LA VIRGEN DE CÁRTAMA EL 23 DE ABRIL DE 1.937 EN CUBA, EN DONDE FUE PROCLAMADO EL HERMANAMIENTO DE LAS REPÚBLICAS IBEROAMERICANAS CON ESPAÑA EN GUERRA SIN DISTINCIÓN DE BANDOS, Y, EN SEÑAL DE COMPROMISO, CADA PRESIDENTE DE AQUELLOS PAÍSES HERMANOS LE DONARON UNA ENSEÑA DE SUS RESPECTIVAS NACIONES A LA VIRGEN DE LOS REMEDIOS QUE DURANTE MUCHOS AÑOS ORLARON Y HONRARON LOS MUROS DE LA ERMITA DE NUESTRA PATRONA.
Fue
el 23 de abril de 1.579: Una terrible epidemia de peste asolaba las moradas de la Villa; en muchas puertas de de ellas se había trazado la espeluznante y
fatídica cruz roja, señal inequívoca, entonces, de que
dentro de ese hogar reinaba la agonía y la muerte y, nadie, so pena de contagio
letal, podía acceder en socorro de los contaminados y afligidos familiares.
Padres que huían de sus hijos apestados, hijos que hacían lo propio de sus
padres, y hermanos que eludían ayudar a otros hermanos: Desesperanza y
visión dantesca era el escenario cartameño cual consta en los anales
municipales.
Como no se podía acceder a los hogares
contaminados ni salir de ellos, además
de por la enfermedad, los moradores
morían de hambre y sed al ser imposible el socorro desde fuera. Sólo se atrevían a entrar los pocos
frailes mercedarios de la Orden de los Trinitarios, afincados en
Cártama, aunque no tenían Iglesia (salvo capilla en una finca explotada por
ellos para la redención de cautivos con sus beneficios), ni convento como sí lo
tenían en Coín, en cuya misión de entrega y socorro a los afectados por la
pestilencia, perdieron la vida
muchos de ellos. Cómo recuerdan a aquel letal hito los médicos,
enfermeras y sanitarios de hoy como, también nuestras fuerzas de orden Público
(Guardia Civil, policías nacionales y Municipales y otras instituciones
civiles. Amén de socorrer a los
apestados, trasladaban carros y
caballerías con angarillas repletos de cadáveres a darles cristiana sepultura en fosas que ellos
mismos excavaban.
En ese estado de calamidad, los vecinos de Cártama pensaron en bajar de
su Ermita a la Patrona, entonces advocada como Virgen de los Reyes porque la implantaron Patrona de Cártama con Ermita en
un antiguo oratorio árabe adaptado para el culto cristiano por los alarifes de
los Reyes Católicos y la establecieron Patrona de Cártama el 26 de abril de 1.485 en solemne procesión
desde los campamentos militares de Cártama y Coín; los cielos de Cártama se
colmaron de clamores de trompetería de las huestes liberadoras de las garras
del moro, de rezos y canciones, de fiesta cristiana en loor y clñamor de
devoción mariana.
Y así e siguió
haciendo por el pueblo de Cártama y comarca por los siglos de los siglos, desde aquel 22 de
abril de 1.579 que el pueblo la
“bajó” desde su real Ermita a la Iglesia parroquial y, el 23de abril, a
hombros de hombres ya esqueléticos por el sufrimiento de la tragedia, la
“pasearon” en andas por el mismo
recorrido que se hace hoy, 440 años
después, sin que ni un solo año, a partir de ahí, dejara de ser prosesionada, ni siquiera el 23 de abril de 1.937 que lo fue
en La habana (Cuba) en donde le cogió su
festividad cuando era peregrina por todas las ciudades y pueblos de 16
repúblicas iberoamericanas en los brazos del
Juglar poeta, José González Marín, que la salvara para Cártama a Ella y
a su multicentenaria tradición, que de
no haber sido por este genial artista y hombre bueno y amante de su pueblo, hoy no existiría, pues con la quema de la imagen que él evitó con riesgo
de su vida, habría desaparecido todo el ritual mariano, al igual que
desaparecieron, y siguen sin llevarse a cabo, los pasos de Semana Santa.
Gratitud sin cortapisas merece de todos los cartameños bien nacidos la memoria
del eximio hijo del terruño, José González Marín.
No más
pasear las calles de Cártama en procesión de rogativas la Virgen de Los Remedios,
la peste cesó, lo cual fue tenido por el pueblo como milagroso, haciéndose constar así en actas
capitulares y Registros Parroquiales, quedando ordenado en ellas que “por siempre jamás” se celebrara cada
23 de abril en recordación del grandioso hito de 1.579, fiestas y procesión en
honor de nuestra Patrona. Y hasta el pasado año así fue siempre.
Y desde
entonces, seguramente por la influencia de los monjes Trinitarios, la Virgen es
advocada como Remediadora, o de los Remedios, la misma que es advocación de los
frailes mercedarios, o Trinitarios, que
tan abnegadamente supieron morir para salvar enfermos de peste en Cártama.