NUESTRA HISTORIA

REYES CATÓLICOS, TOMA DE COÍN Y CÁRTAMA.-














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1.812, BATALLA DE CÁRTAMA CONTRA LOS FRANCESES

He aquí unos apuntes sucintos de esta batalla tomados de mi libro de inminente publicación, “Cártama en su historia. El Juglar y la Virgen Peregrina”

Elementos históricos y de tradición oral totalmente verosímiles, se mezclan en las noticias sobre la gran batalla que en los aledaños, y en el propio casco urbano, de Cártama, tuvo lugar como colofón de la mantenida y esforzada lucha del pueblo liso y llano cartameño contra los invasores franceses, el día 16 de febrero de 1.812. Esta batalla, por ser la penúltima (unos meses anteriores a la de Arapiles, que fue la última en la guerra de la independencia), librada entre españoles y franceses antes de éstos abandonar, derrotados, territorio español, es de una gran importancia que enlaza, como tantos otros hitos, la Historia de Cártama con la general de España y Europa. Hasta en el Arco del Triunfo que erigiera Napoleón en París para celebrar sus victorias, tuvo el cinismo de anotar la de Cártama como una de ellas, cuando fue todo lo contrario. También incluye como gesta victoriosa de sus ejércitos, la Batalla de Bailén. Así se escribió siempre, y hoy, la historia.

No es de este momento entrar muy de lleno en esta efeméride. Nos limitamos a recordarla con unos someros datos: Desde 1.810, Cártama estaba bajo el dominio napoleónico, cuyas huestes, entraron en España en 1.802 cuando se dio lugar a los de todo el mundo conocidos episodios del 2 de mayo, cuando el pueblo español se levantó en armas contra el invasor francés.

El pueblo de Cártama, y en especial, curiosamente, sus mujeres, no fueron menos aguerridas. En todas, había calado el espíritu de la célebre heroína, Agustina de Aragón. A los soldados gabachos les encantaron desde el primer instante la galanura, donaire y frescura de las mozas cartameñas, a las que de continuo les tiraban los tejos. A ellas les hervía la sangre, no de embeleso, sino de rencor hacia el invasor que tenía sojuzgada a su patria y a su pueblo: Simulando con miradas y mohines pícaros que se avenían a los requerimientos del franchute de turno, éste como gato en enero que ventea gata propicia, entraba tras ella en la casa. Y, ¡zas!, el padre y hermanos de la guapa hembra, de un hachazo daban cuenta del iluso guerrero galo, cuyo cuerpo enterraban en la corraleta del corral, en donde siempre se tenía un hoyo abierto para “echar los desperdicios”, que una vez “ocupado” enterraban con la tierra sacada del mismo, le rociaban estiércol por encima para borrar fóllegas y, si te vi no me acuerdo. Los mandos, ilusos ellos, se lamentaban de la gran cantidad de soldados que desertaban desde Cártama por sus sierras. Y el poeta cantaba:
…Y cuando en la hispana tierra
pasos extraños se oyeron,
hasta las tumbas se abrieron
gritando “¡venganza y guerra!”
La Virgen, con patrio ardor,
ansiosa salta del lecho…

Así peleó el pueblo cartameño contra el altanero intruso desde, como quedó dicho, 1.810. Y, fue el día 16 de febrero de 1.812, cuando el General Gobernador francés de Málaga, Marasain, parte desde la capital para Cártama al tener noticias del que el General guerrillero español, Ballesteros, se disponía a pasar por esta villa camino de Málaga para tomar esta plaza. Marasain envió mensajes al general, Nei, que andaba por Alora, para que acudiera a darle, uniendo ambos ejércitos, la batalla a Ballesteros; pero aquél no acudió por razones que en otro lugar se explican. Ambos ejércitos se enfrentan irremediablemente en el perímetro comprendido entre El cerrajón, El Monte del Calvario y la carretera de Coín. El General Ballesteros al mando del 4º ejército y, Marasain, de un ejército de 2.000 infantes y 400 caballos, más artillería. Cayó herido Marasain y se refugió en el casco urbano de Cártama, pero el ambiente hostil le hizo emprender una retirada hasta el Puente del Rey en el Guadalhorce, con la intención de tenderle allí una emboscada a Ballesteros en la que éste, avezado a la guerra de guerrillas, no cayó. Tras esta derrota, Marasain, emprende la retirada de Málaga camino de Francia. (Continuará)

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LA BATALLA DE CÁRTAMA II


En páginas anteriores, al hablar de la batalla librada en Cártama el 16 de febrero de 1.812 entre franceses y españoles, al mando de los generales Marasain y Ballesteros, respectivamente, prometí una segunda parte con otros elementos intrahistóricos referidos a dicha efeméride, lo cual, cumplo hoy.

