Llegó el otoño y vinieron las nubes negras;
El ganado es traslado a los “divinos”
tinados
Desde
las pesebreras y gañanías veraniegas.
--La Niña de Nazaret al parir a Su Hijo en un tinado de
Belén,
le dio a todos los pesebres lustre divino con arrobos de paz--
Los árboles empiezan a cambiar de
color
y en entre las hojas del álamo de la
acequia,
el “pajarito del agua”, diminuto de
cuerpo
y trinar de flauta, entre las hojas, aún
verdes,
de rama en rama pipiando en do menor, salta,
Una y otra vez tras los insectos que
son su pitanza.
Los niños son amigos del “pajarito del agua”
que lo tienen como un juguete de bello plumaje
que además en su idioma les habla,
y desde
bajo la copa del árbol le preguntan inocentes:
“Pajarito del agua,
¿lloverá?,
Dínoslo tu que eres el vigilante
de Dios para las lluvias”
Y el pajarito de pechuguita morada,
pico fino y verde cola,
Les contesta con pipiar complaciente: “Sí señor, sí señor, sí señor…”
¡Qué contentos estaban los niños
Con su trinar dulce de flauta les elevaba: “Si señor…”.
Y, los niños al pajarito vuelven a inquirir
transcendentes:
“Pajarito
del agua “y, ¿tú hablas con Dios en trinos de
flauta?”
Y el leve cuerpo con alas de plumas les trinaba
“Sí señor, sí señor, sí
señor…..”