No es la primera vez que escribo
sobre San Isidro Labrador, patrón de lugar tan entrañable para mí como Cártama
Estación. Y, ahora que voy empezar a ser viejo, con más intensidad
me asaltan los recuerdos y vivencias
entrañables en mi amada Cártama Estación.
Es cierto, que la figura de San
Isidro Labrador tuvo su origen en la
Villa y Corte madrileña, pero la cultura popular, identificada con su personalidad
taumatúrgica, la ha extendido por la geografía de España, y erigido en Patrono de muchos de sus pueblos incluida, como he
dicho, la propia capital del reino (ya
entonces, creo, Madrid), en donde nació el año 1.082, hace casi un milenio.
Su nombre
completo era, Isidro de Merlo Quintana y, su raíz mozárabe (cristianos de origen
hispano visigodo que vivían en territorio de Al-Ádalus); como atributos de
santidad le representaban con el azadón, el arado romano de madera y reja de
hierro, la guadaña, etc. Su originalidad se sobredimensionaba porque en una época en la que la mayoría de los
santos tenían ascendencia eclesiástica, San Isidro fue un humilde Santo labriego.
A propósito de
Patrono de los abnegados labriegos, yo desde estas líneas quiero felicitar efusivamente, sin medias
tintas (tan campesino me siento que nací en un cortijo, en él me crié, mi madre campesina nacida en un Cortijo (“El
Convento”) de Alhaurinejo, mi padre campesino nacido y criado en el campo, y yo
me crié entre boyeros, gañanes,
carreteros, “regaores”, yegüeros,
braceros, cuyo argót ligado a la
infinidad nominal de herramientas del campo y también faenas pegujaleras se me quedaron en el caletre de por
vida. Así que Pablo Cabrera y Tomás
Salas, amigos buenos, siendo San Isidro
el Patrón de los siempre abnegados y nobles campesinos de España, felicitad a
todos los que están afiliado a la Institución
que vosotros gerenciais, en nombre de este humilde periodista que se siente orgullo de haber escrito un libro
homenaje a nuestros antepasado y actuales labriegos, con aceptación crítica
incluso en América.
Avalora
su figura los milagros que se le atribuyen y su
actividades campesinas ---zahorí- pocero que detectaba el agua y hacía el pozo, en cuyo entorno brotaban pueblos en la estepa
castellana---, e inductor de lluvias cual se le atribuyó siempre a nuestra Patrona, la Virgen de las
Remedios, que incluso tiene un antiquísimo manto llamado, “Manto del agua”.
Si
mal no recuerdo, la Historia de San Isidro como Patrón de la parroquia de
Cártama Estación, se inicia sobre el año 1.957. Son multitud los recuerdos que
tan fastuosas datas traen a mi memoria, tanto de personas significadas como de hitos entrañables: Antonio García Agua (lo veo como a su hijo
Sebastián García Robles, en una foto ---que a este medio aporta Pedro Dueñas,
mudéjar reciclado a mozárabe (¡ah
chaqueterillo!)--- de la quizás primera
procesión de San Isidro como Patrón de Estación de Cártama. También he
reconocido a Doña Carmen Juanola, ilustres dama, esposa de mi querido amigo,
Sr. Crusé, también compañero entonces
(tenía yo 24 años y el unos poquillos más), como concejales en el Ayuntamiento de Cártama. Yo, apenas me
veo en la cola de la procesión en donde iba con mi primo, Sebastián García Baquero,
Antonio Vega Vega, Pepe Galvez (el promotor del núcleo urbano del Sexmo) y otros amigos que son ya meras estelas de nostalgias que punzan
en el alma, y Diego Castro Villalba (mi
compañero de bachiller en Cabra), Miguel Castro, Antonio Bravo, los factores
Ortega y Exequiel, Paco el Barbero…, y muchos más, pero mi memoria empieza a dar un poco de
corto.
Podría
contar infinidad de vivencias de aquellos aún floridos tiempos; valgan unos
cuantos por cientos: Las verbenas de San Juan (este nombre era el que
proponían algunos para Patrón en vez del de San Isidro),
antes en la fabriquilla, y
después bajó a la Estación en la carretera cabe los bares Trimotor, Navarrete
y El Parador, donde después estuvo
ubicada la Cooperativa de los alcachoferos que presidía Sebastián Garcia Agua
Robles .Yo, como todos los años y previo
visto bueno de mi padre, aparejaba una hermosa y “guapa” yegua que había en
nuestra labor, la enjaezaba con jalma de estribos y lujosa carona con arabescos rojos que hizo a mi padre,
Frasquito el albardonero; un artista. Ella
braceando y yo ufano cubríamos, casi siempre a galope, los cuatro kilómetros
entre el pueblo y Estación en donde se
celebraba la verbena. Ya muy después, la
verbena pasó a celebrarse en el pintoresco Bar de
Bruno El Segoviano, con pista de baile
en el hermoso patio al que se accedía desde el bar y por una puerta lateral,
todo exactamente en donde hoy se ubica
el Estanco de Juan Navarrete y vivienda de su familia.
Por cierto, permítaseme este otro recuerdo: Juan Navarrete es sobrino
de una gran amiga mía, poeta de exquisitos
registros líricos y de potente voz en el recitado, fiel devota de Nuestra
Patrona La Virgen de los Remedios y admiradora incondicional de José González
Marín, y tanto a nuestra Virgencita como al rapsoda, le tiene escrita unas
hermosas poesías que de su puño y letra que me regaló y guardo como oro en paño
en mi archivo. Mi amiga Antonia a la que casi todas las semanas veía en su
Estanco Frente a la Aduana con otro
amigo escritor, Téllez Laguna, en donde tomando un café hablábamos de poesía y
literatura. Murió ella prematuramente. Pues Antonia López Cisneros, tenía raíces en Cártama:
Familia de los Espinosa Cisnero que tenían su casa de labor cabe el Rio Fahala,
en donde ella solía pasar temporadas. Me cabe el Honor de haber sido uno de los
ponentes del Póstumo Homenaje que los
amigos le rendimos en los salones Culturales, “Pimpi”, en calle Granada de Málaga. Y digo
todo esto, porque, precisamente, para estas datas Isidril se tenía previsto hacerle un homenaje en
Cártama. Pero, el coronamuerte también lo ha frustrado, como el de José
González Marín para el 17 de abril.
No quiero omitír mi contacto regular, con la familia de
carpinteros Francisco Miguel de la Fabriquilla, que dotaron a mi padre para su
labor de carreta, arado romano de palo, ubios de bestias y vacunos, etc.,etc
Volviendo
a San Isidro, no tengo más remedios que terminar, aunque el tema puede dar para larga tirada negro sobre blanco. Alcanzó tal
relieve la devoción a este Santo que fue patrocinada por la monarquía española
a finales siglo XV hasta muy avanzado el XVII, siendo de reseñar
la devoción por dicho Santo y por la Virgen de los Remedios de Cártama de los Reyes Católicos, quienes a la toma de la Villa le regalaron a esta la imagen que ellos llevaban en su tienda de
campaña y en momentos peligrosos. Y. termino diciendo que Isidro fue tema que
tocaron la mayoría de escritores y cronistas de su época, como Lope de Vega, Villegas, Rafael
Haideer y grandes pintores que lo eligieron también como modelo