SURCOS Y PÁJAROS
Lento el arado tras la
premiosa yunta abre surcos paralelos en
la besana abierta sobre la tibia tierra con tempero. El niño cortijero, sigue
los pasos del gañán amigo que lleva una mano en la mancera y en la otra la ahijada,
modulando el abandolado cante por
temporeras de la arada:
La tierra con la llavia,
Ha tomao mejor tempero,
Y esto lo agradece el
amo
Los gañanes y el apero.
==
El Sota lleva una yunta
Con dos mulas alazanas,
Que ellas solitas
s´atreven
Con toita la besana.
==
¿Por qué aran las vacas
Tan despacito?
Es que el gañán les
canta
Quedo, quedito...
==
García Lorca, que tanto
amaba el campo y lo popular, escribió con devota y extensa profusión sobre el folklore capero, que siempre releía y releo con embeleso de niño nacido
entre bracero, gañanes y boyeros en aquella mi cuna del Cortijo bendito y
ancestral de la Alhóndiga, agareno e impregnado de Historia, que los políticos
de ahora dejan caer, como dejaron caer la ermita de Casapalma, Almotaje (nada
menos: Si Rodriguez berlanga viviera), la popular feria de septiembre en
Cártama pueblo de tanto significado intrahistórico; y no saben ni quien eran
los Altamiranos, López Alarcón y al mas cercano, famoso
y genial cartameño honra y prez de su pueblo,
José González Marín, y este pueblo obscenamente politizado en amplios sectores
y traga mentiras, sigue sumiso y apimplado los designios de
unos políticos mamandúrricos e indigentes culturales. Es una pena lo que se
hace con un pueblo cargado de enjundioso devenir histórico que, hasta el
Santuario que se llamó en tiempos de
la Hispanidad, está municipalizado, no siendo óbice a ello, el haber sido en 1.485 regalo de los Reyes Católicos
al pueblo devoto cartameño.
¡Dios!: Han sido capaces
en sus tragaderas, no sólo de lo dicho antes, sino de convertir a la Santísima
Virgen de los Remedios, nuestra Patrona multisecular, en mera “okupa” de su propia Ermita, que han
municipalizado y, a ELLA, nombrada “alcaldesa perpetua”, rebajándola ciertamente a la estirpe corrupta de los políticos; y el
pueblo tan "devoto", callamos a todo y les votamos, en vez de “botarlos”.
Volviendo a lo que
estábamos:
¿Sabe el paciente gañán
que es instrumento de
Pero al niño
alhondiguero lo que le despertaba amor y
curiosidad era la miríada de pajarillos
que cubrían revoloteando a ras de tierra en toda la longitud de le besaba el surco que iba abriendo el
arado, rebuscado los pajarillos en la tierra volteada los insectos que son su pitanza: orovivos, aluas, lombrices, hormigas
cocineras y cabezonas, grillos, y un sin fin de
bestezuelas que la vertedera del arado chirivito iba expulsando al aire
de sus habitáculos subterráneos.
Yo zagalillo, con no más
de cinco años, sabía ya el nombre de todas aquellas creaturas aladas: Pipitas,
tontitos, chamarines, trigueros, cogujadas, alondras, mosquitos y, sobre todo, llamaba mi atención los reineros blancos,
tamaño gaviotas, que iban y venían por la besana cazando insectos sobre el lomo
de los bueyes yunteros.
Una vez, el morero me trajo del pueblo una “costilla”-trampa de alambre acerada con muelles letales para cazar pajarillos; como señuelo, se le ponía a la “costilla” en un mecanismo ad hoc, un gusanillo, después se embozaba un tanto en la movida y blanda tierra del surco. Cuando el pajarillo “picaba” el señuelo, la costilla saltaba inexorablemente mortal, aprisionando el cuello de la avecilla que moría ahorcada. Un día vi la agonía de una grácil “pipita” que, había “picado” y, tenía su cuello gris casi partido; lloré amargamente con sentires de niño que ya a su edad supo lo que duele matar. Ya, jamás volví a poner trampas