Tengo
la suerte de poseer en un tomo, hoy
agotado, una visión en lontananza sobre la II República española, sustanciada
por cartas de los escritores españoles
que la vivieron como tales escritores y, otras muchas que firman protagonistas. en alguna escala. del gobierno republicano. Yo también la viví y sufrí y, bastante que llevo
escrito de ello en distintas plataformas en lo que mi experiencia me permite,
que nos es poco, como “niño de la guerra” que fui y, afirmo, que la historia
que están escribiendo los políticos es una enorme y brutal falacia que legan
tales irresponsables a las generaciones. Mentir distorsionando la Historia es ya el colmo de la alevosía.
Pero, ahora, voy a transcribir en
varias entregas lo que estos personajes
de excepción escribieron sobre tan inacabable
tema. Hoy incluyo, nada menos que a Pío
Baroja con selección de un largo escrito que publicó en el Diario LA NACIÓN de
Buenos Aires el día 19/IX/ 1.936 y, que
como todos los demás que voy a aportar en aras de la verdad histórica, recoge
el prolífico escritor español, Fernando Díaz-Plaja, en su libro que titula “LOS
ESCRITORES ESPAÑOLES EN LA BGUERRA CIVIL” (Pag.75)
.
Dice entre otras cosas análogas don Pío
Baroja:
“…El
otro día cuando veía como estaba ardiendo de un extremo a otro la ciudad de de
IRUN, pensaba en como las estupideces que se pueden decir en el Congreso o en
un mitin, y por otro lado los lugares comunes tradicionales, pueden asolar,
destrozando y arruinando, un pueblo que creara un grupo de hombres con su
esfuerzo y trabajo.
…La
democracia es un telón (que, en
cuyos dibujos) da perspectivas a la masa, que le hace creer
que ella participa en el gobierno del país; pero la realidad es que el
político, inmediatamente que tiene el
poder, se zafa de las influencias de las mayorías (que le votan y
encumbran) y dirige su nave como quiere.
La
credulidad de esta masa es infantil. La República española ha vivido en plena dictadura, en
pleno despotismo y en plena arbitrariedad… Y, a pesar ha
convencido de su “ÉXITO” a una gran
parte del pueblo que sigue creyendo (o
le hacen creer) en ella.
Libertad
de la prensa, y ha suprimido periódicos; inviolabilidad del domicilio y ha
metido en la cárcel a gente inocente, sin motivos ni razón.
Se
ve como el pueblo a pesar de su doctrinarismo infantil, lo acepta todo….”
Y cabe preguntarse: ¿Qué diferencia hay
de la España que describe en tan breves trazos (se ampliarán) con
la España de hoy. ¿Qué libertad puede ser la que de el comunismo que quieren
implantar Pablo Iglesias, con un Pedro Sanchez vendido al mejor postor a sus
intereses personales?.-