FIESTA DE LOS
CANASTITOS
I
El 26 de
julio de cada año se celebraba en Cártama el día de Santa Ana, titular del
gremio de viñeros, esquilmeros y aparceros de esta labriega villa.
Cártama tiene
un gran parecido orográfico con Nazaret (“Flor de Galilea”), tierra de Santa
Ana, madre de la Virgen María. De gran belleza paisajística, Nazaret parece
brotado al pie de una sierra que en temporadas se convierte en un espléndido
jardín.
Coqueta y
acogedora, Cártama se asienta al pie del Cerro de la Ermita y, tras éste, se
inicia el feraz partido de las Sierras de las Viñas, con algarrobos, almendros,
olivos, azufaifos, pencas de higos chumbos, tocheras de esparto y palmas que
producen el famoso cogollo, el delicioso palmito y la uva palma. Bajo el
singular Cerro de la Ermita de la Virgen de los Remedios, Cártama dormita su
modorra de milenios.
En aquel
apacible villorrio llamado Nazaret, habían nacido Joaquín y Ana, padres de la
Virgen María y, por ende, abuelos de Jesús. Por tanto, no es de extrañar que
los viñeros y labriegos menores de Cártama, eligiesen a Santa Ana como la
titular protectora del Patronato gremial.
Hace
siglos, el Obispado, por mediación del Patronato, dedicó una Ermita a Santa
Ana, ubicada junto a la carretera de entrada a Cártama, viniendo de Coín. Según
el sacerdote investigador Lisardo Guedes, en el año 1.689 ya existía –junto a
otras cinco- la Ermita Patronal de Cártama, dedicada a Santa Ana. Y añade
Guedes que esta Ermita de devotos campesinos “llegó a vivir con desahogo total
y gozó con Sacristán presbítero y tributaba largo al Real Subsidio” “... que
llegaba a pagar mil ciento setenta y siete maravedíes”. “En 1.846 La Ermita era
de buen ver pero no llegó a conocer ni pasar las penas que alcanzaron a las existentes
en 1.936”, porque debido a lo arcilloso del suelo, se derrumbó durante un largo
temporal de lluvias, al parecer sobre 1.929.
El día de
Santa Ana constituía para Cártama una festividad en la que, además de los
adultos labriegos, tenían un protagonismo destacado y original los niños, a
quienes sus padres les preparaban un canastito de cañas, en cuyo espacio
interior sólo cabía un pequeño melón y, casi tapándolo hasta el borde, unas
almendras, higos y chumbos; colgando del asa por una cara, un gajo de uvas y,
en la otra cara, una rosquilla de pan, atado todo con un vistoso lazo azul.
Después
del acto religioso, los padres degustaban en los alrededores una merienda en la
que se consumían, entre otras viandas, los primeros frutos del año, como
melones, sandías, uvas, chumbos, etc.; todo un rito campesino y una exaltación
de valores familiares expresados bajo precarios sombrajos de cañas.
Los niños
tertuliaban aparte y consumían el contenido del canastito. De ahí que
secularmente la fiesta de Santa Ana el pueblo la llamara
II
indistintamente “El día de los canastitos”, afamado y
copiado en toda la ribera del Guadalhorce.
A partir
de 1.929, la fiesta de Santa Ana se vino celebrando el mismo día de julio, ya
con carácter un tanto más pagano, en los sotos del río que ofrecía la
posibilidad de tomar un baño en sus entonces cristalinas aguas.
Santa Ana
despertaba mucha devoción en Cártama, de tal modo que el nombre de la Madre de
la Virgen María lo lleva también una calle del lugar.
Hoy el
río está profusamente contaminado, al ser vertedero de aguas negras de los
pueblos de la ribera; tan perniciosa circunstancia impide cualquier celebración
en sus proximidades.
Jamás debió Cártama dejar perder, como otras tradiciones entrañables, la fiesta de Santa Ana, dado el gran protagonismo que tenían en ella los niños
---y, porque Santa Ana, amén de Madre de
la Virgen María era esposa de otro Santo, San Joaquín, de marcado arraigo antaño en Cártama---; tenía,
y tiene dedicada una calle en Cártama; era
y síguelo siendo la Patrona de un gran sector de la abnegada clase campesina
muy característica de Cártama (los esquilmeros de los famosos higos chumbos,
almendras, higos, algarrobos, etc de la Sierra de las Viñas) y, por supuesto, de abundantes viñeros de
todo el municipio hasta que vino la epidemia de filoxera a finales del siglo
XIX; dichos campesinos allá en lo profundo de los tiempos levantaron en su
honor una famosa Ermita que estaba a la derecha de carretera poco antes de la
entrada a Cártama. El investigador Padre Guedes describe de esta manera
singular dicha Ermita: ERMITA DE SANTA ANA:
<”Antigua y de Patronato. Llegó a vivir con desahogo tal que gozó de
Sacristán, presbítero y tributaba largo al real subsidio.
1.689.“La
Ermita de mi señora Santa Ana con el Patronato de legos ha de pagar de Subsidio
mil ciento setenta maravedíes.
13.X.
1717.- Los Beneficiados y Cura de
Cártama dan noticias de haber mueto el Ermitaño de la Ermita de Santa Ana
de dho lugar y proponen a Francisco
Ybañez para el empleo: Y se le mandó despachar título.
En
1.846 aún estaba en activo esta Ermita Iglesia.
Es
sumamente penoso que fiestas populares de tanta enjundia terruñera como esta de
San Joaquín y Santa Ana se dejen que desaparezcan (también la de Casapalma con
su titular, Santa Rosa, que entronca nuestra tradición mariana con la Virgen,
Santa Rosa de Lima, Patrona de Ibero América y, relacionadas por un cartameño
de cuando la Colonización (según mis apuntes de 1.505) que retornó a su Pueblo, Cártama: el eterno
ir y venir de los llamados indianos.