lunes, 18 de septiembre de 2017

EL INDIANO Y LOS POLÍTICOS

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Circula aún una especie de chascarrillo cateto antiguo, que en el fondo contiene  un sentido de fabulilla con elocuente moraleja aplicable a algunos políticos (as). Viene a decir:

            Un labriego plantó  en su huerta un albaricoque  que, ya adulto, resultó saraza, es decir,  no daba frutos; todo el flujo de sabia lo  utilizaba para echar fronda, fachada, apariencias. Desesperado el labriego por la ruina  de la agricultura, decidió emigrar a América pero, previamente   cortó el albaricoque a rapaterrón; empleó, antes de irse, las ramas secundarias para alimentar un tiempo el fuego de su humero pero, no así el grueso tronco que, al marchar,  quedó tirado en un lindazo de su huerta.

            Sucedió que estando el campesino en las Américas, en una trifulca política fue quemada la imagen del patrón de su pueblo. Los parroquianos, pasados los momentos álgidos de  la revolución, decidieron  encargar una nueva imagen del patrono para renovar la tradición religiosa. La condición que les puso el imaginero era que ellos deberían aportar la madera. Daban vueltas a sus respectivos magines buscando un tronco adecuado. Uno de ellos, sugirió que se utilizara el tronco del albaricoque que, el  indiano paisano, había dejado en su huerta. Y eso hicieron: El escultor tornó el tronco en una magnífica imagen.  

            Cuando el huertano  volvió a su pueblo, ya bastante adinerado, acudió  a los renovados  actos litúrgico en honor del patrón. No más entrar al templo, lógicamente se fue a rezarle al titular, ignorando que la talla  antigua había sido quemada y reconstruida de la forma dicha.

            En cuanto el retornado le echó la vista encima al santo, se dio cuenta que, por lo que fuera, la madera de la imagen era la del tronco del albaricoque saraza que él dejó  en el huerto al emigrar. Entonces su  oración fue de esta guisa:

            “En mi huerto te crié, de tus frutos  no comí, los milagros que hagas tú, que me los cuelguen aquí”,  (cogióse   en tal instante   los huevos).



            Sin darme cuenta, cuando daba en  recordar el sucedido que antecede, sin quererlo y sin saber porqué al parar  mientes me encuentro que en quien estaba pensando y cavilando era en Rajoy, Pedro Sanchez, Iglesias, Ana Colao  y toda la caterva de cucañeros vividores que todo el mundo conoce.  Es que estos impresentables indigentes morales terminan volviendo loca a toda lña ciudadanía hispana decente.