disculpa. Señor Bravo Conejo, usted hace más honor a su segundo apellido que al primero y ha venido a poner su majada en esta bendita tierra para llevar a cabo tales chafarrinadas.
Que conste que ni para mí, ni
para mis consejeros legales, está fuera
de entuerto el señor alcalde y, posiblemente, los responsables del área
correspondiente, pues claramente usted habla en su nombre y desarrolla sus competencias
dialécticas. No obstante, sepa que tuve canas prematuras de aguantar las flaquezas del prójimo y calva de echar pelillos a la mar, pero ello depende de usted, de su soberbia pedante o equidad de corazón . He dicho.