A Antonio Fuentes Franco y, Sebastián Gámez Millán.
Eran aquellos días y horas de zozobra
En los que por el cielo se
expandía
Un lento son de toque agónico de
campana
El día triste y la melancólica
hora
En la que pesándole ya su vida intensa
Se nos murió de perfil entero el rapsoda.
A aquel hombre bueno nacido en Cártama,
Le conocí cuando yo tenía unos siete años
Y él, henchido ya de gloria, rondaba los cincuenta.
Fue el día que volvía tras largo exilio
Por la América española con nuestra Patrona salva
Por la América española con nuestra Patrona salva
De la furia iconoclasta y, al verme emocionado, me dio un beso.
Tras de sí dejó al morir una estela de
silencios líricos,
La poesía se vistió de luto en cuerpo entero
Y, los poetas sembraron de estrellas los caminos.
Mi alma siguió fiel a la amistad de dieciocho años.
Y con más fuego porque la amistad auténtica, no muere
Mientras una de las partes aliente.
Nunca me sentí más sonámbulo
Que cuando apenado tras su
cadáver
Recorrí llorando el camino del Camposanto.
Y, ¡qué mezquina, Dios, llega a ser la gente ¡
No han respetado la paz de su gloria
Ni del bien que en vida les hizo, guardan memoria:
Dejó a la hoya gualhorzana su tradición multisecular
mariana al salvar a la patrona de Cártama
de la quema segura a la que el comité la tenía sentenciada.
En el corazón de cada devoto y en la ingrata pastoral clerical,
el nombre de José González Marín merece un altar seglar
y una decente recordación agradecida.
Dejó a la hoya gualhorzana su tradición multisecular
mariana al salvar a la patrona de Cártama
de la quema segura a la que el comité la tenía sentenciada.
En el corazón de cada devoto y en la ingrata pastoral clerical,
el nombre de José González Marín merece un altar seglar
y una decente recordación agradecida.
Pero no, ningunearon su egregia estirpe
artística
Porque, incluso muerto les hacía sombra
Creyeron tan ilusos e iletrados detractores.
Llenáronle a tan espurio fin de oprobios
Llenáronle a tan espurio fin de oprobios
Y hasta su nombre, a su Teatro le quitaron
Y sustituyeron con un topónimo
que desacredita a Cártama.
¡Viles gente Señor de la Templanza y Justicia;
¿Por qué, entonces, permite hoy
ya el evangelio esta cita suprema?:
“Dios creó al hombre a su imagen y semejanza". ¡Gran misterio!...
Dicen que un grupo de cartameños
Llevados de su noble empeño
Van a instar en donde proceda
Un gesto de justicia, sensatez, desagravio
Y restitución completa sin
mezquindad partidista
Porque no podría ser de ninguna otra manera.
Y tampoco es de echar en saco roto
A las gentes de los pueblos comarcanos
Que teniendo a Pepe González Marín por hijo propio,
Cuando los de su pueblo de nacencia
Lo vituperan y ningunean, estos leales vecinos cultos,
Mantuvieron y mantienen viva la llama de su gloria.
Y nuevas calles le dedicaron, y libros presentaron,
homenajes continuos le rindieron
y aniversarios suyos con gran esplendor celebraron.
Y nuevas calles le dedicaron, y libros presentaron,
homenajes continuos le rindieron
y aniversarios suyos con gran esplendor celebraron.