Según actas capitulares de febrero de 1.815 que, literalmente, se transcriben en el cuadro que antecede, y dada la desigualdad de fuerzas entre españoles y franceses, para las gentes del pueblo que vivieron tan dramáticos hechos de sangre y fuego sin víctimas humanas y sin que a los franceses en su huida, como tenían por costumbre, les diera tiempo a dinamitar el Castillo (así lo hicieron con el de Málaga), Ermita u otros centros sensibles para los cartameños, dejando tras de sí un panorama de tierra quemada, fue manifiesta la providencial intervención de su Patrona y Remediadora, Virgen de Los Remedios.

Para más señal de prodigio, cuando vecinos de la villa subieron a la Ermita a comprobar las razones de que las campanas de, este Santuario mariano no hubiesen tocado en clave para pedir apoyo al cuerpo de ejército francés acampado en tierras de Alora, se encontraron que los dos centinelas galos encargados de este menester, no pudieron cumplir su cometido porque, seguramente los viñeros de la cercana sierra de "Las Viñas" ó, quien quiera Dios que fuera, los habían colgado por el pescuezo en las sogas que servían para, desde el suelo, tocar y hacer repicar dichas campanas. Jamás se supo quien, o quienes, colgaron de tal guisa a los soldados gabachos.

En virtud de todo ello, y a tenor del acta referida y arriba insertada, durante varios años la Virgen fue bajada en el mes de febrero, independientemente de las celebraciones oficiales ---que conmemora el remedio de una epidemia de peste en 1,579 (véase mi libro "El Juglar y la Virgen Peregrina") el 22 y 23 de abril---, como agradecimirento del pueblo de Cártama a su Patrona por lo que consideraba una nueva y grande merced concedida en fechas tan luctuosas. Parece que la Virgen, al ver la bravura con que los hombres y mujeres de Cártama defendieron su libertad tan vilmente allanada, se sumó a la lucha codo a codo con su pueblo

Pero, el amor siempre estuvo por encima de la guerra, y, al igual que, según nos cuenta Marimé en su célebre obra "Carmen la de Ronda", una cartameña se enamoró y casó en segundas nupcias con un teniente coronel francés apellidado, J.F. Robión, que a su muerte fue enterrado en nuestra Iglesia Parroquial, según lápida mortuoria que siempre existió en el patio de los naranjos de ésta cabe la sacristía; lápida que ha sido trasladada a algún paradero actualmente desconocido. El eterno y triste destino del patrimonio histórico, arquitectónico y cultural de este pueblo.

Pese a todo, ¡cuán bella, profunda y variopinta es la historia de Cártama. Comete delito de lesa patria chica quienes por sectarismos políticos, por ignorancia o indigencia intelectual, tratan de ofrecerla tergiversada a las generaciones.

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ANOTACIONES HISTÓRICAS DE CÁRTAMA


Los datos que de Cártama anteceden, corresponden al libro, "MÁLAGA Y SU PROVINCIA EN LOS SIGLOS XVII Y XIII, escrito por J.A. Estrada en 1.745, pero, tomado de otro de 1.645 (un siglo antes), cuyo autor fue Méndez de Silva. Es de anotar que entonces se tenía a Cártama como villa fundada por los romanos, y, hoy, sabemos que fue asiento del hombre prehistórico y solar del pueblo ibero-turdetano-tartesio, con una historia localizada en Cártama verdaderamente apasionante. La descubrieron los fenicios al introducirse en sus barcazas planas por el ´curso del río Guadalhorce desde su factoría, "Malaka", hoy Cerro del Villar, fundada por dichos colonizadores provinentes de Sidón y Tiro en la orilla oriental del Mediterráneo. Aún no ha sido debidamente ponderada ni mostrada a las generaciones la importancia cultural que para sus pueblos ribereños, incluída Cártama, tuvo este río nuestro. Hablaremos ampliamente de él como cauce de civilizaciones y culturas en otro momento.

Posteriormente Cártama fue una de las cuatro Villas del Corregimiento de Coín, y, en el siglo XVIII, cuna de relevantes personajes de gran incidencia en la historia de España, uno de los cuales, fue decisivo en el desarrollo del Tratado de Límites en tiempos de Fernando VI y Bárbara de Braganza entre España y Portugal, por el que aquella cedió a ésta parte de sus derechos en las Reducciones guaraníes del Río de la Plata entre Argentina y Brasil. Este personaje, del que hablo ampliamente en mi libro ya citado ("Cártama en su Historia (El Juglar y la Virgen Peregrina"), fue tratado ampliamrente en en la célebre película "La Misión".

