De Cártama a casa del abuelo en El Convento, cortijo próximo al Alhaurinejo por el camino de El Romeral y Zamorilla por do se cae pendiente abajo al virgiliano Arroyo del Valle.
¡Casualidades de la vida: alguien que hacia senderismo (así se dice hoy) cabe a terrenos del Lagar de las Pitas, con quien empaté y eché un cigarro y una parrafada, me hizo la foto que después me envió!
Vi varios en mi caminata. Uno de los pájaros que indefectiblemente te encontrabas zascandileando en los caminos cuando hacías este trayecto. Era singular la confianza que infundía la presencia de esta peculiar creatura alada, de largo pico y bellos colorido.
Y, que decir del sobresalto que producía en la montura, y en el jinete el inesperado chirrido del mirlo que, espantado, saltaba de la zarza de la vera del camino protestando porque a él también le habían asustado los cascos del caballo trotando para andar el camino antes.
Y entonces, yo cuando lo veía sobre un tocón mirándome en plan chulo pero bello (¡qué me estaría diciendo para sus adentros el muy cabrón!), rimaba
Salta el mirlo, cuerpo negro
pico amarillo,
mota lírica del campo,
después poniendo cielo por medio,
vuela el mirlo
desde el tocón al limonero.
¡Campo mío, campo mío,
me pones Dios en los adentros!
Arreeee, ¡caballo!