No está de más tocar, alguna vez que otra, temas más amables que los que nos ofrecen con sus hechos quienes nos gobiernan y adlátere “oficiales”, u oficiosos mercenarios de mano vuelta. O sea, cosas menos lamentables que la corrupción que anega a España desde el vértice a la base de la pirámide patria (perdón por lo de patria, hoy no es de “progre” tenerla), en la que algún arquero ha abatido la gaviota del partido de marras, mientras la rosa de otro, ya no tiene aromas de ilusiones y mantiene a esta Andalucía nuestra metida en un “puño”. Hoy que, precisamente, deberíamos hablar en toda la comarca guadalhorceña del último comunicado, cínico y brutal, de
. La idea me
ha venido a las mientes cuando, para matar el gusanillo de la saudade por no poder asistir tampoco este año a tan
entrañables fiestas, ojeaba el programa de las mismas a ver que tal y, lo primero que me entra por
los ojos es la efigie, en portada, de una hermosa mujer cartameña, como lo son todas; una de
esas miríficas guindas que Dios le puso
al finalizar la tarta de su Creación universal. Cualquiera mujer hubiese sido,
pues, ideal para ello, porque todas las
mujeres son guapas; la mujer esposa, hermana, amiga, amante…, porque todas las
mujeres son madres, incluso las que no han parido, porque el corazón
de cada hembra es una cuna que late al ritmo de nanas arrullando a un
niño. Por eso ¿qué mujer no es metafísicamente guapa…?
Pero,
independientemente de lo dicho, quien
haya elegido el modelo de mujer para portada, ha optado por una obra maestra de
la naturaleza, mi amiga, Nena. De ahí que, sin dudarlo el tiempo del primer
suspiro, me dijera: La crónica de hoy sin más remedio ha de ser para San Isidro,
sin entrar en actos feriales que ya
recoge el formidable programa oficial, y sin dejar de patentizar, una
vez
más (belleza obliga), mi admiración por Remedios Gómez
Benitez (Nena) nuestra Princesa número uno del Certamen Internacional del Café,
celebrado este año en Manizales (Colombia),
que, como la RAE
a las palabras, da al programa y a Cártama, patina, empaque y esplendor. ¡La
que estoy liando por no aterrizar de una vez llamándole a mi amiga Nena,
simplemente, ¡guapa!.
Tampoco es
cuestión de entrar a biografiar al gran
Santo que fue el campesino matritense, San Isidro, también Patrón nuestro, hoy
devocionalmente evocado. Ya lo hizo en los inicios, allá por la década de los
ochenta, mi amigo “morisco” de los
Pechos de enfrente, Pedro Dueñas, en un discurso escrito, que nos dejó a todos
los escribidores de la Hoya
cartamitana sin poder decir esta boca es mía
sobre la materia. Menudo es Pedro cuando templa caletre y arranca a
platicar.
Ahora
bien, por pureta tengo en el baúl de mi
aún fresca memoria unos vivos recuerdos de aquellos años iniciativos de las
célebres verbenas de “La
Estación ”, unas veces
en La fabriquilla, otras ante la puerta de los bares El Trimotor y Navarrete y
después, en el Mesón El Segoviano (oh
Dios que tiempos…). Solíamos bajar desde el
pueblo en una caballería con el mejor atalaje que pillábamos a
mano, porque casi siempre al retorno a
altas horas de la noche rara era la vez que alguna bella Venus cartamitana no
nos musitara mimosamente: “¿Me llevas…?” “Claro,
súbete en ese balate y yo te alzo delante de mi, porque esta yegua se espanta y
a la grupa yo no te puedo proteger y no
quiero correr riesgos…” Lo cierto es
que el Decamerón ya lo escribió Bocaccio
hace siglos y, los efluvios del pipermín, la sensual fragancia de la biznaga
de jazmines prendida en su pelo al nivel de tu faz y la salmodia de la noche estrellada, ponían
el resto.
Aprovecho
esta croniquilla salida de la emoción a flor de piel, para agradecer a mis
amigos de “AMIGOS DEL PUENTE DEL RÍO” el denuedo demostrado en
potenciar a uno de los singulares
testigos silentes de nuestra reciente, y no tan reciente, devenir
histórico, recordándole que también el viejo y abandonado puente sobre el río
Fahala es nuestro y ha contribuido no
poco en la promoción de Cártama y su relación con otros pueblos hermanos
del in terror. Pero de eso hablaremos otro día.
FRANCISCO BAQUERO LUQUE