domingo, 3 de noviembre de 2019

POEMA PARA UN ESPERANZADO DÍA DE DIFUNTOS



La angustia que atenaza
Cuando el tiempo de vida se  acaba,  
Y en  el reino de los cielos
       Queridos seres  están,
Sólo la puede curar
La fe en Dios, y  nada más.

Noches de insomnios eternas
Pensando  en los que se han ido
Y nunca más volverán,
Sólo las endulza Dios, y nadie más.

Vive Dios en las alturas,
En el  estrellado cielo y sobre el mar,
Y toda el  alma vive
Atenido a sus designios
Hasta que nos lleve allá.

Un cielo  estremecido  espera
Y en él,  el Dios misterio  dirá
Lo que somos y a donde vamos.
¡Y nada más…!

Lo angustioso no es lo que  espera
Sino lo que  de nosotros queda 
 En la tierra que dejamos:
 Seres queridos cuya aventura terrena no veremos.