Buenos días:
Pues estoy pensando, miren ustedes que cosa, que pese al puñetero coronavirus, como todos, este clarear del día es un verso del poema del Dios bueno. Un día lo hace con
un apuntar del sol luminoso y radiante y, otro, como hoy, con una lluvia
serena y benéfica que empapa los campos
donde crecen los trigales y las plantas todas que nos hacen posible la vida.
Cuando el hombre (palabra común que significa hombre y mujer), logra rimar sus
versos y sus estrofas con las de Dios, se completa el eterno poema de la existencia
y la andadura de la creación, pese a obstáculos fastidiosos, e incluso
pavorosos, como el que nos suscita este maldito coronavirus que desde luego,
todos en unión vamos a vencer. ¡Anda que no…!. Yo, por eso, cada alborear le doy los buenos
días a Dios y le agradezco con un Padrenuestro que me haya permitido vivirlo, y
de tener un techo bajo el que vivir, un sol que me calienta y vivifica, una
lluvia que hace germinar los frutos y las flores; de que me guste la gente con
quienes convivo y de ser parte de mi pueblo, de que aún pueda trabajar a mis 89
años, de que El me conserve fría la cabeza, caliente el corazón y los brazos
abiertos a todos los que me ofrecen su cariño y su amistad, que son muchos; y mi mujer, y mi hijo, y mis nietos, y la madre de mis nietos, o sea,
me encanta el Plan y la Política de Dios. En esas cosas estaba pensando
cuando me instaron ustedes, sres administradores, a decirlo.