miércoles, 21 de marzo de 2018

OJALA EXISTIESE HOY LA CODORNIZ

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                La Codorniz fue un formidable semanario satírico humorístico que dirigía Álvaro de la Iglesia en los, al respecto,  gloriosos entretiempos cuando Franco, cuyo semanario incluía en su formato una “Cárcel de papel” en la que metían de patitas como las moscas de la fábula en el panal de miel, a todos aquellos políticos merecedores en algún momento del castigo de la opinión pública. Si mal no recuerdo, y no suelo ser olvidadizo,  en ella metieron por dos veces al mismísimo Franco (el león, ¡qué leche!, no era tan fiero como lo pintan hoy) y, eso sí claro está, fueron dos veces (un mes cada una)  que sus lectores no pudieron durante cuatro semanas  leer el referido semanario  ya que por orden superior estuvo suspendido ese tiempo.

                Paradójicamente la suspensión constituía un incentivo de la cuenta de explotación de la Codorniz (“La Corní” le llamaba la gente) puesto que, sus lectores, aumentados por la expectación y el morbo,  esperaban ansiosos  su reaparición a ver qué clase de pájaros aparecían  ahora entre los barrotes de la “Carcel de papel” ya que, entonces, pero no tantos como hoy ni muchísimo menos, también había algún que otro político mangante merecedor de ir a la trena. Eso no hay más que ver como pululan por nuestra piel de toro.

                Pero, créanme ustedes, el deseo que expreso en el título de esta cróniquilla no sería posible hoy habida cuenta de la excesiva cantidad de políticos que hay, susceptibles salvo exiguas excepciones, de entrar por sus propios pies en chirona.

                Corolario:Entonces había mucho más luces y vergüenza torera. Y de la otra.