POESIA Y DRAMA
Yo quisiera ser mi río Guadalhorce
Que riega toda la vega de naranjos y limoneros
Desde la agarena Alhóndiga labrantía
Al bello realengo de la famosa Mesta,
Por la que, otrora, se desplazaban
Los rebaños de merinas hacia los pastos sureños
Desde la bastedad de las tierras castellanas.
España tiene una emotiva y enjundiosa Historia
Que arranca en aquella época gloriosa
De Isabel de Castilla y Fernando de Aragón
Que la hicieron de un común destino universal y,
La elevaron a dilatado Imperio de aquende y allende el mar
En cuyos confines, dicen los anales, “nunca se ponía el sol”.
Yo amaré siempre a mi España UNA, la de Isabel y de Fernando
Que hicieron gloriosa y fraterna Historia del orbe
Que España misma descubriera en aras de la humanidad,
En donde indios y españoles se parearon y crearon el único mestizaje
Que en el planeta colonizador tuvo jamás ninguna otra nación.
Y también, cómo no, me siento hijo entrañado de la Cártama que,
Pese a su humilde entidad urbana, diole al mundo entero preclaros personajes
Que hicieron pueblo y patria por donde quiera que el destino los llevara.
De Cártama fue el centurión de Emaus, el gran amigo de Cristo,
En cuya casa, la cartameña Claudia Prócula, esposa de Poncios Pilatos,
Entabló dulce amistad cristiana con Jesús de Nazaret, a quien intentó salvar
Cuando su esposo, el gobernador romano, se “lavó las manos” dejando que el voltario
Populacho condenara a muerte en Cruz “democráticamente” al Justo por antonomasia y
Liberara de morir en ella, al corrupto ladrón, el Barrabas de entonces, nefando antecedente
De las veleidades de la Historia, que con excesiva frecuencia se repite.