Días atrás, aquí
mismo hablaba yo de la original y poco empleo actual de algunas de las palabras
de nuestro idioma. Hoy nos toca parar mientes
en un término que aún se emplea con cierta frecuencia en nuestros parlamentos
sociales. Se trata de la palabra BELLACO.
BELLACO: Pícaro, marrullero,
astuto, sagaz, desagradecido, bergante,
villano, traidor que todo lo pone al servicio de su ruin condición con
tal de medrar. (Nota: cualquier parecido con algo o alguien es pura
coincidencia)
Cervante utiliza así el término,
a principios del siglo XVII:
“¡Oh hi de puta bellaco, y cómo sóis desagradecido, que os veis levantado del polvo de la tierra a señor
de título, y correspondéis a tan buena obra con decir mal de quienes os
hizo”, idiotas dellos!.
El Arcipreste de Hita en su obra, “Libro de Buen Amor” (siglo XIV) nos
viene a decir:
“Preguntaron al bellaco qual fuera
el su antojo;
Diz: “Dixom que con su dedo que
me quebrantaría el ojo;
D´esto ove grande pesar, e tomé
grande enojo,
E respondile con saña, con ira e
con cardojo” .-
Y Sebastián de Horozco:
“Di vellaco, ¿no comieste
Al yantar
Hasta querer vomitar?”
Y para terminar, Agustín de Rojas en su “ Viaje entretenido”:
“¡Hideputa bellacona!
¡Como tendrás buen jarrete
Ya sabría amartelar
Los hombres hasta reventar !”.