sábado, 26 de diciembre de 2020

 

      AL PAN, PAN Y, AL VINO, VINO; Y, LA BURRA, POR LO QUE VALE, INCLUSO CON LOS AMIGOS

1.- Las circunstancia  políticas, sanitarias, económicas y culturales de España, imponen  a quien suscribe, como a cualquier español, creo,   dar por terminado el vacar navideño y reemprender en mi caso  la habitual actividad periodística  como colaborador y cronista independiente de la villa en toda la prensa malagueña y comarcal desde hace 55 años. A las hemerotecas me remito.

2.- Este periodo de silencio narrativo y de meditación serena ya pasado, ha conformado en mi espíritu una amorosa responsabilidad  en  relación a  los aspectos antes enumerados, realmente  singulares que merece la atención  crítica de cualquier español consciente de serlo lealmente y, por otro lado,  imposible de narrar en una sola entrega, por lo que es obligado  ir por partes. A tenor de ello, empiezo, hoy:

3.-  La primera noticia para mí de interés  que percibo   aparecida en este medio de manos de mi  amigo, el sapiencial filósofo, profesor  y estupendo escribidor,  Sebastián Gámez Millán,  es que mis otros  amigos, Antonio Fuentes Franco y Marcelino Marcos Miguel, han entrado a formar parte de la  peculiar y, al parecer prosocialista  Asociación Cultural, Abindarraez. Sebastián Gámez es Vicepresidente, o Secretario (no estoy seguro),  de la mentada Asociación de nomenclatura agarena.

Uno de los temas que lleva en su agenda esta Asociación,  es la restitución del auténtico  título, José González Marín,  al Teatro que fuera propuesto en 1.935 por un alcalde socialista, Antonio Vargas Franco (tío abuelo mío),  asesinado por sus correligionarios  frente populistas,  que luego llevó  a cabo  el primer alcalde de la Cártama ya jubilosamente  liberada.

 Pero, de entrada,  tal dijo Franco de Gibraltar  a Muñoz Grande que lo quería  reconquistar por  las bravas (en Cártama estuvieron acuarteladas las tropas que llevarían a cabo el proyecto patriota de Muñoz  Grande): “quieto Agustín Muñoz, y dale tiempo al tiempo, que Gibraltar caerá por su propio peso como una fruta madura” y, vean por donde vamos y, Gibraltar, aún coleando. Pues bien, todos los miembros de Abindarraez alegan la dilatoria propuesta del calibrador  Franco a Muñoz Grande: Hacerle justicia al eximio cartameño vendrá con el tiempo. Con el tiempo a falta de cuajo decisorio. Es el truco que emplea el PSOE para consumar sus hechos políticos impúdicos.

Dejemos sentado que González Marín no necesita en donde está ya de Cártama, es Cártama, como cualquier pueblo con decencia, de su ilustres Hijos predilectos que honraron y dieron prez a sus pueblos de nacencia, como José González Marín a su Cártama por la que tanto y tanto hizo y, por eso, se le vitupera después  de muerto. Lo nunca visto en lugar alguno del mundo.

¿Saben los de Abindarraez, y se preocupan de saberlo y decirlo al pueblo, por qué un alcalde al parecer  indigente intelectual le quitó el nombre de nuestro genial hombre de las letras y adalid mundial de un arte noble e hijo de nuestro pueblo? ¡¡¡Quiá, “eso lo dirá el tiempo!!!…” arguyen los ilustres asociados… Más o menos los mismos que dijeron que iban a recuperar de Navarra la Dama Ceres de Cártama, y han pasado ya tres años de tal euforia descuajada y aún está por conseguirlo los dichos tocayos, con letrado incluido que, ya, no dicen ni pío de sus ínfulas retórica

Lo  seguro es que yo, cronista independiente  de la Villa, que he hecho por ella más que todas las corporaciones juntas y sin cobrar un céntimo (ojo a esta aclaración), seguiré cantándole literariamente la “mariminga” en pro de hacer justicia a nuestro genial y eximio paisano, a mis queridos  concejales y alcalde, porque  una cosa es el afecto, el respeto y la amistad, y otra, la realidad de verdad. La burra siempre por lo que vale, sea quien sea el gitano que la vende. Seguiremos hablando porque  hay mucho trigo que ahechar para desheñarlo.