Mi abuelo paterno, Frasquito Talento, barquero del río por el vado Ventarromero ---donde "a las mozas que de fuera venían a ver a la Virgen, las pasaba el río en su barca sin cobrarles dinero", según rezaba una coplilla---, y su hija, Antonia, de los 13 hijos que tuvo, hermana de mi padre.
Ella murió del dolor miserere (apendicitis incurable entonces, cuando "se pasaba"), dejando un hijo huérfano a su marido, a quien la gente del frente popular, quemaron vivo cuando lo persiguieron para matarlo y, en la carrera, cayó por un barranco encima de un enorme zarzal, al que pegaron fuego y lo dejaron allí que el fuego lo consumiera.
Y a mi abuelo con 67 años, lo mataron a palos 16 milicianos en Sierra Gorda, frente al restaurante que hay. Pero a ninguno de los locos que hicieron tal con ambos, los denunciados sus hijos, y si fueron represaliados al entrar los nacionales, fue por otras cosas. Es la historia de los pueblos. Callen, pues, quienes hablan sin saber la historia y ofenden injustamente nuestra alma con sus palabras y versiones de los hechos totalmente distorsionados. ¡¡¡Callen, callen, por favor!!!
Esto viene a colación porque entre cientos de afirmaciones del mismo tenor de los zocatos extremos, afines a nuestro comunista gobierno, Baltasar Garzón, despreciando a los muertos del coronamuerte por descuido irresponsable, ha dicho literalmente, según recoge hoy 29/4, el diario Libertad Digital: "La peste está ahí, pero no la del coronavirus, la del fascismo" Esta referencia en boca de un jurista famoso tiene mucho arroz que menear.
Esto viene a colación porque entre cientos de afirmaciones del mismo tenor de los zocatos extremos, afines a nuestro comunista gobierno, Baltasar Garzón, despreciando a los muertos del coronamuerte por descuido irresponsable, ha dicho literalmente, según recoge hoy 29/4, el diario Libertad Digital: "La peste está ahí, pero no la del coronavirus, la del fascismo" Esta referencia en boca de un jurista famoso tiene mucho arroz que menear.