martes, 22 de noviembre de 2011

¿CÓMO NO OFRECER ESTOS DOCUMENTOS REFERIDOS A SU ILUSTRE PAISANO, A LOS CARTAMEÑOS?

Fue el artista de las candilejas más celebrado en su época, tanto en España como en América y África de habla hispana; quien retomó la juglaría culta y la hizo dueña de las tablas escénicas, el genial intérprete que con sólo anunciar el título de un poema al recitarlo, ya había elevado a caballero de la lírica a su autor, el hombre bueno y culto cuya amistad  se disputaban todos los artistas, eruditos, jefes de Estados y el pueblo liso y llano de dos continentes ¿cómo en su pueblo se le quita su nombre al Teatro que lo llevaba y que se  concibió en su honor por un gobierno socialista y republicano? Precísamente..., ¡quitarle su nombre a un teatro y en su pueblo natal!... ¿hay quien sea capaz de explicar tal entuerto contra un pueblo, contra la cultura y la historia de un pueblo? ¿Lo haría cualquier otro pueblo de España? Indudablemente, NO. ¿A qué altura dejan la inteligencia, la cultura y el sentido común de dicho pueblo quienes tal hacen? Lean esta crónica de época, espulgada de entre miles más,  y verán de qué  personaje cartameño estamos hablando. ¡Pobre Cártama...!