Aún convaleciente de una de sus periódicas crisis asmáticas, el artista cartameño, José González Marín, como ocurría casi a diario, fue visitado por un grupo de amigos de las candilejas y gente del cine. En la fotografía, con el genial cartameño aparece, entre otros artistas y un poeta, el gran actor, PACO RABAL, quien, en más de una ocasión, se desplazó a Cártama para visitar a su amigo, “Pepito” González, “El Faraón de los decires”. En una de esas ocasiones subió a la Ermita de la Virgen de Los Remedios en donde le impactó la historia viva de nuestra Patrona y el motivo de que en las paredes del templo estuvieran colgadas las banderas de las 16 repúblicas iberoamericanas que, en una época aciaga de nuestra historia, recorriera en olor de devoción hermanando aquellos pueblos y ciudades de allende el océano con Cártama y, por ende, con España. Todos los Presidentes de aquellas naciones hermanas le rindieron homenaje y le entregaron su enseña nacional.
Todo el mundo sabe la manifiesta filiación comunista del actor Paco Rabal, como socialista de algún otro del grupo, lo que no era óbice para que entre aquellos hombres ecuánimes, buenos y cultos existiera una abierta y leal amistad y una sincera admiración. Sabían, como sabe toda persona medianamente bien conformada de intelecto y alma, que la cultura es independiente de la “pulítica” hoy en candelero de una u otra bandería.
Contrasta esta condición humana con la de los fanáticos pancistas, cretinos, ignorantes e hipócritas (pocos por fortuna pero que deciden por el resto en brutal paradoja social), que en Cártama se permiten denigrar la figura y memoria de su universal artista, gloria de España, José González Marín, porque, según ellos, el artista, que murió hace más de medio siglo, no supo preveer cual sería la ideología que a estos caciques de hogaño les iba a gustar que tuviera. Pero, consuela la frase de Ghandi que reza: “No debemos perder la fe en la humanidad que es como un océano:no se ensucia porque algunas de sus gotas estén sucias”