El
periódico “EL AGUIJÓN” -desde que
desapareció DAZCUÁN de Tomás Pavón, uno de los poquísimos que queda
con marchamo periodístico en la
comarca guadalhorceña-, entre otros, me acaba de publicar un artículo cuyo
título explico en la sustanciación del mismo;viene a ser de este tenor literal:
“Somos
gilipollas”, apelativo que nada
tiene que ver con los atributos genitales de de ningún señor, o señora, que
también las hay a tenor de la
explicación a que antes aludo.
Como es
frecuente, pero tirando a menos ya
que les vienen poniendo la cerreta en
casi todos los medios -estamos en la tierra de los nuevos “hidalgos”, pero a jopo escondido los tales, no
se les vea su genealogía zorruna-, un par de ilustres mancanditos han
enviado sendos comentarios con dual significado sobre los que, de inmediato, he
advertido al director del medio que yo no contesto “anónimos” que me señalen, tanto para bien como para mal, que de
todo hay.
En uno de
dichos comentarios se me atribuye “patente de corso” (pirata, filibustero,
bucanero, corsario; a ver si cae en la
cuenta gilipolla de que al escribir hay
que saber el significado de las palabras: Porque no admito réplicas anónimas a un artículo mío, que firmo con mi
nombre y los apellidos que me dieron mis padres me llaman corso, y, lo justo
para el tal es su proceder cobarde y zorruno. Probablemente sea uno de esos que
creen que solo hay bueno y justo en España la mitad zurda o zocata (ni de lo uno
ni de lo otro soy) , y, al resto “hay que echarlos a la mar, a la mar, hasta
ahogarlos en la mar…”, como
propugnada el comunista y ¿chequista? Alberti (¿de la de Bellas Artes?). Pero
la justicia no nos la mostraba Alberti, sino Antonio Machado: “Españolito
que al mundo vienes/ te guarde Dios,/ una dce laa s dos España ha de helarte el
corazón…”, o, “ Por el viso del alcor cruza errante la
sombra de Caín…”
Al que me
pregunta a que viene mi alusión en dicho artículo comparándola con Escalona, a
Leonor García Agua, eso lo voy a
desmenuzar en próximos entregas periodísticas
o en mi blog.