Óyeme, de nacencia mutua hermano puente del río,
hermano porque también naciste en Cártama
en la carretera pueblo a su estación férrea,
con imperecedera
vocación de unión.
Por las mismas
datas que mi madre me parió, naciste tú,
en marzo de mil novecientos treinta y uno,
y también parió
España, de mal parto,
con tics de malos agüeros, (es la verdad), su nefanda
II República, lo que aquí he querido dejar referido yo.
Este que escribe
nació en la Alhóndiga, a un tiro de honda
de la orilla del
histórico río Guadalhorce, a cien metros
de su curso cristalino
cargado de sublime historia,
por el que
navegando con sus barcazas planas,
los fenicios
hicieron migas con los aborígenes iberos
a cuyo pueblo
los Salomónicos huéspedes dieron
el nombre de Cartha (ciudad arrecachada), hoy Cártama,
el pueblo de nuestro
amor, que está cargado de siglos de gloria.
Sí, de Cártama su río fue protagonista siendo ibera bastetana --- río navegable con
tres puertos fluviales---, y fenicia, y griega
y romana; visigoda, agarena, cristiana y vandaluza.
A Cartama y Estación el río las cruza,
su puente de hierro las condecora y
la chiquita Patrona las bendice.
su puente de hierro las condecora y
la chiquita Patrona las bendice.
Yo te canto,
hermano puente del río, porque siendo niño
salvaje de tu
misma edad, gateaba por tus arcos
y, desde lo alto
a rastra culo, veloz bajaba a la carretera
en donde mi
panda de amigos me cogían en hombros
cual si fuera un torero y le hubiese cortado
al bravo puente del río faenado, orejas rabo y pata.
Pero una cosa
era el público de chavales divertidos,
y otra distinta lo que pensó mi padre cuando alguien
le puso al tanto de la inconsciente locura de
su hijo:
Lógicamente cortó
de rapaterrón mis ufanas faenas toreras
al puente de hierro jugándome, sin creerlo,
ni pensarlo, irrisiblemente la vida.
Con verdasca de
olivo repicándola en mi trasero
acabó mi padre
con la aventura loca de su hijo sobre
los altos arcos del “hermano” puente del río