En un
informe de la Unión Europea ---que debe tenerse en cuenta en todo momento y
circunstancia del progreso de los pueblos que en él son atañidos---sobre la
actual calidad de vida los pueblos
españoles con más de diez mil habitantes, (referido a lo cultural,
laboral, industrial, social, calidad de ocio, agrícola, etc), Cártama aparece
casi el último de Andalucía y el sexto por
la cola de España. No lo digo yo, lo dice ese informe que se puede leer en las
redes. Ello resulta paradójico, habida cuenta de las potencialidades intrínsecas
de este viejo pueblo cargado de bella y profunda
historia y, miríficas leyendas, famoso en más de medio mundo por ello. etc.
Surge
la pregunta: ¿qué hace que algunas veces
los pueblos no progresen conforma a sus potencialidades intrínsecas? De acuerdo
con autores, algunos de la talla del hispalense Nicolás Salas que fuera
Director del ABC de Sevilla, son cinco los vicios humanos que frenan progreso y
conturban el vivir de los pueblos, a saber:
ENVIDIA: El envidioso, tan abundante en los pueblos de
España, no perdona jamás el éxito de los iguales, desprecia lo propio (incluso
a su patria, grande o chica) y se entrega al de fuera con sutil novelería, sic.
INGRATITUD: Por desgracia tiene acá un palmarés de lo que un
ejemplo sobremanera paradójico se ha dado con la excelsa memoria del mejor
rapsoda del mundo, nacido en Cártama, José González Marín, al que se le quiso,
incluso, quitar su nombre a una calle que así se avalora, como el
pueblo en el ámbito de medio mundo, pero al ser rechazada por la opinión
pública de Cártama y Málaga no se llevó a cabo tal felonía; no obstante, el error es tozudo: no han parado en el encono hasta quitarle su nombre al único Teatro de Cártama que lo llevaba y se erigió en su honor proyectado desde 1.935.
IGNORANCIA DE LA PROPIA HISTORIA: A veces es una maldición
como la del mito de Sísifo, que se empecina en la carga de la ignorancia sobre el
devenir de su pueblo y sus antepasados y que no le deja escalar a la cima de la
histórica real de la que somos
herederos.
DESUNIÓN: Que esteriliza todas las iniciativas y deviene en
fundamentalismo social, político y, a veces, por desgracia, religioso. ¡Qué
pena: toda iniciativa vertebradora de la sociedad civil, de la que ya nos hablara nuestro Ortega y Gasset en su
libro, “España invertebrada”, han logrado allanarla la fagocitad de los
políticos para poder hacer mangas y capirotes estultos y corruptos a sus anchas,
a todo pesebre, de un pueblo ya entregado
en cuerpo y alma a sus embustes consuetudinarios y trápalas falaces. Ya no
queda, en Cártama por ejemplo, ni una Cooperativa, ni una Asociación Vecinal,
etc, que aúne aspiraciones cívicas al
margen de los hoy bastardos intereses políticos, cuando, según un insigne pensador,
“el
asociacionismo es el único movimiento social que no le ha costado al mundo ni
una gota de sangra ni una lágrima”.