miércoles, 30 de octubre de 2024

 

EL CAMPO EN LA POESÍA

Los poetas al rimar, expresan dulce

   Melancolía  y, nostálgicos recuerdos

De tiempos que ya son idos para no volver.

La tumbaga de diamantes  que tras los montes

Anuncia  que  viene el día,

Los poetas  la saludan con el alma

Henchida de desbordada  poesía.

Siempre se siente poeta

Quien haya nacido en el campo

Y, en el campo haya  crecido

Con sus retinas de paisajes plenas

Y de bellos candilazos rojos por poniente.

Emociona el recuerdo de padre

Sol ya sin hirientes rayos,

Hincado  su cabeza tras  los montes de Bonela y

Dándole paso a la noche con su  luna,

Pastora de manadas de luceros y de estrellas;

Bajo ese lírico  cielo, en el estío

Los braceros dormían  sin miedo

En las parvas de las eras arrullados

Por un concierto  de grillos y un ladrar de perros

De las casas del diseminado rural

A lo largo de la limpia, entonces, cinta del río.

A veces nos despertaba un sonar de caracolas

Anunciando las cercanías del  perro con rabia,

O de cacos que en las pesebreras ganado robaban

Y de inmediato, los labriegos bastones en mano

 A su caza por caminos y trochas se echaban.

¡Como os añoro zarzas con negras moras

En los quijeros de la acequia, huertas

 De limoneros y naranjos repletos en sus ramajes

De nidos de verdones, alcaudones, “tontitos”, alzacolas,

 Jilgueros y, otras especies  de pajarillos;

Y el mirlo en celo, mota lírica  del cielo,

Que, espantado, vuela  desde el almendro

Al tocón seco de un manzano.