jueves, 6 de junio de 2019

EL ABUELO Y LA VIRGEN DE LOS REMEDIOS

Arriba mi abuelo paterno, y abajo su nieto, quien esto escribe de él  

             Un  lluvioso día de septiembre, Frasquito Talento, mi abuelo paterno    (así le llamaban todos los vecinos del viejo municipio de  Cártama), cargó en un mulo, por cierto  prestado  ---sus bestias las tenían sus hijos en la besana haciéndoles de arar, --- los capachos con  frutos de su huerta cuya venta le urgía  por ser  mercancía  perecedera y llevar tres día cogidos esperando que el temporal amainara.  

              Se encaminó, el abuelo, el mulo cargado y  e´a pie, al mercado de  Málaga para vender sus verduras; al llegar a Zapata e intentar cruzar el Puente del Rey sobre  el Guadalhorce,  este iba crecido por el temporal de lluvias y, su caudal, sobrepasaba el puente en  un cuarto de metro; en su comedio, el mulo metió  uno de sus brazuelos en un boquete que había abierto la corriente,  quedando inmovilizado a merced de los elementos, y  el río cada vez más crecido.  Cuando, aterrado, Frasquito Talento pedía socorro, se le apareció entre las brumas del temporal una mujer enlutada que le dijo: "Arriero tranquilo,  que ya vienen cinco hombres que arrengaban en aquella choza,   para sacarle de su grave  situación”. 

             Llegaron esos cinco hombres de aspecto labriego y, casi en volandas, pusieron al mulo y a Frasquito en la otra orilla del río.


            Cuando  Talento intentó dar las  gracias, ya petaca en mano para echar un cigarro con  sus salvadores, éstos no estaban y, jamás, pese a sus pesquisas y gestiones, pudo saber  quienes eran ellos y  aquella enigmática señora enlutada. 

             Lo que más  alegró a aquel hombre de bien, fue  que salvaran al mulo, pues se lo había prestado  un amigo. ¡¡¡Quietas lágrimas..., cómo recuerdo al abuelo!!!

            Cuando de atardecida volvió a su casa, mientras guardaba el dinero de la venta de los frutos en un “ceretillo-caja” de cogollos de palmas, Frasquito  contó a su mujer, María Vargas Franco, el suceso de aquella mañana


            María,  sobrecogida, envió a sus cinco hijos varones y algún yerno a preguntar y averiguar por los campos de Churriana y Zapata quienes podrían ser aquellos hombres y aquella misteriosa mujer enlutada pero, ni rastro de ellos y, tras un cierto tiempo de comentarios por el pueblo, todo quedó en el más profundo misterio. 

              Rememorando el singular suceso y otros análogos,  se conserva hoy en el museo de la Virgen de los Remedios de la Iglesia Parroquial de Cártama, un dosel para el púlpito que el matrimonio regaló a La Virgen, por los muchos favores que Ésta le hacía  a un matrimonio con 12 hijos.

               El púlpito era una joya de mármol blanco, que a la Virgen regaló el dueño de la Finca Almotaje y, del cortijo Molino Carvajal, Exmo. Sr,  don José Carvajal y Hué, que fuera varias veces ministro.