Es curioso constatar en la anotación que encabeza este estudio, las plantaciones agrícolas que entonces se cultivaban en Cártama, y, como era la suministradora de pan a la vecina Málaga, que entonces aún no era provincia, perteneciendo la villa cartameña a la provincia de Granada, con la propia Málaga, Ronda, Antequera, Fuente Piedra, Marbella, Torre del Mar, Vélez Málaga, Comares, Álora, Alhaurín, Casarabonela, Casabermeja, Almogía, Alhaurinejo, Colmenar, Río Gordo, Torrox, Nerja, Frigiliuana, >Monda y, como quedó dicho, Cártama. Málaga no fue provincia has la Real Orden del 22 de enero de 1.801. (continuará)



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CARACOLAS CHIVATAS DEL PEÑONCILLO

Caracola ribereña que ha muchos años me regaló mi abuelo materno, Antonio Luque, "Canito" .

Todos los aborígenes cartameños recordamos, o sabemos, que bajo los cimientos y el asfalto de la actual urbanización, "Atalaya de Cártama" --en mis adentros me aferro a su ancestral apelativo, "El Peñoncillo", ¿quien se cargaría tan hermoso topónimo?-- , laten atávicos ecos del pasado más remoto (allí están dando fe de ello aún las cuevas prehistóricas), y alientan rumores de nuestra muy próxima y entrañable intrahistoria, incluidas las chácharas inefables de los pajarillos monteros y los vegueños que nor remontan en el recuerdo a felices y bucólicos tiempos de la niñez. Pero no vamos hoy por esos derroteros de saudade, sino a recuperar una antañosa gesta con mucho de verosimilitud y algo de leyenda. Las leyendas tienen siempre un punto de ignición real, amén del enorme valor poético que en todo caso entrañan como orla de la mismidad de los pueblos.

Ya quedó relatada en otra página de este blok (ya se que hoy se dice de otra manera, pero menda nació antes de la guerra), la batalla entra las huestes francesas del general Marasain y las españolas del español Ballesteros. Los franceses derrotados y con su general malherido, en su retirada por el camino de Almotaje, creyendo que probablemente el general español les perseguiría, prepararon a éste una emboscada, precísamente en la intrincada orografía de "El Peñoncillo" y aledaños. Junto al camino existían entonces enormes algarrobos en cuya espesa fronda los franceses pusieron los vigías que debían avisar de la llegada de los españoles,

De pronto, invadió el espacio un enorme estruendo de caracolas que acojonaron a los gabachos napoleónicos, al ver que su trampa había sido descubierta por los esquilmeros de las viñas y pegujales que festoneaban el camino. Eran las caracolas centinelas de los ribereños capensinos guadalhorzanos, que lo mismo que alertaron al zorro general español que por ello, dicen, no cayó en la trampa, acojonaron a Marasain y los suyos, que hubieron de decir "pies para qué os quiero", y llegaron corriendo al Puente del Rey, cabe Zapata, en donde se parapetaron. 



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SOBRE LA CARTIMA ROMANA



Pichar en el plano para ampliar la perspectiva

En la obra, "BOSQUEJOS DE LA HISTORIA DEL MUNDO" (tomo de 1.030 páginas), basada en otro tratado inglés ("OUTLINES OF TUE WORLDES HISTORY"), aquella editada por Editorial. Ramón Sopena, en el año 1.935 (2ª edición), y escrita por Edgar Sanderson, entre los 161 grabados y 33 mapas que incluye, allá por los años cuarenta, cuando siendo estudiante de bachiller, cayó en mis manos este tratado historiológico, ya me llamó la atención el hecho de que mi pueblo, Cártama (la Cartima romana), apareciera como municipio floreciente del imperio en una obra de estas dimensiones y selectividad historiográfica, junto a Malaca (Málaga) y a Munda (hoy Monda), en donde, según muchos autores, se dio la célebre batalla entre los ejértos de César y los de los hijos de Pompeyo. En aportaciones sucesivas iremos desarrolando las vicisitudes de este apasionante periodo de la historia de Cártama que merece, para legítimo orgullo de patria chica (que lo fue grande), de todos los cartameños nativos o adoptivos, un muy profundo estudio.



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