Portada del pasaporte del José González Marín cedido en Córdoba. Por esa provincia actuaba como final de su turné por toda España
LA FAMOSA PROCESIÓN DE LA VIRGEN LOS REMEDIOS DE CARTAMA (Lo que este año no ha podido ser completo)
Es hoy necesario recordar, que González Marín lleva años
en la Casa del Padre y, no necesita en absoluto de Cártama; es Cártama
la que necesita (¡¡y cuánto…!!) de la memoria bienhechora y famosa de González Marín. Cónstenos esta rotunda
verdad.
ALEGORÍA DEL TESORO MÍSTICO QUE TENEMOS POR ÉL.
***
Las campanas
agoreras de Cártama famosa,
fueron siempre heraldos centenarios del tiempo,
cuando lanzan al aire sus repiques de gloria
cada veintitrés de abril desde siglos lejanos.
Repiques de
campanas que espantan a vencejos y palomas
que raudas cruzan el espacio cual saetas voladoras;
es el día mariano que celebran con unción
miles de devotos nativos y peregrinos.
Es el día de una Virgen morenita y chiquita,
que mora en el por Ella nombrado “Santuario de la
Hispanidad”.
Durante el desfile procesional, una bulliciosa turba de zagales
rodean jubilosos a Miguel “El Morenito”, pirotécnico,
que va lanzando al aire cohetes
y ruedas con petardos.
Tras el trono,
el cortejo con el cura revestido y el
Concejo.
¡¡Es la procesión de la “Virgen de los Remedios”,
patrona de Cártama, regalo, con su santuario, que nos
hicieron
los Reyes
Católicos!!.
Apiñados van
los devotos con sus cirios encendidos,
En testimonio de fe en la Virgen pequeñita y
milagrosa.
En doble fila la procesión ya está en la calle
y aún dentro del
entrañable Templo,
emocionados y orantes, quedan romeros.
La cruz parroquial sale escoltada por fieles del lugar sagrado
para unirse en su marcha al cortejo
y, un ¡¡Viva la Virgen de los Remedios…!!
humedece de piedad
los ojos
de la multitud de
gente que integra el religioso desfile .
Por fin, la
Virgen en su trono gana la calle
a hombros de hombres y mujeres,
y la tradicional plaza, hoy destruida, se enciende de
bengalas
que desde los balcones son como exvotos de fuegos en cascadas.
Se oyen musitadas espirales de oraciones
Entre el aroma bíblico
del incienso,
Y las
místicas campanillas del
Trono tintinean
mientras andando hacia atrás cara a Ella muchos,
devotos portan
grandes velas cuya luz trepida;
ellos son notarios de milagros que la Virgen hizoles
que en silencio íntimo expresan con sus hachas llameantes.
Un silencio de
velas en sendas filas recorre el itinerario,
y el niño de la mano de sus padres nos recuerda
con Jesús que de
ellos “es el Reino de los Cielos”
lo que los
hombres por egoísmos insanos
tenemos olvidado.
En fechas aciagas, que bien recuerdo,
las madres y las novias pedían a la Virgen
por quienes
luchaban en lejanas trincheras
y, las
“madrinas de guerra” , oraban por el
soldado “ahijado”
a la Virgen tan presente porque ELLA
en los brazos de un juglar piadoso
por allende la
mar océano navegaba
hacia el lejano continente que Colón nos legara,
y peregrina de excepción huyendo de la quema aviesa,
a aquellas repúblicas hermano con la Madre Patria
donando cada
uno de sus mandatarios banderas como
prenda
que orlaran siempre
los muros del “Santuario de la Hispanidad”.
Al ya cansado anciano al que los años curvan,
Al verse cara c on su Virgencita, unas lágrimas le
chorrean
que, con disimulo, enjuga con los pliegues del pañuelo
mientras a la Virgen mira suplicante y esperanzado.
Los veintitrés
de abril de cada año, todo el pueblo
creyente, en reatos de devoción acude a la procesión,
engrosando el bendito devenir de siglos y siglos de tradición.